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VACACIONES DORADAS

El corredor entrerriano del río Paraná se prepara para una buena temporada de pesca de dorados y, junto a Cabañas Las Piedras, ya empezamos a palpitar lo que nos ofrece este tramo del Pariente de Mar.

Por Ariel Robledo

Llega el mes de julio y la mayoría de las familias se preparan para disfrutar de unos días de vacaciones de invierno, eligiendo diferentes destinos de nuestro país. Hay quienes optan por la nieve, otros las sierras y, también, quienes se deciden por la geografía litoraleña. Dentro de ese abanico de posibilidades, aparece la ciudad de Santa Elena, en el corazón de la costa del Paraná. Con sus maravillosos paisajes, sus barrancas imponentes, sus colores y la paz que la rodea, se ofrece como un destino ideal para quienes deseen distenderse, y combinar naturaleza con el descanso.

Con ese objetivo viajamos hasta la ciudad “paraíso de la pesca” como es el slogan que durante muchos años la identificó, especialmente cuando el frigorífico, arrojaba sus desperdicios al río y, por tal motivo, grandes cardúmenes de imponentes peces les ofrecían a los pescadores desde la costa la posibilidad de pescar pacúes, dorados, surubíes de tamaños descomunales.

Esta situación perduró durante muchos años, y en las fotos de aquellas épocas se pueden ver gran cantidad de personas en la costa santaelenense aguardando el pique. Cuando el frigorífico cerró sus puertas, el cebadero se terminó, y los cardúmenes migraron hacia otros puntos. Pero el encanto y las posibilidades de buena pesca siguen vigentes, solo es necesario coordinar una visita a esta ciudad entrerriana para comprobar lo que les contamos.

Cabañas Las Piedras

Llegamos hasta Santa Elena, y nos dirigimos al complejo de cabañas Las Piedras, en donde nos esperaban Gabriel Olivera y Valeria, para recibirnos y conversar sobre las actividades que desarrollaríamos al día siguiente. Estas cabañas están totalmente equipadas con todos los detalles cuidados, y actualmente con un quincho en donde se sirve el desayuno, pero, a la vez, se pueden realizar reuniones, asados, y pasar agradables momentos.

Conversando con Gabriel, organizamos para hacer la pesca en un día en el que las condiciones climáticas iban a ser muy buenas, con escaso viento, y con un cielo nublado y fresco, lo que nos permitiría efectuar los ensayos sin inconvenientes.

Por la noche fuimos hasta el Snack Bar y Parrillada Linter, un lugar tradicional de Santa Elena, ubicado en la costanera, en donde podemos saborear una exquisita y abundante parrillada además de otros platos tradicionales a base de carnes y pescado, con unos precios muy adecuados.

Por la noche regresamos a las cabañas y nos preparamos para lo que sería nuestra jornada de pesca.

Día de pesca

Bien temprano nos despertamos y nos dirigimos hacia el desayunador. Un completo y variado desayuno con frutas, jugos, facturas y café con leche nos esperaba para arrancar con todas las energías.

Todavía estaba oscuro cuando Gabriel enganchó su embarcación para salir hacia la costanera y la bajada de lanchas. Como guía nos iba a acompañar Daniel Goncebad, quien conoce todos los puntos más efectivos para la pesca. El objetivo por la mañana era ir en busca de los dorados en la modalidad de baitcasting y spinning. El guía sugirió que probemos hacia el sur hasta la zona de la Piedra Mora, lugar emblemático para la pesca. Antes de llegar a este accidente geográfico existen muchos puntos con piedras en donde también íbamos a intentar, ya que se forman condiciones ideales para que los tigres del río estén acechando.

Me acompañaban en esta aventura mis hijos Valentín y Santiago. El primero iba a probar en la modalidad spinning ya que contaba con un equipo Okuma con caña Altera y reel Alaris 30 que le iban a permitir disfrutar de la pesca de una manera diferente. Santiago usaba un equipo Okuma con reel Hakai y caña Wave Power, y yo estaba testeando un reel Colony Razor GT de 10 rulemanes y caña Colony Titán de 10 – 20 libras.

