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RECECHAR

Hay cazadores que recorren el mundo sumando especies, y hay otros que se especializan en una. Aquí presentamos a alguien que eligió a los antílopes y se obsesionó con ellos convirtiéndose en un especialista, llevando el rececho a su máxima expresión, algo técnicamente excelso… un consumado artista y mejor docente.

Textos: Luis Frixione  luisfrixione1922@yahoo.com.ar

La caza deportiva no es un deporte… es deportiva, pero no es un deporte.

El diccionario de la RAE brinda dos acepciones de la palabra “deporte”: primero dice que es una “actividad física, ejercida como juego o competición”, y claramente no es lo que hacemos cuando cazamos. A continuación, presenta el segundo significado: “recreación, pasatiempo, placer, diversión o ejercicio físico”, y sabemos que tampoco se trata de eso.

La caza es otra cosa, es algo espiritual y más profundo que nos conecta con la naturaleza, que saca a la superficie lo más hondo de nosotros mismos. Es un ritual que nos transporta a lo más atávico de la experiencia humana: vencer las habilidades de la presa, atrapar al animal para el sustento propio y de la familia. Es una actividad que nos “nutre” más allá de las proteínas: nos alimenta con lo auténtico, valiéndonos por nuestros propios medios y despreciando la artificialidad de la vida urbana moderna.

Claramente no es un deporte, podemos aceptar el adjetivo de “deportiva”, pero sólo hasta allí y nada más, sólo porque la practicamos sin la necesidad famélica apremiante.

La caza es otra cosa… para muchos es una terapia sanadora, para otros una pasión hereditaria, quizás una forma de vida y, para algunos pocos, es un arte. Hoy voy a presentarles a un artista de la caza: Fernando Lian, un virtuoso y consumado experto en antílopes.

BICHOS

Como se sabe, los antílopes que hay en nuestras tierras no son autóctonos, fueron traídos de la India para ornamentar cascos de opulentas estancias de la pampa húmeda y luego para la caza deportiva. Hoy están en amplia expansión en Buenos Aires, Santa Fe, La Pampa, San Luis, Entre Ríos, Corrientes y Chaco.

Es una especie muy rústica que necesita grandes espacios que le aseguren un amplio campo de visión, su principal arma de defensa. Se trata de un animal sumamente nervioso y desconfiado que basa su supervivencia en la excelente vista que posee.

De olfato y audición son regulares, pero su visión es superlativa: es su sentido predominante y determinante. Esto es resultado de un largo proceso de adaptación a la supervivencia en amplios pastizales abiertos, cuidándose de predadores sigilosos y muy bien mimetizados como los tigres y leopardos.

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