Gabriel Luis Paccioretti – gpaccioretti@yahoo.com.ar
Con una enorme fama muy bien ganada, aquí hablaremos de un gran río chubutense que, a pesar de la invasión del alga dídimo, mantiene intactos todas las dotes con las que supo ganarse su gloria y notoriedad.
En un marco de belleza indescriptible, este emblemático río truchero brinda decenas de matices y muchas posibilidades para los mosqueros de “paladar negro”, aunque también es una espectacular escuela para los que dan sus primeros pasos en la pesca con mosca. Truchas arco iris en cantidad, marrones de buen tamaño, fontinalis cerca del lago… y la figurita difícil: salmones del atlántico.
EL RÍO
El Carrileufú o Carrileufu es un importantísimo río para la pesca con mosca, tanto en términos técnicos como piscatorios, que se encuentra en el noroeste de la provincia del Chubut, más precisamente en la localidad de Cholila, en la llamada Comarca Andina del Paralelo 42.
Este curso pertenece a la cuenca del río Futaleufú que, a través del río Yelcho, desagua en el Océano Pacífico atravesando el territorio chileno. Estamos hablando aquí de una de las muy pocas cuencas argentinas de vertiente pacífica, rara excepción al criterio general de demarcación de límites entre ambos países conocido como de “divisoria de aguas”. A Chile le correspondían las cuencas pacíficas y a la Argentina las atlánticas, pero gracias a la votación de los pobladores de la zona quedó definitivamente para nuestro país a principios del siglo XX.
Este espectacular río, realmente emblemático para la pesca con mosca argentina, nace a los 547 msnm en el lago Cholila, en la zona cordillerana cercana a la localidad homónima. Baja entre cerros boscosos hacia el valle que comparte el mismo nombre del lago y del pueblo, para morir finalmente en el lago Rivadavia a los 527 msnm.
Este maravilloso curso admite muchas caracterizaciones y divisiones para su análisis, pero aquí no tenemos intensión de hacer sesudos exámenes que sólo les interesan a los agrios expertos. Y, dado que sólo nos interesa ponerlo en conocimiento de los que recién empiezan, nos remitiremos a lo más simple: una sencilla descripción de sectores de más fácil acceso.
CERCA DE LA BOCA
A unos 20 km más o menos al oeste de Cholila, se accede al lago, una zona paisajísticamente incomparable, con lodges de pesca de nivel internacional, hotelería de alta gama y un camping que, a entender de este viejo acampante, es uno de los mejores del país, tanto por su ubicación como por sencillez, limpieza y atención. Pero vamos a lo que nos interesa: la pesca en el Carrileufú.
La boca propiamente dicha es generalmente azotada por los vientos, lo que hace compleja su pesca para los novatos. Y, a decir verdad, no tengo recuerdos relevantes en términos cualitativos ni cuantitativos. Pero lo espectacular viene aguas abajo, luego de la desembocadura del arroyo Pedregoso (unos 100 o 200 metros de la boca) donde están los primeros pozones y correderas cargadas de muchas truchas y salmones que pueden verse con los anteojos polarizados desde la barranquita del camping.
Frente a la desembocadura del Pedregoso hay unos rápidos relativamente playos que paulatinamente ganan profundidad para generar una corredera honda que se convierte en un pozón en curva con troncos sumergidos. Allí hay muchas truchas y generalmente también salmones que no son fáciles de pescar, pero tampoco imposibles.
Las truchas responden muy bien a todo tipo de ninfas y streamers bien presentados con líneas de hundimiento, teniendo cuidado con los troncos que provocan enganches… pero no se preocupe: luego de perder algunas moscas se aprende a calcular para evitar las pérdidas.
Los salmones los hemos pescado siguiendo los consejos que nos dieran Mario D´Andrea y Daniel Wegrzyn, gente que nos honra con su camaradería. La primera opción que nos dio muy buen resultado fue usar líneas wet tip o de hundimiento con Wooly Buggers lastradas chicas (#8 o #10) pero haciendo derivas prolijas como si se trataran de ninfas… si, leyó bien: “ninfeándolas”. La segunda opción fue con líneas wet tip con moscas Wolly Worms y Soft Hackle bien lastradas, también con derivas largas y tratando que revoten en el fondo del veril opuesto a la barranca del camping. También anduvieron muy bien pequeñas ninfas de midges en anzuelos #18 o #20, obviamente con tipets finos.
Frente al camping hay un brazo que parece ser un antiguo curso, que varía su caudal dependiendo de la altura del río principal (inclusive hubo años que lo he encontrado casi seco). Con un buen nivel de agua suele deparar muy gratas sorpresas en la laguna que se forma contra la pared de roca opuesta al camping, y en el tramo final donde vuelve a ingresar al río. No deje de revisarlo porque puede encontrar allí truchas interesantes.
