El sueño de todo pescador indudablemente es lograr algún buen trofeo que, muchas veces, más allá del tamaño, tiene que ver con la situación en la cual se logró determinada presa. Lo cierto es que en Concordia, podemos llagar a dar con nuestros anhelados trofeos, en tamaño y calidad.
El sueño de todo pescador indudablemente es lograr algún buen trofeo que, muchas veces, más allá del tamaño, tiene que ver con la situación en la cual se logró determinada presa. Lo cierto es que en Concordia, podemos llagar a dar con nuestros anhelados trofeos, en tamaño y calidad
Sería parte de la experiencia también Totón Galetto, guía de pesca y amigo de Puerto Gaboto. Ambos nunca habían pescado en ese emblemático lugar que desvela a muchos aficionados.
Con todo listo, salimos por la tarde en dirección a Concordia, para alojarnos por la noche en La Zona Lodge, y al otro día empezar con los intentos. Los objetivos estaban bien claros: bogas por la mañana y dorados por la tarde.
Bogas
Amaneció con un viento sur que realmente era insoportable, y que duró toda la jornada, provocando un alto oleaje en la zona de pesca. Teniendo en cuenta esta condición climática, nos fuimos debidamente abrigados para intentar pasar o mejor posible las horas de pesca.
El río mostraba una bajante extrema, con la mayoría de piedras afuera del agua, y navegamos con la debida precaución que todo navegante debe tener en estas situaciones.
Nuestro guía era José Pietrantueno, quien el día anterior había participado de un concurso interno que se hizo de la boga y, por lo tanto, tenía datos frescos del pique. Lentamente fuimos navegando tratando de copiar el oleaje, hasta que llegamos a la zona de anclaje. Armamos los aparejos para iniciar la búsqueda de las bogas. Para los ensayos es fundamental tener en cuenta el peso del plomo que vamos a utilizar, ya que es clave que el aparejo descienda hasta el fondo y, una vez que sentimos que tocó el lecho, levantamos la caña para que se despegue el lastre y soltamos unos metros de línea, hasta sentir que vuelve a tocar. Esta técnica se denomina “hacer picar” el plomo, y generalmente la boga toma el maíz con el que encarnamos.
Continúa disfrutando dee sta aventura en: https://revistaelpato.com/2022/01/01/revista-el-pato-n-309-enero-de-2022/#page1