Fue hacia finales de junio, con esos hermosos fríos invernales, que fui testigo presencial de esa hermosa metamorfosis de un cachorro que se transformó de pronto en un perro de caza…
Texto: Néstor Baldacci – Fotografías: Damián Gallo
No sé ustedes, pero en mi caso, tras casi dos años esperando salir al campo, ni bien se habilitó la circulación y con la temporada de caza menor en plena vigencia, fue como cuando le abren las gateras a los caballos en el hipódromo, no hubo forma de sostenerme para que no salga. Para colmo, con la sequía que se vive en el litoral y un tiempo (por fin) bastante frío, tuvimos unos días más lindos que otros para salir al potrero.
Pero en esta oportunidad no voy a contarles ni como me fue, ni cuantas perdices salieron, ya que esta nota, que es muy especial para mí: trata sobre Guapa de casa von Fürth, la cachorra de pointer de mi amigo Damián Gallo, que además es hija de Huayra (la perra de mi hijo) y de Black II – ambos de Casa von Fürth –
Pero para empezar, me parece conveniente hacerlo bien desde el principio, cuando Huayra estaba en las etapas finales de una preñez sumamente esperada en nuestra casa, ya que la novedad era la posibilidad de que nazcan perritos pointer sólidos (denominación que se le da cuando su pelaje es completamente o casi completamente monocromático en negro, canela o chocolate) por la genética del perro con el que la habíamos cruzado.
Llegado el momento de la parición, allá por el 11 de enero de 2020, la cosa se complicó bastante más de lo imaginado, porque la perra no conseguía un buen trabajo de parto y de hecho, su primera cría lamentablemente nació muerta (encima era sólido negra) y tuvimos que recurrir al veterinario para que la asista. En esa sala y de la mano del doctor en Veterinaria Pablo Prono, nació Guapa, una hermosa y muy activa cachorrita que pasados los 45 días de rigor, fue a vivir a la casa de Damián.
Y bueno, todos teníamos una tremenda expectativa por ver “la negra” en el campo haciendo muestras sobre perdíz, pero como todos sabemos, vino la debacle de esta pandemia interminable, atroz, increíble, que tantas vidas se ha llevado, y con ella las famosas cuarentenas infinitas y la imposibilidad de sacarla para que aprenda a descubrir sus genes, sus habilidades innatas para la búsqueda y posterior muestra de las aves de caza.
Apenas un par de vareos esporádicos más un par de saliditas este año y NADA! La negrita simplemente corría y corría a enormes velocidades, de un lado para otro, de vez en cuando de forma ordenada, como si fuera un cuarteo, para seguir de pronto un patrón que solo ella entendía. Y nosotros atrás intentando transmitirle por telepatía todos nuestros deseos, nuestras esperanzas. Automática consulta con otros amigos, con adiestradores y por supuesto criadores y la respuesta siempre era la misma: “Esperen, ya va a agarrar, sigan metiéndole campo nomás, todo lo seguido que puedan”
Y claro, yo venía de dos anteriores experiencias con mis pointers, Lola (hoy jubilada) que agarró viaje enseguida y su principal defecto fue la rebeldía absoluta de sus primeros años hasta que maduró, y obviamente Huayra (la madre de Guapa) que realmente agarró enseguida, y a muy temprana edad, un tren de caza admirable, por lo que su hija realmente me desconcertaba, se me quemaban los papeles y me ganaba la ansiedad, aún sabiendo que debía hacerles caso a mis amigos, debíamos seguir perseverando y ser pacientes.
Y la metamorfosis por fin llegó
Sábado 19 de junio, hermoso día de sol, los integrantes de la excursión, mi hijo Gastón Baldacci, portando una escopeta marca FAIR (Rizzini) superpuesta monogatillo calibre 20/70, con una mezcla de cartuchos recargados con munición 7 y pólvora Z90 y algún que otro RD con la misma munición, como indumentaria, unas botas cómodas y chaleco Remington con colores de alta visibilidad. Por mi parte, escopeta marca BOITO superpuesta bigatillo calibre 20/70 y también usé los mismos cartuchos. Damián, como siempre, se encarga de inmortalizar las aventuras con su cámara Canon EOS 6D y para el material videográfico de Revista El Pato y Fogón Amigo, esa misma cámara y el aporte de una Gopro Hero7 para las tomas en gran angular, más un drone Mavic Air 2.
Esta vez la estrategia iba a ser distinta, lo dejaríamos a Gastón que disfrute de su perra, mientras con Damián íbamos a llevar a Guapa para el lado opuesto del campo y para corregirle el cuarteo utilizaríamos el collar de adiestramiento a distancia Sportdog (modelo camo a prueba de agua y de 400 yardas de alcance). Salimos al primer potrero y claramente repitió sus actuaciones anteriores, un misil negro disparado sin ton ni son, llevándose puesta la única perdiz que voló ese día en ese potrero. Llamarla, pasarla a otro potrero e intentar que entienda para que estaba ella ahí… sale una perdiz entre ella y yo, la mira y la corre! Apa! Buen signo, entiendo yo, la llamamos y en su afán por volver hace saltar otra a la que queda mirando con atención, así que considero que la próxima debería ser derribada a ver qué hace.
