El tramo del río Paraná que se extiende hacia el norte de Bella Vista, nos ofrece una variada pesca, con las especies más destacadas como los dorados y los pacúes, una combinación que seduce a todos los pescadores.
Pensar en la pesca de los pacúes, es imaginarse una pesca con incertidumbre, ya que el comportamiento de esta especie es muy sensible a los cambios naturales de temperatura, altura y claridad de las aguas, el clima y, a veces, lo que en días anteriores es una pesca firme, puede modificarse sustancialmente en escasas horas. Por ello, es una especie requerida cuando su pique se da, y los aficionados se apuran para ir en busca del lechón del río, ya que saben que esto no es algo que durará para siempre.
Hugo Viccini, en Bella Vista, es uno de los guías que más ha estudiado los pasos y comportamientos del pacú y, aún así, hay veces en el que el pez se pierde, y cuesta dar con su pique.
Cuando Hugo me llamó, me anticipó que tenía dos días libres en la semana, y que sería bueno aprovecharlos. Así fue que organizamos el viaje junto a Ricardo Dicicco, desde Santa Fe a Bella Vista. El único inconveniente que atentaba contra nuestras ilusiones era el clima, ya que para los dos días escogidos, se pronosticaban lluvias… en fin, al mal tiempo buena cara, y salimos con las esperanzas intactas.
El viaje… un poco más largo
Desde hace unos meses, el puente sobre el arroyo Santa Rosa, que une Esquina con Goya, está caído, y por ello tuvimos que tomar la ruta 127 que cruza la provincia de Entre Ríos (en estado lamentable y peligroso), hasta Las Cuatro Bocas, sobre la ruta nacional 14, y desde este punto girar hacia Mercedes (tramos de ruta rota y parte que se están arreglando), cuando llegamos hasta Desmochado, sobre la ruta 12, giramos a la derecha y tras unos kilómetros llegamos a Bella Vista. En total desde Santa Fe son 590 km, de un viaje que antes insumía 430 km (por la ruta 12, hoy cortada).
Arribamos a la noche, y nos reunimos con Freddy Feyen, Director de Turismo de Bella Vista, con quien conversamos sobre los atractivos que tiene esta bella ciudad y sobre su potencial turístico. Tras una entretenida cena, nos fuimos a descansar, ya con las primeras gotas de lluvia cayendo sobre la región.
Tal como estaba pronosticado, la lluvia regaba la mañana y fuimos al encuentro de nuestro guía a la bajada de El Viejo Muelle. Gracias a la embarcación cabinada que tiene Hugo Viccini, la jornada la íbamos a desarrollar sin ningún problema, y afortunadamente así fue. Junto a nosotros también se sumó “Chocolate”, el ayudante que tiene Hugo y quien también realiza excursiones de pesca.
Con lluvia, pero bien refugiados en la cabina de la lancha, iniciamos la navegación hacia el norte. El primer objetivo era tratar de pescar algunos dorados con carnada, sobre los veriles del Paraná. Después, íbamos a intentar con los pacúes en la modalidad anclados y, si mejoraba el clima, podíamos llegar a realizar algunos ensayos al golpe.
Dorados
Llegamos hasta una zona de veriles, que Hugo conoce perfectamente, y con carnada natural (morenas) comenzamos las bajadas. La lluvia persistía, pero no había viento, lo que no complicaba las pasadas. En una de las bajadas, siento la llevada brusca en mi caña, dejo salir un poco de multifilamento, freno el reel, y paro la caña. ¡Dorado! Que salta y contrasta con el gris del día. Primera captura y las esperanzas de que, aún con mal tiempo, el pique de los tigres del río estaba firme. Tras unos minutos acercamos al dorado para las fotos y las filmaciones. Devolvemos el pez al agua y a seguir probando. Varias pasadas nos dieron otros piques pero de dorados medianos que nos mantuvieron entretenidos.
Nos movimos de lugar, y Hugo sugiere que probemos en la modalidad de bait, en una isla semi hundida que mostraba muchos palos. En este sitio, con un lance perfecto, Hugo logra un hermoso dorado que impuso toda su furia en cada salto. ¡Espectaculares imágenes que decoraron una mañana sin nada de sol! Tras unos minutos de intensa pelea, y con la necesidad de retirar la lancha de la zona de palos para que el pez no se enrede en los mismos. Pudimos izar a la bestia a la embarcación. ¡Al mal tiempo buena cara! Repetía nuestro anfitrión, mientras posaba con su hermoso dorado para las fotos. Devolución, y con el espíritu renovado aceptamos el convite de ir en busca de otra de las preciadas presas que tienen Bella Vista: el pacú.
El pacú
Una pesca tan apasionante como la presa, la búsqueda del pacú tiene sus secretos y, Hugo Viccini, en estos años, se ha encargado de ir develándolos, aunque a veces este pez desaparece y cuesta dar él. Como decíamos, cualquier cambio en las condiciones de los factores naturales puede incidir en el comportamiento de esta especie y, en esta jornada, la incógnita era aún mayor, ya que no había sol y la lluvia siempre tiene una incidencia negativa. Así y todo, Hugo nos decía que mientras la comida y la claridad del agua se mantengan en los ambientes elegidos podíamos llegar a dar con este preciado trofeo.
