La Cámara de Diputados aprobó y giró al Senado la creación del Parque y Reserva Nacional Ansenuza, la tercera área natural protegida de la provincia de Córdoba.
El proyecto consiste en proteger el humedal Laguna Mar Chiquita y Bañados del río Dulce mediante la creación de una nueva Área Protegida Nacional en la provincia de Córdoba.
Un lugar clave
La laguna Mar Chiquita o Mar de Ansenuza es conocida por una particularidad que la hace única: sus aguas son saladas. Por tratarse de una cuenca cerrada que se alimenta de tres ríos (el Dulce, el Suquía y el Xanaes, aunque el río Dulce es el que aporta el 80% de su caudal) el nivel de salinidad fluctúa según la cantidad de agua presente; sin embargo, más allá de las variaciones, su salinidad es una característica distintiva como humedal continental y, en algunos aspectos, le otorga un comportamiento de mar interior. Además, debido a su extensión, que ha superado las 500.000 hectáreas en momentos de grandes inundaciones, constituye la mayor superficie lacustre de Argentina, el mayor lago salado de Sudamérica y el quinto en el mundo.
Este enorme humedal, de alrededor de 1 millón de hectáreas, es considerado un sitio clave para la conservación de la biodiversidad a nivel global. Prueba de su importancia es que está incluido en la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras, está considerado como Área Importante para la Conservación de las Aves y ha sido declarado Humedal de Importancia Internacional por la Convención Ramsar, está incluido en la red de Lagos Vivientes, y ha sido reconocido como uno de los 14 sitios prioritarios de la Red de Humedales de Argentina, Bolivia, Chile y Perú para la Conservación de Flamencos Altoandinos. En la provincia de Córdoba también posee la categoría de Reserva Provincial de Uso Múltiple.
Por sus paisajes y biodiversidad, también constituye un gran atractivo turístico en el centro del país. La categoría de parque nacional aseguraría la protección de sus valores naturales y culturales, pondría un freno a las amenazas que acechan y potenciaría su posicionamiento como destino de ecoturismo, impulsando el desarrollo local.
Valores de conservación
La superficie que será Parque y Reserva nacional comprende una gran diversidad de ambientes que incluyen el enorme espejo de agua salina, los cauces de los ríos y lagunas permanentes y temporarias, playas barrosas, matorrales de arbustos y cardones, bosques de tipo chaqueño y amplios pastizales y sabanas inundables. Entre las especies que conforman la vegetación del lugar se puede encontrar desde grandes algarrobos y quebrachos hasta espartillares, juncales y totorales, pasando por arbustales y matorrales halófitos de transición.
Es la variedad de ambientes de este singular ecosistema lo que permite albergar una fauna silvestre riquísima, no sólo en número de especies, sino también en el tamaño de sus poblaciones.
Las aves son quizás el grupo que alcanza los mayores niveles de diversidad y abundancia: aquí se encuentra el 66% de todas las especies de aves migratorias y playeras registradas para Argentina, se concentra casi el 36% de la avifauna del total del país (380 especies de aves registradas) y el 85% de las 447 especies de aves citadas para la provincia de Córdoba. Esto lo convierte en uno de los sitios más importantes para la conservación de las aves del centro del país y para la conservación de especies migratorias de Sudamérica, que cada año se congregan en números de hasta medio millón de individuos.
La laguna y los bañados constituyen un sitio prioritario como parada o destino final para las aves migratorias provenientes tanto del hemisferio norte como del sur del continente. Se han registrado unas 60 especies (42 de ellas acuáticas) provenientes de Norteamérica, el norte de Sudamérica, la Patagonia, la Puna y las Sierras de Córdoba y San Luis. El grupo de especies migratorias del hemisferio norte es el de mayor riqueza y abundancia, particularmente los chorlos y playeros, de las familias Charadriidae y Scolopacidae, habiendo sido registrados hasta 600.000 falaropos de Wilson (Phalaropus tricolor).
Un protagonista emblemático del lugar son los llamativos flamencos, de los cuales alberga las 3 especies que hay en Sudamérica. El flamenco austral (Phoenicopterus chilensis) es, por lejos, la especie más abundante y se la encuentra durante todo el año, y las concentraciones de nidificación son también notables por su abundancia. Según los datos disponibles, en Mar Chiquita se concentraría más de la mitad de la población global de este flamenco. Las otras dos especies son el flamenco andino o parina grande (Phoenicoparrus andinus) y la parina chica o flamenco de James (Phoenicoparrus jamesi), ambas visitantes de invierno, cuando descienden de sus áreas de cría ubicadas en las lagunas altoandinas de la Puna argentina, chilena, boliviana y peruana. En el último censo realizado en marzo de 2018 por el Grupo de Conservación de Flamencos Altoandinos (GCFA), se estimaron alrededor de 200 mil flamencos, de los cuales 7000 eran parinas grandes y chicas y el resto flamencos autrales.
Pero el encanto de este magnífico lugar no se restringe únicamente a las aves. Aquí conviven variedad de mamíferos, anfibios, reptiles y peces. Coipo, carpincho, comadreja colorada; especies típicas de monte chaqueño como corzuela parda, pecarí de collar, gato yaguarundí y zorro gris pampeano, son sólo algunos de los cientos de habitantes del humedal. Vale la pena mencionar la presencia de especies en riesgo de extinción, como la tortuga terrestre, el lobito de río y el amenazado aguará guazú, para destacar la importancia del sitio en cuanto a la biodiversidad que alberga y su valor para la conservación.
Las amenazas
El gran humedal de Mar Chiquita y los Bañados del río Dulce enfrenta problemas y amenazas ambientales típicas de los lagos salados, aunque con matices propios. En general, casi todos los lagos salados del mundo están siendo afectados por la actividad humana. Los principales efectos adversos incluyen: alteración del régimen hidrológico de los tributarios, desvío de agua, contaminación, sobreexplotación y pérdida de biodiversidad.
En Mar Chiquita, el aumento del consumo de agua para uso doméstico y agrícola en el alto río Dulce, y la construcción de represas, redujo el agua que llega a los bañados, tanto en términos del caudal anual total como en la magnitud de las inundaciones y su dinámica natural estacional. A esto se suma que se ha producido una rápida escalada en adquisiciones de tierra para ganadería – también cultivos- en áreas cercadas permanentes que hacen muy difícil, sino imposible, la continuidad del manejo “itinerante” de la ganadería tradicional del área. En el sur, debido al desmonte por avance de la frontera agrícola, solo quedan pequeños relictos del monte nativo, refugio tanto de aves como del resto de la fauna del lugar. Estas prácticas combinadas pueden provocar cambios drásticos en la estructura del paisaje y la funcionalidad ecológica del sistema de humedales.
Fuente: avesargentinas.org.ar