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DORADOS DEL SUR SANTAFESINO

La Cuna de la Bandera, nos recibió con dorados muy activos y una pesca fantástica en la modalidad baitcasting.

La pesca siempre nos da sorpresas, y eso es lo lindo de este deporte. Esta vez, con una luna que no era la mejor para los resultados, pero con la fe intacta y con muchas ganas de pescar con señuelos, realizamos un viaje relámpago a Rosario, y el resultado fue inmejorable.

Lucas Santángelo, me había confirmado que, desde hacía unos días, estaba teniendo muchos piques con señuelos en un lugar en donde los dorados estaban concentrados, ya que había mucha carnada. Cuando tuvimos ese dato, armamos un viaje rápido hacia el sur santafesino, aprovechando las buenas condiciones climáticas que íbamos a tener el día elegido. Poco viento y buena temperatura, nos ofrecían alentadores augurios para la pesca de los tigres del río.

Bien temprano nos encontramos con Lucas en la bajada de lanchas, para zarpar aguas arriba en busca de los lugares que el guía tenía apuntados.

Junto a Ricardo Diez y Lucas Cueto, salimos tomando unos mates, aprovechando que la temperatura no era tan baja hacia una zona ubicada a unos 30 minutos de navegación.

Esta es la ventaja que tenemos cuando hablamos con los guías que siempre están en el río, como es el caso de Lucas, ya que poseen información fresca de cómo se encuentra la situación de los cardúmenes y esto nos permite ahorrar tiempo, optimizando los ensayos.

Lentamente fuimos serpenteando entre barcos y barcazas que conforman un paisaje muy particular en la zona, hasta llegar a unos islotes en donde muchos palos y árboles sumergidos nos ofrecían un panorama alentador para los primeros lances.

Colocamos señuelos con paletas pequeñas (Nº 0 y Nº 1), ya que nos advirtió Lucas que podían engancharse de las ramas, con muchas probabilidades de perder artificiales, por lo tanto, no debíamos bajar tanto. Siempre los primeros lances los utilizamos para ajustar el equipo y también el pulso. Tras varias pruebas y sin piques, seguimos viaje hasta el lugar en donde el baquiano tenía depositada toda su fe.

A medida que nos íbamos acercando al punto elegido, comenzamos a ver gran actividad de biguás, garzas y gaviotines. Aquí es fundamental que los pescadores siempre prestemos atención a la presencia de estas aves que nos indican que está pasando la carnada. Generalmente los biguás, suelen alimentarse de pequeños peces, pero las gaviotas prefieren comer el desperdicio que dejan los predadores, por lo que cuando encontramos estos movimientos en el río, debemos ponerle mucha atención.

Nos fuimos acercando muy lentamente al lugar, y veíamos cómo la corriente pegaba contra la costa y había unos palos sumergidos, en donde se concentraba la actividad de estas aves.

Lucas bajó el motor eléctrico y aguardamos unos minutos antes de comenzar las pruebas.

Mientras aguardábamos, pudimos ver en la superficie el movimiento de los dorados cazando, y eso nos puso aún más nerviosos. Siempre pasa lo mismo, aún cuando hayamos pescado mucho, hay momentos en los cuales pareciera que es la primera vez… los dorados cazando te dan esa sensación cuando los ves.

Una vez acomodada la lancha, comenzamos la deriva lentamente, frenada con el motor eléctrico. Los lances eran bien precisos, tratando de llegar a barrer el sitio en donde vimos la actividad de los cazadores.

Fue allí justamente en donde Lucas, pegó el primer grito: ¡Dorado!, y vemos la silueta romper la quietud de la superficie.

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