Al pozón del camping le siguen unos largos rápidos que dan buena pesca, y luego otra curva profunda con troncos. Y en los próximos 300 o 400 metros se repite esta sucesión de correderas y pozos, todo muy rendidor si se pesca prolijamente, pero hay que hacerlo con cuidado porque el río es caudaloso y traicionero: si se es imprudente se puede terminar arrastrado a un pozón o corredera profunda… recuerde que no es fácil nadar con el wader puesto. En el mejor de los casos, se mojará y pasará un mal momento, sobre todo si hace frío… y ni hablar si pierde su caña.
Habrá visto que hicimos hincapié en la pesca prolija, y esto tiene una sencilla razón: este primer tramo está a la mano de mucha gente que lo aporrea permanentemente con todo tipo de moscas, por lo que las truchas y salmones ya saben leer y escribir. Pero no se deje amedrentar porque basta con poner atención en el control de la línea para que el artificial derive lo más naturalmente posible. No creo que sea cuestión de qué modelo de mosca usar sino cómo usarlo.
JUNTO AL CAMINO
A grandes rasgos, y más allá de alguna que otra curva, el río dibuja una gran “L” con dos partes bien marcadas: la primera mitad es más o menos recta desde el lago hasta la laguna donde el camino público se separa del río, mientras que la parte restante va convirtiéndose paulatinamente en meandrosa y de aguas más tranquilas que discurre por fincas y campos con pocos accesos públicos.
Desde que el camino público que lleva hacia el lago se topa con el río (junto a una laguna repleta de juncos) hasta la boca, el río corre paralelo a la ruta y es de fácil acceso, y de ingreso libre en casi todo el trayecto. Allí se puede pescar sin mayores inconvenientes e, inclusive comer un asado o hacer picnic con la familia, pero siempre teniendo presente su uso responsable: TENER CUIDADO CON EL FUEGO y llevarse toda la basura que se generó… en el lugar sólo deben quedar cenizas mojadas y sus huellas en el piso.
Este sector es muy bueno para principiantes, no sólo por el fácil acceso sino por porque tiene muchas truchas al alcance de cualquiera que sepa lo mínimo. Y para quienes puedan contratar flotadas de pesca, tendrán una experiencia paisajística maravillosa… además de buena pesca, por supuesto.
MEANDROS
Este último tramo es de más difícil acceso, dado que corre lejos de la RP71 y tiene pocos caminos públicos que llegan a él, por lo que tiene mucha menor presión de pesca (obviamente la excepción es la zona urbana de Villa Lago Rivadavia, pero está marcada por la sobrepesca). Y, como ya dijimos, es mucho más meandroso y lento.
En esta parte del río la pesca me ha resultado muy distinta a los sectores comentados con anterioridad, tanto por el escenario como por las capturas. Ya sea vadeando o en flotadas, hay una abundancia notable de arco iris y marrones que toman muy bien todo tipo de moscas. Para resaltar es la pesca con grandes moscas secas atractoras desde las balsas que, cuando el guía es experimentado, suelen ser sumamente rendidoras con un buen promedio de tamaño.
Por lo expresado en lo que va de este subtítulo, aconsejamos contratar flotadas para aprovechar todo el potencial de este sector, que es realmente muy rendidor, en una jornada de tipo extensiva para recorrer todo el tramo en cuestión. Pero si se puede ingresar para vadearlo (los que se hospedan en Valle del Carrileufu tienen excelentes accesos en campos propios) tendrán la posibilidad de disfrutar de pescas más puntuales e intensivas en pozones que son espectaculares.
DIDYMO
Esta maldita alga, verdadero castigo de los dioses, se ha enseñoreado en la zona desluciendo la estética de estos maravillosos ríos, aunque no ha afectado en nada a la calidad de su pesca. Hasta hace unos años, eran cursos prístinos de aguas trasparentes que dejaban ver las piedras de su fondo, aún con varios metros de profundidad.
Actualmente, el Carrileufú se haya especialmente afectado en su parte baja, la que describimos en tercer término. Allí hay sectores donde ya no se pueden observar las brillantes piedras de su lecho y sólo se ve el lento ondular de esta peste… una verdadera lástima que estruja el corazón de todo buen pescador amante de la naturaleza.
Pero hay que decir que, gracias a Dios y pese al temor que se tenía cuando comenzó esta calamidad, la infestación del alga no ha afectado en nada la pesca. Esto lo hemos constatado personalmente, y coincide con los informes recibidos de los guías locales y pescadores visitantes. También hemos sabido de estudios realizados por universidades chilenas que convalidan estas observaciones.
