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El Impenetrable, la nueva joya de Parques Nacionales

En el corazón del monte chaqueño, una vieja estancia privada fue transformada en el Parque Nacional más grande del nordeste argentino. Es el reducto de especies amenazadas como el yaguareté, el oso hormiguero y el quebracho colorado.

Por Guido Piotrkowski (Especial). 19 de Agosto de 2018.

“El Impenetrable es como nuestra África, como nuestro Serengueti”. Quien lo dice es Leonardo Juber, guardaparque nacional y primer intendente del nuevo Parque Nacional el Impenetrable.

A pesar de que fue creado por voto unánime del Congreso Nacional el 22 de octubre de 2014, debido a complejos entramados judiciales el Estado recién pudo tomar posesión de este territorio de 130 mil hectáreas que pertenecían a la Estancia La Fidelidad en marzo de 2017. Ubicado a más de 300 kilómetros de Resistencia, la capital chaqueña, el parque es el reservorio de gran cantidad de especies.

“Es uno de los grandes territorios que están en muy buen estado de salud, con gente conviviendo con el monte en armonía, comunidades originarias como los qom y los wichi. Por otro lado, todos los elementos del mundo natural siguen estando”, explica Juber rumbo al parque, por un camino de tierra que discurre a la vera del cerrado monte chaqueño.

Un camino entre ríos

La entrada, luego de cruzar el puente sobre el río Bermejito, se anuncia con un cartel de madera que tiene al oso hormiguero como emblema del parque.

La mejor estación para visitarlo es el invierno, dadas las altas temperaturas que se registran en verano. La primavera resulta una buena alternativa también, si el visitante aguanta los 30 grados promedio. La ventaja es que hay más chances de avistar fauna, ya que en invierno los animales se resguardan más.

Hoy por hoy, los guardaparques y brigadistas trabajan a destajo para ponerlo a punto: se está armando el parque, abriendo caminos que serán la base de las áreas de uso público y picadas (sendas) que utilizan para actividades operativas y de patrullaje.

El camino troncal discurre entre los dos ríos que bañan este vergel indómito, desde el Bermejito al Bermejo, cuyo cauce fluye en el Impenetrable profundo, en el límite con Formosa. Son 50 kilómetros en los que el viajero puede detenerse en el sendero para caminar, en las lagunas para andar en kayak o sentarse a la vera a tomar mate, y en las áreas de uso común, algunas ya prontas y otras en vías de estarlo.

“A lo largo del camino pasás por todos los ambiente del parque: desde el monte seco, con sus algarrobales y viñalares, a la zona de pastizal, bañados, lagunas y el río Bermejo, un ambiente único que es lo más característico del Impenetrable en relación con el resto de las áreas protegidas del Chaco Seco. Acá es Chaco Seco pero con agua que le dan los dos ríos. Eso te da una diversidad ambiental mucho más grande que el resto de las áreas de la región”, sostiene Juber.

La diversidad al palo

Y en esa diversidad encontramos algarrobo, quebracho colorado santiagueño, quebracho blanco y palo santo, entre otros, todos árboles de maderas duras que se utilizan para la carpintería. “El Impenetrable tiene el problema del desmonte, una de las grandes amenazas de la región. Pero lo interesante es que todavía hay mucha continuidad de monte más allá del parque. Además, tiene casi todas las piezas que tienen que estar, incluso el yaguareté, el predador tope”, asegura el guardaparque. Si bien en Chaco se considera ecológicamente extinto al yaguareté porque ya no cumple la función que debería cumplir, todavía quedan unos individuos en la región. Los investigadores estiman que son unos 15, aunque nadie pudo ver ninguno. La certeza se basa en alguna que otra huella perdida y en denuncias de depredación sobre animales por parte de vecinos. Tampoco pudieron ser captados por las cámaras trampa. El guanaco sí se extinguió. “Es uno de los grandes herbívoros que desapareció, por el avance del hombre y la presión de caza”, explica Juber. Es que la caza forma parte de la cultura local, y la población rural aprovecha el monte para subsistir de esa actividad, la madera y la ganadería.

Aquí habitan animales como el chancho moro o el pecarí labiado, el tapir, el puma, el aguará guazú, el oso hormiguero, el tatú carreta, el zorro de monte y zorro gris, el ocelote, el yaguarundi y el gato birá. Son bichos difíciles de avistar en medio del monte cerrado, pero no imposible. Los guardaparques y brigadistas afirman que han visto de todo, desde tapires a osos hormigueros, incluidos pumas.

Además, el monte cerrado y el extremo calor brindan las condiciones esenciales para serpientes varias. Están la temible yarará y la cascabel, que son venenosas, y las hay inofensivas como la lampalagua o vizcachera. Pero a no preocuparse: no es frecuente que piquen, y aún así, por aquí cuentan con el antiofídico. “El parque tiene su suero y simplemente se procede a evacuar y llevar a los centros asistenciales cercanos”, detalla el guardaparque.

El Impenetrable es, también, un sitio ideal para observadores de aves. Hay unas 300 especies entre las que se destacan los rayadores, el majestuoso yabirú, el loro hablador, más de diez clases de carpinteros, el jote real, el águila pescadora y la garza mora y blanca, entre otras.

El Impenetrable es, en definitiva, un vergel para seguir protegiendo nuestros ecosistemas.

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