La caza mayor está creciendo a paso acelerado en nuestro país y son muchos los nóveles cazadores que desean vivir su primera brama. Aquí algunas consideraciones para los que van a dar ese paso.
Textos: Gabriel Paccioretti gpaccioretti@yahoo.com.ar
Como se sabe, la brama es una de las experiencias más exquisitas en la caza, y todos sueñan con eso. Es una vivencia única, un acontecimiento espectacular.
No es lo mismo cazar un ciervo durante la brama que en otro momento del año. Sea en el monte pampeano, en la estepa patagónica o en los bosques andinos, se trata de una cacería sensacional dominada por una música maravillosa: la de los machos llamándose a la pelea por las hembras.
Pero no es fácil, ni accesible. La realidad indica que muy pocos son los que pueden cazar en brama sin pagar, por lo que la inmensa mayoría debe recurrir a cotos o servicios de guías independientes… y, hacerlo, es una inversión considerable. Las razones son muchas, pero básicamente se trata de dos cuestiones principales: el acceso al campo y los conocimientos necesarios.
POR QUÉ NO ES ECONÓMICAMENTE ACCESIBLE
En nuestro país no hay tierras fiscales donde el cazador pueda acceder gratuitamente, y esta es la razón principal del por qué se paga para cazar: se abona por el derecho de uso de un predio privado.
Hay países donde la caza es una práctica muy popular, y se la considera como una forma de disfrute de la vida al aire libre y un derecho que tienen todos los ciudadanos a aprovechar la fauna, que no deja de ser un recurso natural más o un patrimonio común de todos los habitantes.
Por eso es que en esas naciones hay cotos públicos o áreas de caza fiscales, también reservas naturales específicas para ese fin. Incluso, los parques nacionales tienen temporadas habilitadas para cazar libremente, tal como se hace aquí con la pesca, el trekking o el camping. Obviamente, en esos países también hay cotos privados y servicios de guía profesionales, pero el cazador puede optar por lo gratuito o por contratar servicios cinegéticos.
En nuestro país prácticamente no existe lugar público dónde practicar la caza mayor gratuitamente. Los parques nacionales que habilitan la caza (Nahuel Huapi, Lanín) lo hacen de manera muy restringida, e imponen normativas que implican costos que nos son menores. Otros parques (El Palmar) permiten la caza de control de exóticos, pero imponen tantas exigencias que quedó reservado para algunos pocos que viven cerca. Y al no haber tierras públicas de caza en nuestro país, sólo se puede realizar la actividad en campos privados… y aquí está la raíz de asunto.
Al principio, hace 50 o 60 años, cuando comenzó la caza mayor en La Pampa, Neuquén y Río Negro, en cualquier campo permitían cazar, más o menos como sucede hoy cuando un cazador de perdices golpea las manos en un tambo para pedir permiso para “caminar” en un potrerito de alfalfa. Los viejos cazadores contaban que iban a las pulperías pampeanas y preguntaban en voz alta al gauchaje quién lo invitaba a cazar chanchos o ciervos, y se retribuía el favor con damajuanas de vino o botellas de ginebra. Pero con el aumento de la demanda de los cazadores, los dueños de los campos vieron el filón y comenzaron a explotar la caza como actividad complementaria a la ganadería, estableciendo un coto o alquilando el campo a un guía.
Y con el aumento de la cantidad de cazadores también empezó el furtivismo, es decir, gente que se metía a los campos a cazar, sin la autorización del dueño, lo que generó un problema nuevo. También se sumó el afán recaudatorio de los gobiernos, por lo que hubo provincias que pensaron que era buena idea permitir cazar sólo en campos inscriptos (sean cotos o no)… como si los furtivos averiguan cuál está inscripto antes de meterse ¿por qué un funcionario pensó que de esa manera se combatía el furtivismo? Nadie lo sabrá. Conclusión: si un propietario quiere invitar a un amigo, debe anotar su finca como campo de caza aunque no sea coto… un trámite burocrático que significa molestia y costos al cuete, ¿quién le va a hacer el favor de permitirle cazar en su predio si tiene que tomarse esas molestias? Claramente no.
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