Inicio / Novedad / BAITCAST, MI MODALIDAD PREFERIDA

BAITCAST, MI MODALIDAD PREFERIDA

Cable de acero, mosquetón, boga grip, lentes, gorra: detalles chicos, a veces olvidados, que, sin embargo, contribuyen a una buena jornada de pesca.

Por Néstor Saavedra

Como en todo equipo, las cosas más pequeñas o sencillas pueden ser fundamentales. “Un barco se hunde por el agujero más pequeño” dice el viejo refrán. Y por eso hay que tapar todos los orificios hasta el más diminuto. Es una forma de ir creciendo en esta técnica: considerar cada aspecto para pescar inteligentemente y, en consecuencia, disfrutar mejor de la acción.

Podemos tener la mejor caña y el mejor reel, cargados con excelente multifilamento. En la caja disponemos de los mejores señuelos y estamos en un ambiente plagado de dorados o tarariras. Pero la mala calidad de un minúsculo snap o la falta de un boga grip o una pinza o lentes de mala calidad nos complican la salida.

Agregados

Todo elemento que añadamos al aparejo es un peso extra que influirá en la acción del señuelo. A veces es un agregado necesario, como, por ejemplo, cuando se engancha un down rigger (bola de plomo) para trollear a una profundidad determinada a la que no se llega con solo con la acción de la paleta del señuelo, por ejemplo, en un lago para buscar truchas. Otra veces se hacen añadidos con la mala intención de robar peces, cuando, por caso, se coloca plomo o triples de más para robar surubíes.

En esta nota solo nos referimos a la pesca en baitcast, en la que lo ideal es no agregar nada y, si no hay remedio, algo que sume muy pero muy poco peso. Esta afirmación no tiene concesión en pescas finas, donde conviene suprimir, incluso, el mosquetón atando el señuelo con un nudo tipo Rapala (de lazo, para que la línea no quede pegada al pitón). El problema lo generan los peces con dientes filosos o la necesidad de cambiar continuamente de artificial.

Para el primero de los casos se recomienda el uso de un cable de acero. Otra vez, la consigna es la misma: cuanto más liviano, cuanto menos peso entregue, mejor. He visto casos de cables de acero de 80 libras con pequeños señuelos de superficie que no permitían ni una mínima acción del artificial y lo hundían como si fuera una plomada.

Mosquetones y esmerillones suelen ser parte de lo que en inglés se llama “leaders” o terminales de acero, que se colocan con el propósito de evitar que los peces con dientes filosos corten la línea. Para unir la argolla fija o cerrada al cable de acero suele usarse un plástico termocontraíble o unos tubitos de acero que se aprietan contra el nudo y que impiden que se deshaga. Es también este punto uno de los que más decepciones causa a los pescadores por rupturas cuando traen un pez grande. Por tanto conviene ser prolijos en esta parte del armado o, si se compra el “leader” ya hecho, adquirirlo en una casa de pesca de confianza.

Para el segundo caso, se utilizan los snaps o mosquetones, pequeño clip metálico que se abre y cierra, salvo algunos casos que ya comentaré. El mosquetón se ata a la línea madre o puede colocarse como terminal de un cable de acero. Existen varios tipos de mosquetones. Los más comunes tienen una especie de pestaña, que funciona como traba para cerrar el alambre móvil. Este es el punto crítico, porque la excesiva fuerza de ciertos peces hace que la pestaña se abra. Para evitar esta desagradable sorpresa, algunos pescadores la aprietan con una pinza contra la punta. Así es más difícil que se abra, pero resulta engorroso tener que forzar la apertura cada vez que se quiere reemplazar el artificial. Además, el abrir y cerrar con una pinza termina por debilitar la solapa o el alambre.

Algunos mosquetones tienen el punto de traba de alambre rígido y cuesta más cerrarlos y abrirlos naturalmente, pero de esta manera brindan mayor seguridad al usuario. En el otro extremo existen algunos snaps que no se abren. Están siempre cerrados y al señuelo se lo enhebra haciéndolo girar por el extremo que envuelve la pata. Son mucho más seguros y solo presentan algunas dificultades con pitones muy gruesos o que están ubicados en concavidades profundas, como sucede con algunos chuggers (poppers). 

