Hoy me toca escribir la nota de Caza más triste… hoy estoy despidiendo mi gran compañera de tantas aventuras, hoy van estas líneas en su memoria.
Texto: Néstor Baldacci – nestor.baldacci@hotmail.com
Fotografías: Damián Gallo y Mónica Marinaro
Qué difícil es hacer esta nota por Dios! Qué difícil encontrar las palabras adecuadas para transmitir en toda su dimensión, no solo la profunda tristeza que me embarga, sino también las alegrías y los inolvidables recuerdos que me van a acompañar el resto de mi vida.
Allá por mediados de 2009, más precisamente finalizando la temporada de caza menor de ese año, mi por entonces fiel compañero de caza “Quinto”, un Epagneul Bretón de 9 años, daba serias muestras de pedir la jubilación, así que tras no pocas consultas con mi veterinario de confianza y amigos cazadores, me decidí por cumplir el sueño de tener un Pointer. Meses después me puse en contacto con Ricardo von Fürth, auspiciante de años en esta Revista, quien al consultar por disponibilidad de cachorros para la venta, me dijo que solamente le estaba quedando una hembrita de color blanco y naranja (casualmente el color de pelo que más me gusta en la raza) así que a inicios de noviembre de 2009 viajamos con la familia desde Santa Fe hasta la vecina ciudad de Paraná, capital de Entre Ríos, donde conocimos a Ricardo, quien nos hizo un breve paseo por su criadero y nos llevó donde estaba una pequeña e inquieta cachorrita de escasos 45 días jugando sola.
He escuchado a muchos criadores y cazadores que afirman que hay una especie de amor o conexión a primera vista… bueno, eso fue exactamente lo que sentí yo cuando me metí al enorme canil y ver cómo me perseguía y me “elegía” entre tantas otras piernas y seres humanos en el lugar. Así nació nuestro amor, una tarde de sábado en las afueras de Paraná. Sin muchos preámbulos, confirmé la compra y nos pusimos a terminar los papeles de transferencia, bautizando a la joven con el nombre de “Guapa de Casa von Furth”, nombre real que le duró muy poco porque tras llegar a casa y ser secuestrada varios días por mis hijos, ellos decidieron que se iba a llamar LOLA y con ese nombre la conocimos nosotros y seguramente muchos de ustedes, si siguen mis notas.
No todas fueron rosas y celebraciones en nuestra convivencia, el Pointer es genéticamente un animal de bastante intensidad y extensión de movimientos, ya que ha sido diseñado para la búsqueda de caza bajo cualquier condición y ese es prácticamente el objetivo de su existencia. Entonces, de cachorros hay que conocer sus tipicidades y saber manejarlos o adaptarse en consecuencia, cosa que yo pasé por alto evidentemente, y en sus primeras salidas al campo, allá por mayo de 2010 realmente no sabía si regalarla o darme de martillazos en los dedos para sufrir más. Era cuestión de que la largara al campo, para que saliera tipo misil Exocet y yo sacarme las cuerdas vocales hacia afuera gritando inútilmente. Imagínense que mis anteriores experiencias habían sido un Labrador Retriever (insoportable de pegote con su dueño) y un Bretón, que si bien son de recorrer terreno en busca de caza, lejos están de poder compararlos con el “meteoro” canino que tenía yo intentando que me respete…
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