Así fue que primero lo intentamos pescar anclados, lanzando con un plomo de unos 40 gramos, anzuelo pacusero 4/0, un pequeño líder de acero, y encarnamos con bolas de masa saborizada elaboradas por el guía. Buscamos en varios puntos, pero las respuestas solo se daban de bogas y salmones de pequeño tamaño. Recorrimos unos cuantos puntos y Hugo no se daba por vencido. En uno de los sitios elegidos, llegó la primera alegría: Ricardo que estaba probando con dados de sábalo, tuvo una llevada franca y, tras la clavada, la silueta redondeada de un pacú rompió la monotonía de la siesta. Esta situación indudablemente que despertó en todos las esperanzas. Aguardamos unos minutos más a ver si teníamos suerte, pero no logramos otro pique. Inmediatamente, nuestro guía, sugirió que naveguemos unos minutos hasta un sitio que no podía fallar.
Nos detuvimos en una zona de muchos árboles sumergidos, palos, y ramas, que seguramente podían esconder sorpresas. Hugo nos destacaba que debido a la gran bajante, los pacúes no tienen árboles cerca de la costa para alimentarse de las flores o frutos que éstos despiden, por lo tanto, hay que buscarlos en zona en donde hay muchas ramas y árboles sumergidos, los cuales se llenan de conchillas, y es esto lo que está comiendo el pacú.
Lanzamos y aguardamos el pique. De pronto siento en mi caña dos toques seguidos y, tras ellos, la llevada firme. Dejo correr unos metros de multifilamento, y provoco la clavada firme, y en el extremo la pesada fuerza de un lindo pacú. ¡Vamos que este es bueno! Dice Hugo y comienzo a pelear con el pez, siento en mi multifilamento como la presa pasaba por entre los palos del fondo, hasta que, en un momento, sucede lo imaginado: el pez logra enredarse en los palos del fondo. No nos dio tiempo ni siquiera de mover la lancha hacia el medio del río.
Sensaciones encontradas: tristeza por el pez perdido, alegría porque la especie estaba activa, aún con el mal tiempo. Así fue que sin tiempo para lamentos, Hugo decide que hagamos pesca al golpe sobre esta costa: “seguramente vamos a tener varios piques…” afirmaba.
Largó la lancha a la deriva y con las bolitas de masa, con reeles de baitcasting, empezamos a golpear la costa. No hicimos ni 30 metros, que prendo un ejemplar yo y, tras eso, Hugo clava otro más grande: ¡doblete de pacúes! Y la alegría de todos que no cabía en la lancha. Pelea, emoción, nervios, hasta tenerlos sobre la embarcación. Dos pacúes medianos, abrían lo que iba a ser una tarde repleta de piques de la especie. Realmente emocionante, porque sabíamos que la cosa no estaba fácil y, sin embargo, nuestro gran río, nos premiaba.
Fue una sucesión de piques, fotos, gritos, abrazos e inmensa alegría. Ya con la tarde llegando a su fin, y de regreso a Bella Vista, Hugo nos propone volver a pasar por los palos y hacerles unos “tiritos” al dorado: ¡cierre sensacional!, con una mole dorada que tomó el señuelo de Hugo y que redondeó un día que, en la previa, parecía complicado, pero con fe y esperanzas lo sacamos adelante logrando el objetivo.
Regresamos a la ciudad para festejar por la noche con una cena inolvidable con comidas regionales, con el intendente de la ciudad Walter Chávez, un ballet local y un grupo musical chamamecero con quienes brindamos en el restaurante La Querencia.
Bella Vista no solo es pesca, sino también excelente gastronomía, cultura, buenos alojamientos, agradable atención, y muchos atractivos para toda la familia.
Segundo día, cierre perfecto.
La lluvia continuó toda la noche, y a primeras horas de la mañana parecía que las condiciones no iban a mejorar, hasta que cerca de las 9 el cielo comenzó a limpiarse y salió una mañana ideal a puro sol.
Ya con el dato del día anterior, sin dudarlo, navegamos hasta la zona en donde habíamos tenido todos los piques de pacúes. La verdad que hacía mucho tiempo que no teníamos tantos piques y capturas de pacúes: más de una veintena de piezas subidas a la lancha y devueltas, y otras tantas que ganaron la batalla y se escaparon, fueron el delirio de una mañana imborrable.
Ya con todo el material registrado, Hugo nos sugiere despedirnos con algunos lances en baitcasting entre los palos en donde él había sacado su gran dorado: resultado, ¡otro hermoso lingote que se abalanzó sobre mi señuelo Colony sabalito de color verde, y que sirvió para cerrar una jornada y media a pura alegría!
Pacúes y dorados en Bella Vista, una pesca que jamás olvidaremos y que, sin tener las mejores condiciones climáticas, pudimos realizar.
Algunos consejos: si va a pescar pacúes con multifilamento es importante utilizar un líder de fluocarbono de 0,50 mm, o bien realizar la pesca con nailon de buena calidad, ya que los pacúes buscan meterse entre los palos, y muchas veces terminan por cortar las líneas. Especialmente cuando estos palos sumergidos están llenos de conchillas filosas. Con el fluocarbono se minimizan estos riesgos y, si pescamos con nailon, debe ser mínimo de 0,40 mm, de muy buena calidad.
Equipos que podemos utilizar para la pesca al golpe: reeles de baitcasting, o bien reeles y cañas de spinning, ya que el peso de las bolitas de masa no es importante y con un reel frontal se mejora el lance.
Todo lo demás queda en manos de nuestro amigo Hugo Viccini, y de la naturaleza maravillosa que posee esta región, que desde hace ya varios años nos regala jornadas de pesca ¡inolvidables!
Hugo Viccini “El Aguará” Pesca: Lanchas amplias, una de ellas cabinada, alojamiento en hotel o cabañas, pesca de dorados, bogas, surubíes y pacúes, atención personalizada. Atención especial a grupos de pescadores (03777) 53 72 92.
Facebook: Hugo Viccini