El tradicional pesquero paceño, nos deleitó con sus buenos dorados, tanto en baitcasting como con carnada. Un buen momento para aprovechar las bondades entrerrianas.
Por Ariel Robledo
La primavera tiene vaivenes en lo climático, podemos disfrutar de días espléndidos, como así también de otras jornadas desapacibles. Lo bueno, es que los pescadores se animan un poco más salir al río, en busca de piques, ya que la temperatura también ayuda.
Lo que fue un invierno prolongado, y con escaso trabajo para muchos prestadores de servicios, con la llegada de la primavera comienza a revertirse, y por suerte en el río, los piques están presentes, lo que anima aún más a los aficionados.
Con esta premisa viajamos hasta La Paz, en donde Aníbal Bähler, nos esperaba con todo listo para disfrutar al máximo de la pesca. Cargamos equipos para baitcasting y también para usar carnadas naturales, ya que si los plásticos no surtían efecto, probaríamos con morenas en la zona de bancos de arena y veriles sobre el Paraná.
La mañana se presentaba bien fresca, por lo que cargamos las camperas y con un buen mate caliente, iniciamos el derrotero hacia los pesqueros ubicados al norte.
La claridad del agua permitía el uso de señuelos, por lo que primero íbamos a probar en las costas con mucha correntada con artificiales de media agua y, luego, según los resultados, iríamos testeando distintos puntos.
Llegamos a la zona de pruebas y alistamos los equipos, con cañas de bait de 10-20 libras, reeles tipo huevitos cargados con multifilamento de 0,28 mm.
Utilizamos señuelos tipo minnows, también Shadow de Gozio, Rapalas Magnum, y probamos con Power Minnows de Marine Sports. Los piques se daban en señuelos de colores blancos con detalles en rojo, también verdes y anaranjados sufrieron algunos ataques.
La mañana que parecía iba a ser de pleno sol, se fue nublando, y las nubes nos ofrecieron una jornada gris, que solo se iluminaba con los destellos de los dorados.
En un momento Aníbal nos sugiere cambiar de costa, ya que por donde veníamos probando conseguíamos piques muy esporádicos.
Navegamos lentamente tratando de no hacer demasiado oleaje con la lancha. En un momento vemos actividad de garzas en la costa y decidimos probar en ese sector.
Justo la corriente chocaba contra la costa que tenía barrancas, palos y otros accidentes naturales que generaban mucha oxigenación, y en donde seguro los dorados estarían cazando.
Hago un lanzamiento largo, y tras dos vueltas de manivela, mi señuelo acusa un feroz ataque de un bello dorado que rompió con las presas chicas. ¡Doradazo! grita el guía, e inmediatamente trata de sacar la lancha de la zona de palos.
Una vez en medio del río, disfruté de los saltos de este excelente ejemplar, que se llevó todas las fotos y los aplausos. Tras los retratos, la devolución y a seguir pescando en esa costa.
Esta vez le tocó a Martín Rodríguez, sumar un dorado más, con un señuelo verde de Don KB. La mañana iba tomando un lindo color, y tras la devolución, otro pique en la caña de Aníbal.
Con casi una decena de capturas paramos para almorzar, y nuestro anfitrión, nos invita a que por la tarde hagamos una derivas en los bancos, en busca de algún dorado grande o quizás algunos surubíes.
Tras una larga sobremesa cargada de chistes y anécdotas graciosas, retomamos las pruebas. Esta vez, utilizamos los equipos dispuestos para pescar con carnada. Empleamos aparejos corredizos con plomos entre 30 y 40 gramos, líder de acero y anzuelos Maruseigo 30.
Empezamos las caídas, pasando por extensos veriles que nos dieron varios piques de manduvés, algunos moncholos, y pequeños cachorros de surubí, que mostraban su panza llena de barro, síntoma que aún estaban bien apoyados en el fondo. Esto indudablemente augura un linda temporada de pesca de los surubíes en toda la zona, ya que el agua todavía estaba fría y conseguimos varios piques.
El clima fue empeorando, y las nubes empezaron a desprender algunas gotas, por lo cual, decidimos emprender el retorno a La Paz. De paso testeamos algunos palos y barrancas con piques de dorados pequeños, pero que cerraron una jornada gris, pero a puro oro.
Mientras navegábamos Aníbal me comentaba que la zona por donde pescamos era El arrastradero, un pesquero que tanto en su costa como en la zona de veriles, siempre paga al pescador, y a veces con trofeos increíbles.
Por la noche cerramos con un cabrito a la parrilla en el complejo Las Palmeras, un emprendimiento en donde nos sentimos como en nuestra propia casa.
La Paz, volvió dar su imagen de excelente pesquero, lo hemos visitado en distintas épocas, con diferentes condiciones del clima y el río, y jamás nos defraudó, uno de los sitios más regulares para la pesca que tiene el Paraná.
Informes: Agradecemos las atenciones del Complejo de cabañas Las Palmeras. Ubicadas muy cerca de las termas, con un amplio parque, atención personalizada, cabañas para 2, 4 y 6 personas, piscina, vajilla completa. (03437) 154 84 494 – (0343) 154 05 19 71
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Aníbal Bahler: Excursiones de pesca con lanchas totalmente equipadas, pesca con carnada, señuelos y mosca, asado en la isla, atención especial a grupos de pescadores. Tel. +54 9 343 741-6222
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