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EL GRAN DESAFÍO

Muchas veces hemos destacado lo difícil que resulta la pesca del pacú. Una especie que desvela a muchos aficionados y que tiene en Esquina ambientes propicios para su búsqueda.

Marzo, abril y hasta mayo, según los cambios climáticos y del río, suelen ser meses ideales para la pesca del pacú. Si la temperatura se mantiene en niveles altos, y el río no sufre grandes modificaciones, este preciado trofeo del río suele merodear los ambientes del sur correntino durante varios meses, para después pasar al letargo, y darle paso a otras calificadas especies.

Este año, por diferentes cuestiones, tuvimos que postergar nuestra visita a Esquina, y la terminamos concretando hace unas semanas. El objetivo estaba claro: pescar pacú. Y en este sentido, nos pusimos en contacto con Gustavo Werner de Ingá Lodge, con quien acordamos realizar el relevamiento de pesca.  

Con todo organizado, llegamos hasta este sensacional complejo ubicado en el kilómetro 674 de la ruta nacional Nº12, punto en donde debemos ingresar por un camino de ripio, correctamente señalizado, hasta llegar al lodge.

Eran las últimas horas de la tarde, y antes de la cena nos deleitamos con unos mates viendo la magnífica postal del atardecer que nos regala el amplio parque del complejo.

Amanecer de esperanzas

Con las primeras luces del día nos despertamos para el desayuno, y comenzamos a palpitar lo que sería una jornada cargada de esperanzas, y el objetivo puesto en el pez ovalado.

Nuestro guía sería Juan Carlos Casco, alias “Calilo”, quien en los días anteriores a nuestra llegada había logrado la pieza mayor de la Fiesta del Pacú con un soberbio ejemplar de 8,500 kg. Si bien la cancha de pesca de la fiesta siempre es aguas arriba de Esquina, con el guía iríamos a explorar los pesqueros que se encuentran al sur de la ciudad.

El nivel del río se mostraba en descenso en esos días y esta condición seguramente influiría en los resultados.

También cargamos unas docenas de morenas porque la idea era intentar la pesca de surubíes o dorados en la zona.

Lentamente surcamos los riachos y arroyos de la cuenca esquinense. Nos detuvimos en varios pozones y lugares aptos para los cachorros de surubí, pero la cantidad de palometas que atacaban las morenas, nos hicieron desistir de estos intentos, y abocarnos de lleno a los pacúes.

El lechón del río

Minuciosamente, el baquiano fue buscando los lugares en donde podría llegar a estar la especie. La búsqueda fue intensa, paramos en sitios en los que “por decreto” tendrían que estar los pacúes, pero no logramos las respuestas.

Cerca ya del mediodía, encontramos un sitio que el guía intuía que podía darnos chances.

“Aquí hay berro, este vegetal es el que le gusta al pacú, así que vamos a hacer silencio para intentar lograr algún pique…” nos avisó Calilo.

Arrojamos los aparejos cerca de la zona de camalotes y berros, y aguardamos. El encarne lo hicimos con el tradicional “coquito” de las palmeras de la zona. Esta carnada es la que mejor estaba rindiendo, aunque también se suelen usar caracoles, masas saborizadas, brochetes de salamín y panceta, dados de sábalo, etc.

Tras aguardar unos minutos, la caña del guía acusa un pique, dejó correr un poco de multifilamento y cuando creyó que era el momento oportuno, provocó la clavada certera. En el extremo la figura ovalada del pacú que intentaba escabullirse entre la vegetación, buscando algún obstáculo que lo libere del anzuelo. Con mucha pericia, Calilo, fue acercando la presa a la lancha, coronando la contienda con un hermoso ejemplar, que nos daba la primera alegría de la mañana.

Varias fotos, y cuando estábamos por devolverlo, la caña de Mariano Salomón, acusó otro pique. Una llevada franca y la clavada del pescador que no falló. ¡Doblete! Y la felicidad de Mariano que vivía en carne propia la experiencia de tener un “lechón del río” en plena batalla.

“El pacú es así, hay veces que en solo unos minutos nos cambia el día, y otras en las que nos cansamos de buscarlo y no los encontramos…” decía el guía.

Con las fotos de los dos lindos ejemplares conseguidos, seguimos pescando en el mismo sitio. En realidad dudábamos que podríamos tener otra captura, ya que hicimos bastante ruido entre los festejos y los cometarios arriba de la embarcación.

“Vamos a hacer el lanzamiento un poco más lejos, para ver si tenemos otro pique…” nos advierte el baquiano.

Así fue que lanzamos un poco más retirado de donde habíamos tenido los piques. Aguardamos unos minutos y mi caña siente el golpe, y la llevada. Clavo una y dos veces, y la presa que sale para el lado contrario buscando refugio entre los camalotes.

Lo aguanto lo más que puedo, y cuando estoy acortando las distancias, una palometa, se cruza para disputar el anzuelo con el pacú, y corta todo mi aparejo: ¡No lo puedo creer! Y la desilusión que me invade tras esa rara situación. 

Después de eso, el guía vuelve a tener ¡otro pique! Estaban amontonados los pacúes en ese sitio. La verdad que nos sorprendía la cantidad de piques que seguíamos teniendo en un sitio en el cual ya habíamos hecho bastante ruido. Tras esa captura la situación se tranquilizó. Estuvimos un rato más esperando otro pique pero se nos negó.

Igualmente ya habíamos realizado una nota fantástica con una especie que tiene sus caprichos y que en la mayoría de los casos termina por derrotar al pescador.

Una sugerencia en el armado de los aparejos para el pacú: en nuestro caso estábamos pescando con multifilamento y, como sabemos, no tiene estiramiento. Por este motivo, sugerimos armar un aparejo con unos 40 cm de nailon de buena calidad, para rematar con un lidercito de acero de 20 cm. El nailon nos permite amortiguar el pique, la clavada y los embates del pacú cuando huye hacia la zona de palos o vegetación.

Regresamos al lodge, para descansar, disfrutar un buen chapuzón en la magnífica pileta, y después compartir una sabrosa cena.

Ingá Lodge, está preparado para recibir a los pescadores y sus familias, con una infraestructura de primer nivel, y con acceso a los pesqueros más rendidores de la zona. Cuando el pacú, le dé paso a las otras especies calificadas de la región, volveremos para seguir descubriendo los secretos del portal sur de la provincia de Corrientes.

Ingá Lodge – Esquina – Corrientes

Hotel Inga Lodge, está ubicado a orillas del río Corriente en la localidad de Esquina. Las habitaciones son amplias y con ventanales que ofrecen una vista deslumbrante al río y sus atardeceres. En el restaurante Usted encuentra lo mejor de la cocina y pastelería internacional y autóctona, como así también espacio para realizar eventos sociales y corporativos. Lanchas equipadas con motores 90 HP, todos los estilos de pesca, servicio integral con desayuno, almuerzo y cena.

Inga Lodge, Ruta 12 Km 674, W3196 Esquina, Corrientes

Consultas y reservas: +54 9 3777 65 22 22 (Whatsapp)

 hotelingalodge@gmail.comFacebook: ingalodgehotelspaInstagram: ingalodgehotel

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