Por Martín Godio.
La munición es fundamental para el desarrollo de
las armas modernas, desde hace casi 200 años. El desarrollo de las armas de
fuego modernas está íntimamente relacionado con el desarrollo de su munición.
Casi todos tenemos tendencia a coleccionar todo tipo de cosas, juguetes y figuritas, cuando niños. Al crecer coleccionamos discos, relojes, joyas, autos, etc., según nuestros intereses y posibilidades. Pero, coleccionar es más que juntar cosas, siempre hay un sentido detrás de cada colección. Coleccionar munición en mucho más que juntar balas y cartuchos, es meterse en un universo apasionante, profundamente ligado con el desarrollo de las armas y con la historia del hombre. Es imposible pensar las armas modernas sin considerar su munición. ¿Cómo pensar en la pistola Luger, sin el 9mm? O pensar en el Winchester 92, sin el .44-40; o nuestro Remington Patria, sin su cartucho .43.
Cada arma está ligada a uno o más cartuchos, sin los cuales probablemente nunca hubiera existido.
Los cartuchos
Hubo que esperar cientos de años hasta que apareciera el primer cartucho que contuviera todos los componentes necesarios para el disparo. Durante años, bala, pólvora y iniciador se usaban por separado o juntos, pero incompletos como los cartuchos de papel de los rifles de chispa.
El laborioso desarrollo de los cartuchos fue evolucionando con bastante rapidez desde la idea de Flobert, que permitió lograr los primeros cartuchos de fuego anular. Luego, los cartuchos de papel, y los desarrollos por Lefaucheux, fueron necesarios para lograr los cartuchos de escopeta que hoy utilizamos y establecer la base para todos los cartuchos modernos.
Entonces, ¿cómo separar la historia de los cartuchos de la de las armas?
Colecciones
El coleccionismo de munición tiene muchas facetas. Hay colecciones variadas, con todo tipo de cartuchos, diferentes calibres de arma larga y corta, buscando tener un ejemplar de cada calibre existente. Otros prefieren colecciones temáticas, de cartuchos obsoletos, cartuchos militares, etc. Hay quien prefiere coleccionar calibres determinados, ya sea por su importancia histórica, por su rareza o porque son los que utilizan sus propias armas. Otros coleccionan artículos relacionados como cajas, vacías o llenas, fulminantes, latas de pólvora, etc.
No importa qué tipo de colección sea, lo fundamental no son cartuchos mismos, sino su significación para el coleccionista. Cada cartucho tiene una historia que llevó a su creación o que se vio influenciada por su presencia. Cada cartucho está ligado a una historia, si sabemos buscarla. Esa es, para mí, la parte más apasionante del coleccionismo de municiones. Buscar el origen de cada cartucho, las circunstancias históricas que rodean su creación, usuarios famosos, armas raras que lo utilizaron, soluciones a problemas logísticos, etc. El cartucho es más que una pieza de colección es un testigo de la historia.
Piezas especiales
El coleccionismo nos depara sorpresas muy gratas. En ocasiones aparecen piezas especiales de interés histórico, tuve el gusto de ver dos de ellas hace unos meses.
La primera pieza fue un cartucho 8mm que parecía de lo más común. Era similar al famoso 8mm Moisin-Nagant ruso. Sin embargo, las medidas no coincidían y eso despertó una investigación en foros internacionales y expertos locales.
La consulta a expertos permitió identificarlo como un raro 8mm Nagant. Según se sabe estos cartuchos llegaron a nuestro país allá por 1889, para las pruebas de un nuevo fusil para nuestras fuerzas armadas. De esas pruebas salió ganador el fusil presentado por Máuser y llevó a la adopción del Modelo 1891.
Del rifle que León Nagant envió desde Bélgica, poco se sabe, se perdió en el tiempo. Sin embargo, un centenar de sus cartuchos apareció allá por 1990 entre los coleccionistas locales. Este es uno de ellos.
Otro cartucho increíblemente raro, que pude tener en mis manos fue un raro .43 Remington coiled. El calibre no es especialmente raro en nuestro país, ya que fue utilizado por nuestros Remington Patria desde 1870 hasta la adopción del nombrado Máuser 1891. Lo que lo hace especial es la forma en que está construido. Cuando se comenzó a desarrollar la munición moderna, los primeros cartuchos eran de papel, pero no funcionaban muy bien con balas. Con el tiempo se encontró una solución bastante práctica que consistía en utilizar la base del cartucho de papel, pero con el cuerpo de la vaina construido con dos vueltas y media de “papel España”, es decir con una lámina de bronce. Estos cartuchos fueron populares entre los calibres ingleses de fines del Siglo XIX, pero muy raros en otros calibres. Este cartucho fue un misterio hasta que una consulta al experto adecuado, mostró que era un cartucho de especial interés. Este raro .43 Remington coiled fue hecho en Gran Bretaña para ser utilizado en las ametralladoras Gatling provistas en 1864, a la Marina Peruana. Estas ametralladoras iban montadas en los Monitores, barcos a vapor, copia de los monitores de EE.UU. Estas embarcaciones y, especialmente las ametralladoras Gatling tuvieron especial desempeño en la Guerra del Pacífico entre Perú y Chile. La más notable estas embarcaciones fue el Huáscar, que se desempeñó en varias batallas hasta ser capturada por la marina chilena que lo tomó como propio para el resto de su vida militar. En resumen, un raro cartucho con ilustre desempeño, del que solo unos pocos aparecen de vez en cuando.
Legalmente
Para ser coleccionista deberá registrarse en el ANMAC. Primero debe ser legítimo usuario y deberá poseer una colección compuesta por no menos de 100 cartuchos de colección de distintos calibres o 250 entre cartuchos y puntas o 500 cartuchos, puntas y estampas de culote.
El coleccionista debe hacer un inventario de las municiones, proyectiles y/o otros elementos, como cuerpos de granadas, bombas aéreas, proyectiles de artillería, etc. Todo material de colección deberá necesariamente carecer de la carga explosiva, detonante e iniciadores. Se deberán cumplimentar las medias de seguridad relacionadas con el almacenamiento y guarda del material de acuerdo a la legislación vigente.
A.A.C.A.M.
Para cualquier coleccionista, la Asociación de coleccionistas de Armas y Municiones, (A.A.C.A.M.) es fundamental. Esta es, en realidad, un increíble grupo de amigos que comparten sus gustos. Pude visitar su sede en calle México 1420. PB Dto.4, en CABA.
En sus reuniones de los viernes a la noche, se puede conversar con expertos, compartir información, comprar cartuchos de colección, consultar la biblioteca o charlar un rato, siempre con gente dispuesta a ayudar y compartir sus conocimientos.