UNA VILLA…
Villa Lago Rivadavia (también conocida como La Bolsa) es la localidad ubicada sobre la Ruta Provincial 71 a 15 km de la localidad de Cholila y 4 km a la entrada al Parque Nacional Los Alerces. Se trata de una tranquila aldea de montaña dedicada al turismo y la actividad ganadera y a la agricultura a pequeña escala (fruti-horticultura).
Si se viaja con la familia, se puede disfrutar de cabalgatas, excursiones, circuitos de trekking… pero, como es evidente, su punto fuerte es la pesca. Recalando en esta villa se tiene gran cantidad de pesqueros excepcionales en un radio no mayor a los 40 km y, sobre todo, poder pescar todo este maravilloso en sus diferentes sectores.
Por nuestra parte, para hacer este informe fuimos invitados por Turismo de Chubut, gracias a los oficios de Ana Laura Arrechea, que nos presentó a Débora Finkelstein, titular de Hotel de Campo Valle del Carrileufu, en la villa citada. Y esto merece un párrafo aparte…
Débora, retirada ya de su actividad académica, ha elegido el trabajo en el rubro como una verdadera opción de vida, y no sólo para sí sino también para promover el estilo de vida. Algo llamativo para una docente e investigadora de las Ciencias Sociales. Allí reina el buen gusto y las comodidades, pero más allá de eso se propone la vida tranquila y armonizada con el medio ambiente.
La cocina gurmet es realmente espectacular pero sin perder el carácter de casera, casi maternal podríamos decir, con exquisiteces nutridas de su propia huerta e invernadero. Todo es hecho allí mismo, desde las mermeladas y el pan hasta las más elaboradas cenas o almuerzos… y todo es orgánico. Lo hacemos notar porque es realmente interesante ver el surgimiento de estas nuevas propuestas que le agregan el valor de lo personal y, por supuesto, atendido por su propia dueña.
Por otro lado, más allá de los estrictamente gastronómico y hotelero, Débora es una profunda conocedora de la problemática aborigen, y con el ojo de experta de las Ciencias Sociales.
Créame, amigo lector, se trata de algo diferente.
PARA CERRAR
No podemos menos que recomendar, tanto el río como el maravilloso hotel de Débora.
El río es sencillamente espectacular, tan válido para flotadas como el vadeo. Con un muchos accesos libres en su primera mitad y, si se puede acceder a los campos de la zona del valle Cholila, cambios de matices muy estimulantes. Y con el desafío de los salmones en sus primeros kilómetros.
En cuanto a la Villa, es realmente un paraíso: todo es paz y sosiego en medio de un valle maravilloso. Estamos hablando de un destino ideal para pescadores y familias que buscan cambiar de ritmo.
Respecto del hotel de campo Valle Del Carrileufu, no se puede decir menos que genial y absolutamente recomendable. Esperamos que pronto pueda recibir también a cazadores que buscan los ciervos y jabalíes de la zona, aunque también será atractivo para los amantes de la caza menor pues abundan codornices, conejos y liebres… pero eso es otro cantar.
RINCÓN DE LOS QUE RECIÉN EMPIEZAN
WET TIP (punta mojada, en inglés),también conocidas como sink tip (punta hundida o de hundir), son líneas para la pesca con mosca que tienen una primera parte de hundimiento y el resto es de flote. El largo de esa primera parte de hundimiento depende del modelo y marca, pudiendo ser de varios metros, de igual manera la densidad (velocidad de hundimiento) podrá variar según marca y modelo. Por lo dicho hasta acá se podrá comprender que no se tratan de líneas genéricas sino más bien técnicas, es decir que fueron diseñadas para usos más bien específicos.
MIDGES es la palabra que usan los americanos del norte para designar a los mosquitos, pero en la pesca con mosca se refiere a infinidad de pequeños dípteros de metamorfosis completa (larva, pupa, adulto) que habitan las aguas y son alimento de las truchas. Estos insectos son imitados tanto por moscas secas como húmedas (larvas, pupas, pupas emergentes e, inclusive, wets tradicionales atadas en versiones diminutas), como es obvio se arman en anzuelos pequeños (del #18 al #24, incluso más chicos como los #26 y #28).
MOSCAS SECAS ATRACTORAS (attractors para los anglofílicos) son moscas secas que no imitan nada en particular, sino que buscan provocar el pique más por irritación recurriendo a colores chillones o a movimientos llamativos provocados por el pescador. Algunos modelos famosos son la Royal Wulff, Stimulator, Irresistible que recurrían al pelo de ciervo y hackles abundantes para lograr gran flotabilidad, pero en las últimas décadas se han puesto de moda las confeccionadas con materiales sintéticos (sobre todo foam, que no es otra cosa que goma eva) como las Chernobyl Ant, Fat Albert o Tarántula.
AGRADECEMOS
A DÉBORA por su cariñosa y esmeradísima atención, así como su tiempo para conversar… un verdadero placer.