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LOS GIGANTES DE INVIERNO

Fue un mes de julio con temperaturas extremadamente bajas en nuestro Litoral, como hacía varios años no se registraban. Justamente estos fríos hicieron que los cardúmenes de grandes surubíes se concentren en algunas zonas profundas del río Paraná.

Por Ariel Robledo

Con la llegada de las bajas temperaturas, el tramo del río Paraná que va desde Paso de La Patria hasta Bella Vista, comenzó a ser noticia entre los pescadores, por la gran cantidad de surubíes que se estaban pescando, y con tamaños que hacía bastante tiempo no se veían. Esta situación de pesca, que antiguamente se daba con mayor regularidad en esta franja del Pariente del mar, desde hacía ya unos años no se producía, y si bien se lograban algunas capturas, no eran en las cantidades y los tamaños que se presentaron en esta ocasión.

También es importante destacar que lamentablemente la matanza de grandes ejemplares que se hizo, fue lamentable, y eso no me lo contaron, sino que tuve la posibilidad de ver cómo algunas lanchas con pseudo pescadores deportivos, levantaban y mataban sin vergüenza dos, tres y hasta más ejemplares, algo que sucedió a la vista de todos, y que realmente me extrañó que ninguna autoridad de fauna estuviera controlando el desastre que se estaba haciendo.

Y esto no era algo secreto, sino que todos los pescadores sabían lo que estaba sucediendo en la zona de Puerto Piracuá, Puerto Piracuacito del lado de Santa Fe, y Empedrado, del lado de Corrientes. Una vez más la depredación y la desidia de algunos, volvió a viralizarse en las redes, ante la inoperancia de quienes tienen la responsabilidad de cuidar el río, y castigar a quienes hacen un uso abusivo de los recursos naturales. Pasan los años y la historia se repite, a lo largo y ancho del gran río, sin que nadie le ponga freno.

El dato

Con la información de la presencia de un gran cardumen de surubíes en la zona de Empedrado, me comuniqué con los amigos de Posadas Puerto Paraíso, que actualmente se ha fusionado con Hotel Tramonto, para ofrecer un servicio destacado en este tramo del gran río. Apenas cruzamos unas palabras, surgió la invitación para hacer una nota junto a mi familia, y aprovechando las vacaciones de invierno partimos rumbo a la Perla del Paraná.

Para los días que habíamos programado realizar el viaje, se pronosticaban temperaturas bajo cero en todo el litoral, por lo que cargamos una buena cantidad de abrigo. Al llegar nos instalamos en las cómodas habitaciones que posee Tramonto, con todo el confort para estar como en nuestra propia casa. También pudimos conocer la nueva sala de sauna, masajes y su pileta de hidromasaje, inaugurados recientemente, lo que también ayuda para que uno se desconecte de todo y le dé a su mente y su cuerpo el merecido rélax.

Por la noche disfrutamos de la sabrosa gastronomía que nos ofrece el hotel, y compartimos la cena con Francisco Teitelmam, con quien coordinamos el relevamiento del día siguiente.

Un día espléndido

Más allá del frío que se hacía sentir en las primeras horas del día, sabíamos que la jornada no iba a presentar viento, y que el sol nos iba a acompañar, ofreciéndonos una buena situación para realizar los intentos.

La lancha nos esperaba en la costa y mientras caminábamos podíamos pisar la escarcha que las bajas temperaturas formaron en el césped.

Me acompañaban en la aventura mis hijos Valentín y Santiago, y cargamos para las pruebas equipos aptos para hacer trolling. Cañas de 15-30 libras, reeles con capacidad para cargar unos 200 metros de multifilamento del 0,25 mm. Los modelos y marcas de los equipos eran: caña Cayastá de Okuma, con reel Citrix de Okuma; otro equipo armado con una caña Quantum, y reel Revo Toro de Abú García, y el tercer equipo era una caña Colony Fénix con reel Titán Pro BG de Marine. Equipos que ya los hemos utilizado en varias pescas con excelentes desempeños.

Según nuestro guía el cardumen de surubíes estaba muy cerca de Empedrado, casi enfrente a la ciudad, en un canal profundo. Pusimos proa hacia ese punto, y empezamos a realizar las pasadas lentamente. Como señuelos teníamos bananas CuCú de profundidad y también bananas Okuma by FK, en diversos colores. Podíamos ver también que en el lugar actuaban otras lanchas. Efectuamos varias pasadas sin resultados, por lo que nuestro guía nos invitó a cambiar de lugar y probar con los dorados en una zona de palos cerca de donde estábamos realizando los ensayos.

