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Describen las prácticas de los selk´nam para cazar guanacos

El frío ha sido intenso durante la semana (…) Hay 17 hombres en el lugar, lo que es un número inusualmente pequeño. Catorce hombres estuvieron fuera por cinco días y sólo cazaron cinco animales. Dos noches acamparon en el monte sin abrigo alguno. Una noche fueron empapados por una fuerte lluvia, pero gracias a Dios, están todos de regreso, pero habiendo sufrido muchas penurias, que son ciertamente grandes. Su práctica es la de traer a su casa la mejor parte de esos animales, de modo que, cuando están afuera, usan la cabeza y partes huesudas. También se limitan a dos comidas por día: una es lo primero que hacen por la mañana y la otra cuando regresan al campamento por la noche” (Tomas Bridges. Los indios del último confín).

A esta descripción, Bridges añadió las prácticas a las que recurren los selk´nam en sus cacerías de guanacos: “La extensión de tierra que atraviesan siguiendo a sus perros es sorprendente y llegan a estar muy esparcidos; la maravilla es cómo se las ingenian para encontrarse de nuevo en su campamento temporario en la noche, aunque a menudo ésta ya ha avanzado mucho antes que lleguen los cansados y cargados cazadores. Por cierto, esta gente demuestra gran fortaleza, persistencia y energía al perseguir su caza, sea de guanacos en el monte, sea de lobos en el agua”.

El asombro que causó entre los europeos que llegaron a Tierra del Fuego fue mayúsculo, al ver la capacidad que tenían los nativos para sobrellevar contingencias y que resultaban imposibles para los forasteros. Se trataba de una adaptación milenaria a las condiciones naturales del lugar, que les permitía disponer de recursos para la subsistencia.

Bridges indagó sobre las rutinas de caza de los selk´nam que residían en Harberton y escribió: “La semana pasada, un grupo grande fue hacia el Oeste en busca de guanacos y durante la primera noche cayó una fuerte nevada. Ese día cazaron tres guanacos”. El segundo día continuaba nevando y la caza fue nula, y decidieron quedarse en el campamento el tercer día. Al cuarto día decidieron regresar. “Estaban todos mojados hasta los huesos y para evitar la nieve hicieron un largo rodeo por la playa y tuvieron que chapotear con el agua hasta la rodilla en el mar (…) estaban muy agotados cuando llegaron aquí”. El asombro por la proeza de los nativos lo lleva a Bridges a culminar su relato con un “¡Bravo, fueguinos!” (op.cit.).

Fuente: http://www.eldiariodelfindelmundo.com/noticias/2017/07/07/72848-describen-las-practicas-de-los-selknam-para-cazar-guanacos

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