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IGUAL QUE TODOS LOS AÑOS, PERO DISTINTO

El título no es contradictorio, sólo paradójico… así es la biología. Aquí el resultado de largas charlas con un famoso guía pampeano.

Luis Frixione   luisfrixione1922@yahoo.com.ar / Fotografías de Carlos Pizighini

Cumplimos con el rito anual de la brama del ciervo colorado, una liturgia pagana que nos sumerge en la más rancia tradición cinegética europea,  pero acriollada, ya absolutamente nuestra.

Como todo en la biología, siempre igual y distinta. Todas las bramas son idénticas y diferentes… y no podía ser de otra manera.

TODO IGUAL

Siempre es igual porque los instintos y las estrategias reproductivas son las mismas, invariablemente, cada año. Se trata de larguísimos procesos evolutivos que llevan cientos de miles de años, hasta millones inclusive.

La evolución no admite cambios abruptos ni radicales. Hablamos de un lentísimo proceso de adaptación al medio, tanto en lo físico como en el comportamiento. Es una lenta decantación de estrategias de supervivencia, y cualquier cambio profundo sólo es visible luego de extensos períodos de tiempo que jamás podremos percibir.

Lo que vemos hoy es el fruto de un paulatino proceso de selección natural que permitió sobrevivir a los más aptos, tanto en términos individuales como colectivos (si hablamos de las especies). Y la brama es una muestra cabal de esto: no es más que una estrategia en la que los machos compiten para aparearse, lo que permite a los mejores (los más fuertes o más inteligentes) pasar sus genes para perpetuar la especie. La brama no es sólo una táctica reproductiva sino y, sobre todo, la gran estrategia de supervivencia del Cervus elaphus.

Los dos sexos viven casi todo el año separados y en zonas distintas. Las hembras ocupan los campos con mejores pasturas que les aseguran buena condición física para la gestación, más producción de leche para la lactancia y buen forraje para ella y el cervatillo que parirá. Los machos, en cambio, viven en pequeños grupos en los peores campos del área. ¿Se va comprendiendo cómo la brama forma parte de una estrategia de supervivencia mayor, en este caso del mejor aprovechamiento de los recursos?

Analizando el revolcadero
Mirando

A fines de febrero, los machos abandonan la cordial convivencia para volverse solitarios y marchar hacia donde están las ciervas. Y allí comenzará la lucha para reunir cada uno su harem. Es lo que llamamos “brama”: una lucha por las hembras en la que lograrán aparearse sólo los más fuertes o los más inteligentes.

Una compleja combinación de factores ambientales (temperatura, duración de la luz diurna), biológicos y de comportamiento, van acelerando la excitación de los machos y madurando el celo de las ciervas, y lo conduce al punto máximo (brama): desde los días previos de la receptibilidad de las hembras hasta que estén servidas, los ciervos lucharán por juntar su harem para copular.

La lucha física, es decir la pelea concreta, es violenta y peligrosa. No son raras las heridas de todo tipo, incluso letales. Pueden quedar cicatrices, lesiones que tardarán en sanar y hasta discapacidades permanentes. Una muestra clara de la virulencia son las cornamentas quebradas por el pugilato. Pero no son tontos y el enfrentamiento directo sólo se da entre ciervos de igual condición física y temperamento, jamás un joven o un viejo enfrentarán un adulto en pleno desarrollo físico. Y aquí podemos ver el rol táctico de la brama dentro de la gran estrategia reproductiva.

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