Santa Elena es una ciudad a la que acudimos año tras año para relevar sus pesqueros. Cada vez que la visitamos, encontramos alguna novedad en infraestructura, cabañas y gastronomía.
Por Hugo Giardino
Esta ciudad entrerriana es un sitio lindísimo con excelentes atractivos para el visitante. Tiene una hermosa costanera, muy acondicionada para que las personas puedan disfrutar de lindas jornadas a la vera de nuestro río Paraná. Asadores, baños públicos muy limpios y mesas donde poder compartir el almuerzo o alguna ronda de mates; son características de este lugar que viene ganando la apreciación de los visitantes.
Invitados por la Dirección de Turismo de Santa Elena, y su titular Carina Spahn, salimos a pescar con nuestro amigo y guía Juan Carmelé, un excelente baquiano, muy profesional y conocedor, que se especializa en la pesca en baitcasting con artificiales y también fly.
En el río
Temprano por la mañana fuimos hasta unos palos que se encuentran frente a la ciudad. Allí realizamos algunos intentos, porque el agua pegaba con mucha fuerza contra ellos. No recibimos respuestas y decidimos volver otra vez a la margen entrerriana, a probar suerte en las barrancas, siempre al sur de la ciudad. Allí logramos algunas capturas de ejemplares pequeños y medianos, y en la medida que fueron pasando las horas y el sol de la mañana levantaba la temperatura del agua, lentamente la actividad se iba acentuado. Habíamos pasado una noche muy fría, y todos sabemos que al dorado se le despierta el apetito cuando la temperatura del agua va en aumento. Así fue que pique tras pique llegamos hasta la legendaria Piedra Mora que, por el bajo caudal del Paraná, muestra prácticamente toda su estructura.



En horas del mediodía buscamos una frondosa sombra y almorzamos un exquisito asado que, con mucha pericia, nuestro guía Juan hizo a las llamas. Este descanso es muy necesario en el Litoral, sobre todo para afrontar los calores de la temporada estival, y para reponer fuerzas de los pescadores que toda la mañana están arrojando señuelos.
A la tarde, y después del suculento almuerzo, nos dirigimos nuevamente hacia la ciudad, para testear los pesqueros que se ubican hacia el norte, aguas arriba de ésta. Allí existen lindos pedregales, ubicados en la costa entrerriana, con diferentes profundidades. El agua pega en ellos, formando correntadas importantes. Son éstos los sitios donde el dorado suele acechar. Pudimos obtener unos cuantos piques y capturas, siempre hablando de dorados chicos y medianos, pero muy vitales, que nos regalaron unas cuantas corridas y saltos para las cámaras.
Para esta pesca utilizamos equipos de baitcasting y spinning. Siempre elementos livianos, para poder disfrutar de la pelea que proponen estos pequeños doradillos.
En mi caso particular, probé un excelente equipo, que me suministró las Colonias Distribuciones S.A: se trataba de una caña Mustad, y un reel de bajo perfil Marine, modelo Black Eagle, cargado con multifilamento 0,25 mm. Por su parte, mi amigo y compañero de pesca Jorge Espasandín utilizó una caña Rapala, con un reel Shimano Chronarch. También utilizamos equipos de spinning, con muy buena performance.
Cayendo la tarde, volvimos a la ciudad dando por finalizado el relevamiento, y habiendo obtenido unas cuantas capturas en tan solo una jornada de pesca, lo que nos anticipa que si el sol comienza a calentar un poco más el agua, vamos a tener por delante buenos meses para los intentos con artificiales en este paraíso entrerriano.
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