Empezamos las pruebas con señuelos de distintos diseños, en su mayoría con paleta Nº1, pero a medida que fueron pasando las horas, decidimos bajar un poco más, ya que ante la falta de piques imaginamos que los dorados podrían llegar a estar un poco más abajo.

Apenas cambiamos la profundidad a la que nadaban los señuelos ya empezamos a tener respuestas. La tracción debía ser muy lenta, porque sino los dorados no atacaban de manera firme. Cuando le tomamos el tiempo a la manera de recuperar los artificiales comenzamos divertirnos con los piques de ejemplares medianos pero que mostraban una buena potencia cada vez que se abalanzaban contra los plásticos.

El show se hizo más notable cuando nos acercamos a la Piedra Mora, que se veía afuera del agua debido a la bajante que actualmente está experimentando el río.

El río pegaba con fuerza contra la piedra y se formaban dos extensas correderas a ambos lados. En la que se extiende cerca de la costa entrerriana, había una lancha, por lo que decidimos probar en la corredera que está entre la piedra y la boya que indica a los barcos el peligro de la zona.

Nuestro guía nos sugirió que utilicemos señuelos de paleta Nº1, ya que el lugar es muy playo, y generalmente los dorados se ubican en la caída de la zona playa hacia la profunda. Apenas los artificiales pasaron por la punta de la corredera, comenzó el show de piques y corridas con los dorados. La idea era pasar y hacer los lanzamientos, mientras el guía acomodaba la lancha con el motor eléctrico para pudiéramos efectuar los lances sin problemas.

Fue un verdadero espectáculo de dorados atacando los artificiales apenas caían al agua. Estaban todos juntos y algunos picaban bien en el comienzo de la correntada, y otros un poco más en el medio. Muchas veces, debido a la escasa profundidad, los señuelos se trababan entre las piedras y, cuando se soltaban, los dorados los tomaban. Tuvimos varios piques de dorados mediados, y Santiago prendió uno muy lindo que se llevó las mejores fotos.

Ya cerca del mediodía, y con el material realizado, empezamos a navegar de regreso, porque la idea era almorzar algo rápido en lo de Linter, y después salir a la siesta hacia la zona norte.

Llamamos por teléfono, y la cocina de Linter se puso a trabajar para que cuando llegáramos aprovechemos el tiempo para almorzar y salir nuevamente en busca de los dorados.

La tarde

Terminamos el almuerzo, y salimos rumbo al norte. En esta ocasión se sumaría Bautista, para probar el pique de los dorados. Navegamos hacia las piedras que se ubican a unos 15 minutos de navegación, y desde ese extremo íbamos a empezar a bajar probando suerte en una gran cantidad de puntos que se presentan óptimos.

En esta ocasión, al ver que los señuelos no nos daban las respuestas que queríamos, empezamos a probar con carnada natural, pescando “al golpe”.

Para esta ocasión utilizamos un equipo realmente sensacional compuesto por una caña de spinning Mustad Fluck Spin de 10 – 12 libras de dos tramos, con un reel Marine Venza 2000, sinceramente me sorprendió la resistencia de este equipo que lo testeamos de costa, y también con dorados de mucha fuerza. Bauti tuvo varios piques y capturas con este equipo liviano y sinceramente quedamos impactados por el comportamiento del pescador y de su equipo.

Con varios dorados pescados, y el sol que ya estaba a punto de desaparecer, regresamos a la cabaña, para cerrar nuestra visita.

Como cierre, disfrutamos de una sabrosa merienda, mirando el atardecer desde el balcón de la cabaña, y una invitación para que lleguen a este paraíso entrerriano a disfrutar de la pesca con los servicios muy prolijos y completos de Cabañas Las Piedras.    

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