En el tramo medio del río Paraná, entre Rosario y Reconquista, 15 de 21 especies monitoreadas durante los últimos 15 años mostraron tendencias poblacionales estables o positivas, mientras que 6 especies declinaron. En el alto Paraná, entre Corrientes y la represa de Yacyretá, de 20 especies monitoreadas durante los últimos 27 años, 9 especies mostraron tendencias poblacionales estables o positivas y 11 declinaron. En este sentido, la explicación que encuentran los científicos para estas tendencias serían los cambios ambientales a nivel de la cuenca del río Paraná y la presión de pesca, entre otros factores.
Este estudio inédito realizado por un equipo interinstitucional de biólogos fue publicado recientemente en la revista Neotropical Ichthyology. El equipo de investigación estuvo coordinado desde el Instituto Nacional de Limnología (INALI, CONICET/Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe) e integrado por un nutrido grupo de colaboradores de la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura de la Nación, del Instituto de Ictiología del Nordeste (Universidad Nacional del Nordeste, Corrientes), del Departamento de Fauna y Pesca de la Dirección de Fauna y Áreas Naturales Protegidas de Chaco y de la Dirección General de Manejo Sustentable de los Recursos Pesqueros de Santa Fe.
Procedimiento de análisis
En una primera etapa, el equipo reunió las estadísticas pesqueras nacionales desde 1934 a 1986 en 113 puertos de desembarco distribuidos los ríos Uruguay, de la Plata, Paraná, Paraguay y Bermejo; y datos de exportaciones de pescado de río desde 1994 a 2019. Pablo Scarabotti, primer autor del estudio, afirmó: “Esto nos permitió tener un panorama general de la explotación pesquera en la cuenca del Plata durante los últimos 85 años y conocer las tasas de captura que fueron sostenibles por largos períodos de tiempo en el pasado”, y agregó: “La extensa red de monitoreo en puertos de desembarco que funcionó en la cuenca del Plata entre 1934 a 1986 fue un sistema pionero a nivel sudamericano que deberíamos reconstruir para colectar información esencial para la administración pesquera en Argentina”, agregó el investigador.
En una segunda etapa, el equipo analizó la información de dos programas de monitoreo de pesca experimental (uno en el Paraná Medio y otro en el alto Paraná) y dos programas de monitoreo de capturas de pescadores comerciales (uno en la provincia de Santa Fe y otro en la provincia de Chaco). Estos programas colectan información detallada y estandarizada de las capturas de peces y el esfuerzo de pesca de manera ininterrumpida desde hace entre 15 y 27 años, dependiendo del programa. “Esta información nos permitió tener un panorama más claro de los cambios temporales en la abundancia relativa de cada especie en el río”, afirmó Julia Mantinian, de la Dirección de Planificación Pesquera de la Nación.
Con esta información, se calcularon las tasas de crecimiento poblacional de 27 especies en el tramo medio y alto del río Paraná. “En cada sector, ajustamos los datos de número de individuos de cada especie a modelos matemáticos denominados modelos lineales generalizados, que nos permitieron controlar el efecto de la variación en la altura del río, en la estación del año y la ubicación geográfica, y analizar el cambio de la abundancia de peces a lo largo del tiempo corrigiendo el efecto de estas variables”, afirmó Luis Lucifora, del Instituto Nacional de Limnología.
Situación de las principales especies
Entre los hallazgos del estudio, los investigadores observaron que el sábalo y el dorado tienen poblaciones estables en la parte alta de la cuenca, pero muestran declinaciones anuales leves de un 3% para el sábalo y un 5% para el dorado en la parte media y baja de la cuenca. “Esto podría deberse a una mayor presión de pesca en la parte baja de la cuenca y a fluctuaciones poblacionales de largo plazo producto de la menor producción de juveniles durante los últimos años”, analizó Danilo Demonte, de la Dirección de Recursos Pesqueros de Santa Fe. Según el análisis, las dos especies de surubíes (pintado y atigrado) tienen poblaciones estables en todo el tramo medio del río Paraná. “Un estudio reciente sobre el surubí pintado indica que esta especie presenta una tasa de crecimiento rápida y una capacidad de madurar a temprana edad, lo que podría explicar la estabilidad de sus poblaciones”, comentó Facundo Vargas, del departamento de Fauna y Pesca de Chaco.
En el rango de las especies consideradas popularmente como “amenazadas”, como el pacú y manguruyú mostraron tendencias positivas con incrementos poblacionales del 8% y el 15% anual en el sector monitoreado de las pesquerías de la provincia de Chaco, indicando que sus poblaciones están en aumento. La boga y los armados, a pesar de ser muy explotadas comercialmente, también mostraron un aumento de un 7% a un 13% anual en el Paraná Medio.
“Esta tendencia podría deberse a la mayor disponibilidad de alimento que tienen estos peces, ya que son los principales consumidores del mejillón dorado, una especie invasora que ha crecido en abundancia en las últimas dos décadas”, remarcaron los científicos. Por su parte, el bagre amarillo, el moncholo, el bagre sapo presentan declinaciones de entre el 10% y el 20% anual durante los últimos 15 años, lo que podría atribuirse a la fuerte presión de pesca comercial y recreativa sin devolución que sufren estos peces.
Un resultado notable del estudio es que, entre la ciudad de Corrientes y la represa de Yacyretá, la mayoría de las “especies de cuero” o “bagres” (manduvés, bagre amarillo, moncholo, surubí y manguruyú, entre otros) están declinando. “Este fenómeno estaría asociado al aumento en la transparencia del agua que sufrió el río Paraná aguas arriba de la ciudad de Corrientes, producto de la instalación de represas en parte alta de la cuenca”, asegura Sebastián Sánchez, investigador del Instituto de Ictiología del Nordeste, de Corrientes. “Estas especies están adaptadas a capturar sus presas y eludir la depredación en aguas turbias y se ven desfavorecidas cuando el agua se vuelve muy transparente”, completó el investigador.
Conclusión
El estudio concluye que “el manejo pesquero del río Paraná no debe reducirse sólo a establecer límites al volumen de extracción, dado que las poblaciones de peces son afectadas por una multiplicidad de factores, además de la pesca. Las principales especies del río Paraná, como el sábalo, el surubí, el dorado y la boga, tienen un gran potencial reproductivo y pueden recuperarse de episodios de alta presión pesquera si existen condiciones ambientales favorables para la reproducción. Esto las hace a su vez, muy sensibles a los cambios en la conectividad entre el río y su llanura de inundación, a la destrucción de los hábitats de cría y a la regulación del régimen hidrológico del río, como ocurre en las zonas afectadas por represas hidroeléctricas en varios sectores de la cuenca”, expresaron.
Por último, los investigadores recomiendan que “el manejo pesquero debe tener una perspectiva ecosistémica, regulando todos los procesos que mantienen en funcionamiento saludable al ecosistema. Esto implica el control de la contaminación ambiental, la conservación de los hábitats de cría, el mantenimiento del régimen hidrológico natural, y un monitoreo continuo y eficiente de la presión de pesca a lo largo de toda la cuenca”.
Fuente: https://www.ellitoral.com/index.php/id_um/322067-se-mantienen-estables-las-principales-poblaciones-de-peces-del-rio-parana-estudio-inedito-area-metropolitana-estudio-inedito.html