Llega la temporada de verano, y el mar comienza a ser el imán de muchos pescadores. Bahía San Blas desde ya hace muchos años nos recibe con sus presas más codiciadas. Este año no fue la excepción, y también conocimos un nuevo servicio altamente recomendable.
Por Ariel Robledo
Hace ya varias temporadas que tengo la fortuna de viajar hasta Bahía San Blas, al sur de la provincia de Buenos Aires, para desarrollar la pesca deportiva de algunas de las especies más codiciadas por los pescadores como las corvinas, los tiburones bacotas, cazones, y la variada de mar siempre tan productiva.
Este año volvimos para lograr un excelente material, pero esta vez conociendo y disfrutando de un servicio altamente recomendable para los pescadores deportivos: “El Pingüino” de Diego Mascia. Antes de coordinar el viaje nos pusimos en contacto con Diego para seguir atentamente el pronóstico del tiempo y las condiciones de la pesca. Tras recorrer los 1300 km que nos separan de Santa Fe, al llegar, ya teníamos todo resuelto para nuestra pesca. Nos recibió en su local ubicado sobre la costanera de San Blas, con muchos accesorios para la pesca deportiva, y acordamos encontrarnos al otro día para hacer una jornada completa. Tras los saludos nos dirigimos a un departamento que tiene Diego para alquilar a los pescadores. Todos los servicios, en un alojamiento impecable. Por la noche nos fuimos a cenar y dejamos todo ordenado para la jornada siguiente.
Un día soñado
El pronóstico nos anticipaba que íbamos a tener una jornada agradable, con escaso viento, y como íbamos a salir todo el día al mar, aprovechamos para dormir un poco más, ya que las mareas estaban previstas para las 9:30 y las 18 hs. O sea, dentro de ese horario íbamos a poder aprovechar las dos corrientes del mar, la de la crecida y la bajante. Estas dos situaciones son las ideales, ya que cuando el mar corre, es el momento cuando podemos dar con corvinas y tiburones, y al detenerse la correntada aparecen las pescadillas y los demás peces integrantes de la variada. Claro está que esto puede modificarse según el comportamiento de los peces, ya que, como siempre decimos, esto no es ciencia cierta.
Arribamos a la costa, y mientras nos registrábamos en la planilla, Diego y sus marineros ponían a punto todos los detalles para la navegación en su cómoda, amplia y segura embarcación. La verdad que la limpieza y presentación eran sorprendentes, todo muy ordenado y listo para zarpar en busca de emociones.
Con dos potentes motores fuera de borda de 150 hp cada uno, empezamos a navegar por la bahía con rumbo al Canal Culebra.
El objetivo era aprovechar las primeras horas de pesca para intentar la búsqueda de cazones y bacotas, y luego ir a la zona de las corvinas. Entretanto, probar con la pesca variada de pescadillas, gatuzos, bagres de mar, etc.
Navegamos unos 45 minutos aproximadamente, y llegamos a la primera zona cerca de la boca del canal Culebra, denominado el banco de Borlasca, muy cerca de la “lobería”. La corriente todavía no era tan intensa, pero bastaba como para arrancar calentado las muñecas con la variada. Se prepararon las líneas para tiburón, y mientras tanto arrojamos los aparejos para cazones. Las carnadas eran: lisas para tiburón y, para la variada, langostinos, anchoa, y también filetes de carpas, una carnada que se está imponiendo últimamente.
Comenzamos pescando con lastres de unos 300 gramos pero, a medida que la corriente se fue acentuando, subimos el peso hasta unos 500 gramos.
Con todo listo aguardamos el pique de los tiburones que se hicieron esperar. En un momento en la caña de Ricardo, el chillido del reel, nos hizo poner en alerta. Dos toques sutiles y la larga corrida nos avisó que se trataba de algo grande. Así fue que el deseado bacota rompió con la tranquilidad de la mañana. La fantástica pelea de estos tiburones, demuestra toda la potencia de un pez que en cualquiera de sus dimensiones siempre da trabajo acercarlo a la embarcación. Ricardo le cedió la caña para que “El Chiqui” disfrute de ese momento inolvidable, y ya cuando faltaba poco para terminar la contienda, nuevamente Ricardo la tomó para finalizar la captura. Hermoso bacota lució toda su potencia.
Con sumo cuidado lo subimos a la embarcación para posar para la foto, aprovechando que su tamaño no era importante y con cuidado lo podíamos sostener. La belleza del mismo se merecía varias fotos. Tras unos segundos, lo regresamos al mar, como debe ser, para que siga su ciclo de crecimiento y reproducción. Ya teníamos las fotos y las imágenes de la figurita difícil de la nota, porque la fecha todavía no era la ideal para los bacotas. Cuando tenga esta revista en sus manos, se habrá acentuado la presencia de los tiburones en la zona.
Sorpresas
Como decía, la lógica indicaba que con las corrientes fuertes también íbamos a tener buena pesca de cazones, pero, sin embargo, recién cuando la marea se detuvo, y casi no corría el mar, empezaron por arte de magia a picar los cazones. Otra especie sensacional que disfrutamos con equipos más livianos que los que habitualmente se utilizan para esta especie. En mi caso, utilicé un reel Okuma Contoura para mar y una caña Okuma Cayastá, más pensada para la pesca de río. Fue un placer pescar con este equipo que me dio las mejores sensaciones con cada pique de cazón y, a la postre, también lo disfruté con las corvinas. Con el mar totalmente calmo y sin corriente, pescadillas, y cazones nos mantuvieron entretenidos por un buen rato.
Al mediodía, después de una suculenta picada arriba del barco, iniciamos la navegación hacia la zona de los Césares, en donde íbamos a probar el pique de las corvinas rubias, otra de mis debilidades, especialmente cuando las encaramos con equipos sutiles.
Arribamos a primeras horas de la tarde, pero sabíamos que el pique iba a estar mejor a medida que las horas avancen, y la corriente nuevamente se acentuara.
Así fue que cuando tuvimos la intensidad necesaria, los piques de hermosas corvinas no se hicieron esperar. Encarnamos con langostinos de primera calidad, sujetados al anzuelo con hilo de goma. Acá teníamos que tener en cuenta que el plomo tocara el fondo, de lo contrario, eran las pescadillas las que se abalanzaban contra nuestra carnada.
Una vez que le tomamos el punto a los pesos, fue un verdadero show de cañas dobladas al límite, y hermosas rubias imponiendo su potencia. Fueron un par de horas sin descanso, con dobletes y tripletes, sumándose algún cazón también.
Ya con la nota hecha, los brazos cansados y la satisfacción de haber disfrutado de una pesca maravillosa, y un servicio cinco estrellas, regresamos lentamente a la bahía.
Por la noche, brindamos con Diego, su personal y la familia, por la pesca realizada, por los objetivos cumplidos y por una amistad que seguramente se seguirá forjando con el paso del tiempo.
San Blas nuevamente nos regalaba lindas emociones, pero, por sobre todo, nos permitió descubrir un operador de pesca con un servicio de excelencia que usted debe conocer en uno de los mejores pesqueros del mar argentino.
“El Pingüino” de Diego Mascia. Excursiones de pesca variada, salidas al Canal Culebra, pesca de tiburones, corvinas y cazones. Embarcaciones amplias, con todos los elementos de seguridad, Alojamiento en departamento totalmente equipado. Consultas: +54 9 292 057-9542
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