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HISOPANDO PATOS

Dos nuevas experiencias para un perdicero: cazar patos en bañados y participar como voluntario en la cooperación SENASA-CONAECI. Dos experiencias interesantes que invitan a repetirlas.

Dado que compartimos la Comisión Directiva de CONAECI y ambos también estamos embarcados en el trabajo conjunto con el SENASA, Néstor Baldacci me invitó a cazar en zonas relativamente cercanas a la ciudad de Santa Fe, lo que para mí era totalmente nuevo, por lo que acepté inmediatamente.

Si bien he cazado patos algunas veces, es algo que me gusta mucho. Pero como las temporadas se superponen, siempre privilegio la perdiz sencillamente porque me causa un placer enorme. El resultado es obvio: las escasas tiradas de anátidos que he hecho, fueron en situaciones ocasionales y muy sencillas, sin técnicas depuradas, ni estrategias elaboradas. Pero, esta vez, saldría con especialistas en el tema, lo que me permitiría aprender muchas cosas nuevas.

Las pocas veces que encaré los patos, fue en pequeñas lagunas pampeanas o en los tajamares entrerrianos, con sembrados cercanos de maíz o sorgo. En esta ocasión cazaríamos en grandes bañados donde es difícil saber cómo y dónde encontrarlos, cosa que sería imposible sin la asistencia de cazadores locales cancheros en esa temática.

CRESTONES Y SIRIRÍES

Arribamos al arroyo mucho antes del amanecer, nos calzamos los waders y subimos a la lancha de los hermanos Sergio y Carlos Díaz, que días anteriores ya habían registrado la presencia de patos. Cuando llegamos al cazadero armamos las escopetas y, con las indicaciones del caso, nos ubicamos y dispusimos a esperar la salida del sol.

Las bandadas no faltaron, y los tiros tampoco. Una fiesta, sobre todo para quien no está acostumbrado a esos espectáculos. El paisaje era maravilloso, y la tirada fue estupenda: una experiencia cinegética extraordinaria.

Para mí, un perdicero, se trata de algo muy distinto, no sólo por el ambiente natural y las especies a cazar, sino también por las técnicas de caza y el tipo de tiro que exige.

Hay cosas que sólo se aprenden con la experiencia, como la ubicación de los cazadores en base al conocimiento de los hábitos de las especies, el uso de señuelos y reclamos, así como la espera al mejor momento para el disparo. Todo hace de este tipo de cacerías algo totalmente diferente a lo que los perdiceros estamos acostumbrados. Sin dudas que hay muchas cosas nuevas para aprender.

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