Como ya dije para los demás añadidos de una línea debe tenerse muy en cuenta que no la sobrecarguen e influyan en la actuación del conjunto. Esto se nota, por caso, en señuelos muy livianos. Para estos casos existen unas pequeñas circunferencias apenas abiertas, llamadas no-knot (sin nudo, en inglés), donde se inserta el pitón del señuelo a presión. No son recomendables para peces grandes y pueden usarse en pescas ultralivianas.

Salvo que se pesque con cucharas giratorias o algunas ondulantes que también retuercen mucho la línea, como la Johnson, no aconsejo, en baitcast, pescar con esmerillón: no tienen sentido y agregan peso.

Agarre

Si ya de por sí un señuelo es peligroso por la cantidad de puntas de sus triples, se torna mucho más riesgoso cuando está clavado en la boca de un pez que se mueve. Y ni qué decir si ese pez, encima, tiene una boca con dientes filosos, como el dorado, la tararira, el chafalote o la piraña, por mencionar a los más conocidos. Y mucho más, si es pesado con su habitual cuerpo resbaladizo por el mucus protector (manosearlo lo menos posible).

Las cucharas ondulantes grandes, de un solo anzuelo, suelen ser fáciles de quitar, ya que se presiona sobre la chapa y se saca el anzuelo por el mismo camino en que entró, pero en sentido inverso. Para todos los demás casos es imprescindible emplear dos pinzas: una para mantener la boca abierta y otra para sacar el cuerpo extraño. Exactamente lo mismo que un odontólogo, pero con la consigna de que los peces no entienden que no deben morder al que quieren liberarlos de esa molestia. El pez no tiene manos y su instintiva reacción, cuando tiene dientes que usa como armas para cazar, es cerrar las mandíbulas, incluso en algunos casos moviendo la cabeza hacia delante o los costados.

Para abrir la boca se puede usar una pinza tipo pico de tucán o brasileña, con la que se le sujeta la mandíbula inferior, presionando constantemente para que no se zafe. Esto implica que se le pueden romper algunas piezas dentales y que, si el pez es pesado, a la fuerza de prensión hay que sumarle la de soportar en el aire sus kilos. En esto, entonces, saca ventaja ese invento norteamericano llamado boga grip (nombre comercial que ya se usa genéricamente). Se trata de una pinza que se cierra automáticamente en la mandíbula inferior y que no se puede abrir, si el usuario no activa hacia atrás el mecanismo ubicado sobre el brazo de la pinza. Las mandíbulas de acero giran sobre ese brazo, de modo que, si el pez rota sobre su eje, no provoca ninguna torsión de la muñeca, como puede ocurrir con la pinza rígida. Algunos modelos de boga grip vienen con balanza para pesar la presa. Si las mandíbulas terminan en un punto muy delgado, suelen perforar el piso de la boca de los peces. De todas maneras ha sido demostrado que esta sección inferior de la boca, opuesta al cielo, en ciertas especies no provoca heridas complicadas sino que cicatrizan con facilidad, al punto que a algunos ejemplares muy pesados se los alza clavándoles un bichero por debajo de la quijada. Para los peces que habitualmente pescamos preferimos la modalidad menos cruenta.

En todos los casos aconsejamos devolver el pez lo antes posible a su medio, exponerlo lo menos posible a la falta de agua, colocarlo lo menos posible en posición vertical, es decir, extremar las medidas de cuidado, pero no arriesgar más de lo debido: he visto terribles mordeduras de pez en la lancha por cancherear o por no querer lastimar mucho al pez. Cualquier devolución más menos normal es muchísimo más que los miles y miles de peces que matan indiscriminadamente los falsos pescadores deportivos, por no hablar de otras categorías.