Cambiamos los señuelos de profundidad y les colocamos de media agua, y también unos shads que siempre dan piques.

Empezamos las pasadas en lugares en donde la corriente pegaba con fuerza contra el palerío y tuvimos varios piques de dorados medianos, destacándose uno de mayor tamaño que logró prender Santiago. Con estas capturas fuimos cerrando la mañana, y regresamos al hotel para almorzar y seguir con las pruebas por la tarde.

La tarde, las emociones

Cuando retomamos la navegación el guía nos comentó que el cardumen se había corrido hacia otros pozones, y que en ese lugar íbamos a poder capturar surubíes. Con las esperanzas intactas, navegamos, hasta llegar a una zona de veriles en donde vimos que había otras lanchas realizando las pasadas.

Colocamos nuevamente los señuelos de profundidad y, en apenas unos 50 metros de recorrido, Valentín, tuvo la bajada de su caña. Fue terrible la primera corrida del pez, que le sacó varios metros de multifilamento, hasta que el guía pudo girar la lancha y acortar las distancias. Era un pesado contrincante que exigía la caña Okuma Cayastá al máximo. Fueron varios minutos de pelea dura entre el pescador y su oponente. La paciencia es fundamental para no agotar los brazos y, por sobre todo, no cometer errores que después nos hagan perder el pez de nuestras vidas. Atentos todos seguíamos el trabajo de Valentín, hasta que lo pudimos ver arriba de la lancha!!! Imponente pintado que se llevó todas las fotos. Tras la devolución nos fundimos en un abrazo y todas las felicitaciones, con la inmensa alegría de poder ver estos gigantes del Paraná.

Nos acomodamos nuevamente y empezamos las pasadas a favor de la corriente, como debe ser, tratando que los señuelos lleguen a la mayor profundidad posible.

En esta pasada a quien le tocó disfrutar de un hermoso pique y una gran pelea fue a Santiago. Este contrincante se mostraba más pesado, seguramente de mayor tamaño que el primero, pero  en plena contienda el pez, buscó refugio en el palerío, y lamentablemente nos ahogó a todos los festejos. Santiago, que había hecho todas las cosas bien, se resignaba por la pérdida…

Sin demasiados lamentos, emprendimos nuevamente la navegación hacia el punto desde donde el guía iniciaba el derrotero y, esta vez, Santi tuvo su merecida revancha. Otro pique, otro surubí y, en esta ocasión, la batalla la ganó el pescador.

Tremenda la alegría de todos, y en cada foto plasmamos la felicidad por este merecido trofeo de nuestro río. Fotos y la devolución, para abrazarnos, reír, festejar y dar por finalizada la jornada con el sol casi besando el horizonte.

Nuevo día

 La idea de esta jornada era sumarlo a Bautista a la lancha, porque quería ver lo gigantes que son estos surubíes, y no hubo frío que lo detenga. A primeras horas ya desayunamos, y salimos hacia la lancha que nos esperaba en la costa. El plan era pescar un par de horas surubíes y después ir a la costa para hacer un poco de baitcasting.

Primera pasada, y la caña de Valentín que acusa el zarpazo de otro buen cachorro de surubí!!! Increíble bestia la que pudo capturar, disfrutando de cada segundo de la temprana pelea. Bauti miraba fascinado como su hermano se esforzaba para acercar al pez a la lancha. Cuando apareció en la superficie no lo podíamos creer!!! Tremenda bestia que nos hizo estallar de felicidad. Inmediatamente posamos para retratar el momento, esa foto que tanto uno imagina, sueña, desea y que la pudimos plasmar en este viaje. Esa foto que todo pescador quiere tener junto a los seres que más ama y que comparten la misma pasión.

Ya todos felices con el objetivo cumplido, fuimos a hacer algunos lances en baitcasting, y conseguimos un par de piques de dorados medianos.

Al mediodía, culminamos nuestra visita a Empedrado, con la enorme felicidad de haber compartido un par de días con mi familia en un lugar soñado, con los gigantes del Paraná que nos ofrecen momentos y fotos… sencillamente emocionantes.

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