Encaramos una alfalfa con buen viento aunque algo cruzado, y ya la actitud es otra, no corre por correr, va prestando atención, de golpe ralentiza su trote, me acerco y en un giro se lleva puesta la perdiz, apunto y la plancho medio lejos, vamos los tres (Damián, la perra y yo) pero la alfalfa es demasiado alta y no podemos encontrarla ni a palos a pesar de una intensa búsqueda. Bronca y decepción, pero de reojo miro como la perra va cambiando, muuuuuuy sutilmente, pero hay algo en ella distinto, alentador.
Atraillamos y retomamos el lote ahora sí con viento bien de frente, soltamos y en lugar de salir como siempre, empieza a trotar, sí, por supuesto, es un pointer, pero ya lo hace buscando y gracias a Dios no tarda mucho en percibir un olor muy particular, que le llama la atención y le hace bajar la velocidad, hay que llegarle, pero está lejos… igual lo intento y cuando me estoy acercando rompe el vuelo la perdiz, esta vez logro un buen derribo y atónito veo como Guapa que 10 minutos antes simplemente corría, va hasta la perdiz, la toma suavemente en su boca y ME LA TRAE!!! Pufffff qué momento muchachos!!! Pero como seguiría la historia después?
Guardo la perdiz y veo que sale firme, decidida a buscar otra y sin llegar a mostrar pero la encuentra y me permite el segundo derribo y su segundo aporte. INCREIBLE, felicidad absoluta, abrazos con Damián, emoción y la perra que sigue transformándose, sigue devorando el potrero pero ahora buscando perdices, que por suerte hay y en muy buen número, así que ese día por fin volvemos todos contentos.
Lunes 21 de Junio, feriado
Potrero de avena ya raleada por la hacienda, viento frío y húmedo de frente y allá va Guapa lanzada al galope, pucha! Se habrá olvidado? No no, fue un corto galope como para sacarse la adrenalina y, de pronto, empieza a repetir los comportamientos positivos del sábado, el tema es que el viento y el clima no se la hacen tan fácil y las perdices tardan en salir. Por suerte es un día en que la puntería me acompaña y a pesar del viento logro bajar la primera bastante lejos ya que la perrita no sabe aún esperar. Cobro en mano y a seguir, esta vez empieza a dar señales de que va a empezar a mostrar… tengo la perra unos 15 metros adelante semi estática y me salta una perdiz a la izquierda, ambos, Guapa y yo la miramos pero no le tiro y ella ni se mueve… bueno, hice bien en respetar la muestra, pero falta saber si es real o se trataba de esa perdiz que salió y quizás la había apeonado. Seguimos ambos unos metros y plum! Sale SU perdiz a la que por suerte logro derribar reforzando indiscutiblemente el trabajo y el aprendizaje de Guapa, esta vez, me detengo un rato más y cuando me la da en la mano la agarro y la abrazo bien fuerte, ambos sabemos lo que ha pasado, ese vínculo único, inescindible, imposible de transmitir en estas letras, pero que estoy seguro todos Uds. entienden a la perfección.
Festejamos con Damián, pero Guapa está “on fire” encendida a full y la cacería sigue, son todas tomas de emanación, bajar el ritmo de galope a trote, de trote a paso y en algunas, ya una incipiente muestra, luego, en la mayoría, el aporte en mano (aunque se mezcla algún yerro, obvio)… pero ya la metamorfosis tuvo lugar, ya Guapa no es más la perrita simpática que corre como loca, ahora es un pointer, de grandes galopes, sí, claro, es un británico, no le vamos a pedir que esté todo el día a 10 metros nuestro, pero esos recorridos a veces a alta velocidad y otros no tanto, no son en vano, son con un objetivo: ahora Guapa está buscando la CAZA.
Hacía unos años que no vivía ese hermoso e inolvidable momento, en el que no solo se opera el cambio en los movimientos del perro, sino también en su expresión, en su mirada, repito, es muy difícil de explicar, pero, a la vez, es fácil de entender para quienes lo viven. En este caso, mi alegría es doble, por un lado ver que la hija de la perra de Gastón está cazando y, por el otro, tras la melancolía y por qué no, tristeza de saber que no cazaré más con mi Lola, es apañada, entibiada si se quiere, por esta jovencita… creo que ha nacido un hermoso nuevo equipo, distinto, incomparable, ni mejor ni peor, pero que va a seguir perpetuando el acto de la Caza.
Bienvenida Guapa! Un fuerte abrazo para todos. Néstor, Gastón y Damián.