Para la pesca con señuelos desestimamos el uso de copos o similares, salvo que se use un solo anzuelo. De lo contrario, los triples se enganchan en la red y se perjudica la vida del propio pez, que queda prendido más tiempo, formándose una trampa complicada por el trabajo de destrabar las puntas.

Cuidado

Debido precisamente al riesgo de anzuelos y triples es fundamental emplear lentes y gorra que protegen los lugares más delicados del pescador: ojos y cabeza. La gorra, de paso, con una buena visera o tela que tapa las orejas y nuca, nos cubre del sol. Los lentes, si son polarizados de buena calidad, nos permitirán ver más debajo del agua, algo fundamental cuando se pesca “a la vista”, como suele suceder con tarariras en aguas claras.

El potente impacto de los triples sobre alguna parte del cuerpo suele acaecer en dos momentos: cuando el pez está cerca de nuestra posición y da su estocada final (cabezazo, corrida, etc.) para zafar, y cuando enganchamos el señuelo en alguna rama y lo queremos sacar de un tirón. La prudencia es lo mejor en ambos casos. Tener la caña bien empuñada para cambiar la dirección del señuelo, cuando se lo lanza, puede ser útil, pero a veces el recorrido es corto y poco se lo puede variar con el “muñecazo”. Camisa de mangas largas y pantalones largos cubren más sectores débiles de la piel, pero los triples bien afilados, aconsejados para pescar en baitcast, perforan la ropa fina si pegan fuerte. A veces es mejor perder un anzuelo que no clavarse un triple por tironear con violencia.

Baitcaster del mes: Alejandro Linares

¿Por qué pescas en baitcast?

Pesco en baitcast después de muchos años de haber usado el spinning y encontrar limitantes en cuanto a peces de gran tamaño: el primero era que no podía usar en líneas gruesas, porque se reducía la distancia en el lance, lo que en baitcasting no sucede; luego encontré muchas ventajas más, como el control de la distancia en el lanzamiento, lo cual me permite mejorar la precisión y también la comodidad, pues los reeles son de menor peso y tamaño que los de spinning.

 ¿Qué pez es el que más te gusta pescar en esa modalidad y por qué?

Ahora pesco casi todas las especies con baitcasting, pues las ventajas son muchas para la mayoría, pero el último año he pasado la mayor parte del tiempo en agua salada y para ese tipo de peces no existía un carrete de baitcasting adecuado. Sin embargo, he dedicado gran parte de la pesca a capturar el pargo muelon, conocido como cubera en otras partes (Lutjanus novemfasciatus). Para esta pesca se necesita línea muy resistente de 80 o 100 libras, lo cual con spinning es difícil y el lance queda muy corto. Además, el sistema de freno de un carrete de baitcasting es más eficiente por ser directo, sin ángulos en la línea al entrar al carrete.

3. Una caña y su mayor cualidad

Tengo varias, todas de grafito de alta calidad, pero la que más me sorprende y con la que mas peces grandes he sacado es la G Lommis Muskie extra extra heavy: es demasiado fuerte y combinado con el carrete me permiten sacar peces que siempre buscan meterse en las rocas para escapar.

4. Un reel y su mayor cualidad.

El mejor que conozco es el Shimano Tranx, pues tiene un freno de 25 libras que me permite evitar que los peces, una vez enganchados, vayan adonde quieren y puedo usar líneas de 80 y 100 libras sin reducir el lanzamiento.

5. Un señuelo y su mayor cualidad.

Saliendo del agua salada, sin dudas que el señuelo más versátil y el que escogería, si solo pudiera llevar uno a una pesca, sería una cuchara giratoria, y mi marca favorita es Mepps. Este señuelo atrapa todos los peces, incluso algunos hervíboros, desde mojarritas hasta grandes dorados.

YAMAHAMarina-F300-GETX-El-Pato1200x300
Abrir chat
Hola ¿Quiere que hablemos?
Si desea comunicarse con un representante de la Revista El Pato, lo invitamos a contactarse por WhatsApp