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CIERRE DE TEMPORADA 2024 EN ENTRE RIOS

Por Gabriel Luis Paccioretti  gpaccioretti@yahoo.com.ar – Fotografías de Carlos Pizighini

Un balance de la temporada de caza menor en Entre Ríos que fue excepcional, y sin problemas, a pesar de los conflictos y amenazas.

He aquí un pequeño balance sobre la caza menor en Entre Ríos: el clima, los intentos anti-caza, los estudios científicos que aseguraron la apertura de la temporada, las presas, el potencial receptivo, el diferencial…

MÁS…

Aunque cazamos en otras provincias, para los que vivimos cerca de los accesos a Entre Ríos (el túnel sub-fluvial Santa Fe-Paraná, el puente Rosario-Victoria y el puente Zárate-Brazo Largo) nos convertimos en fanáticos de las perdices de esa provincia por múltiples razones.

Ante todo, por algo especial: allí se puede cazar más… mientras todas las provincias cierran su temporada a fin de julio, Entre Ríos comienza la veda en agosto. Esto no es poco, y se suma a los buenos campos, los maravillosos paisajes y los buenos artículos regionales como la miel y los quesos caseros.

Y, si bien la agricultura avanzó mucho desforestando el monte nativo y sembrando grandísimas extensiones de pastos naturales, todavía hay bastante ganadería y lechería que defienden los potreros necesarios para las perdices.

Además, esa provincia cuenta con cabañas y hoteles económicos en las ciudades y pueblos del interior donde cazamos. Ni hablar de sus fondas y almacenes que ofrecen manjares para la parrilla como la “rosca-chorizo” o “pechera”.

INVIERNO 2024

Este invierno fue crudo y seco, ideal para los cazadores, aunque malo para los productores agropecuarios. La sequía nos regaló una temporada “enterita” y sin recortes por el barro… y no perdimos ningún fin de semana por lluvias.

En cuanto a la temperatura, sólo sufrimos calor y mosquitos el primer fin de semana, en el comienzo de la temporada en mayo. El resto fueron jornadas frías o frescas, ideales para caminar los potreros sin el agobio de ningún inoportuno “veranito de San Juan”. Si bien es cierto que arreciaron las heladas como hacía muchos años no se veía, para cazar es mejor el frío que el calor.

PERDICES

En casi todas las salidas se logró el cupo, salvo en dos oportunidades: un campo donde se consiguió permiso que eran rastrojos de maíz que dio muy pobres resultados, como era de esperar; y en un muy desconcertante tambo a gran escala. Sobre este último caso, muy atípico, se trataba de unos alfalfales de película que vaticinaban un día glorioso, pero que dieron 3 o 4 perdices nomás; según creemos, quizás sea por la modalidad productiva (sin pastoreo, con cosecha para rollos y el uso intensivo de insecticidas), pero se trata sólo una hipótesis para salir del asombro.

En términos generales, se confirmó lo de siempre: se llega fácilmente al cupo donde hay pastoreo (se trate de ganadería o de tambos), ya sea de pasturas naturales (que en Entre Ríos es muy común), sectores marginales ociosos, praderas sembradas, avenas o alfalfas. Todo lo contrario sucede en los campos dedicados a la agricultura, donde la presencia de perdices es pobre (ojo, las hay, pero pocas respecto de los otros campos).

LIEBRES

Este año se repitieron las constantes de los años anteriores: muchas, pero lejos de los pueblos.

Hemos visto muchas liebres en potreros de todo tipo, inclusive en los campos dedicados a la agricultura. Tuvimos jornadas donde alcanzamos a contar 8, y hasta 9 orejonas (cantidades avistadas, aunque no todas cazadas). Si bien no todos los días se ven tantas, no hubo cacería sin verlas.

La normativa de Entre Ríos permite un cupo de 4 liebres por cazador, que es bastante difícil de lograr de día cazando perdices, sobre todo porque comienzan a correr fuera del alcance de la escopeta. Pero nos parece que son más abundantes año a año.

Como se dijo arriba, si bien hay muchas, esa abundancia es siempre lejos de los pueblos y ciudades. Los cazadores con galgos van en aumento y tiene más adeptos cada año, evidentemente es una pasión que está sumando a más gente. Esta temporada vimos muchos perreros con jaurías cerca de los poblados, más que en anteriores.

La caza con jauría está prohibida en Entre Ríos, pero no serían ningún problema si la realizaran en temporada (los locales nos indican que cazan durante todo el año) y respetaran las normativas. Está claro que es un problema más cultural que ambiental (no sólo por la abundancia de liebres, sino porque se trata de un animal exótico invasor que debe ser controlado).

VALENTÍA Y CLARIDAD

A pesar el activismo animalista, las autoridades provinciales se ciñeron a las evaluaciones de los censos poblacionales y habilitaron la temporada. Esto es algo especialmente conflictivo en los últimos cuatro años en Entre Ríos, que quizás no sea valorado si no se conoce la problemática local.

Hay que recordar que las organizaciones animalistas o proteccionistas lograron la cancelación de la temporada en 2022 por vía judicial, y en 2023 presionaron sobre las autoridades consiguiendo reducirla enormemente hasta circunscribirla sólo a los cotos de turismo cinegético. Esto fue la virtual prohibición a los cazadores nacionales, tanto por los costos de los lodges (prohibitivos para los argentinos) como por su capacidad (que tenían la temporada vendida y, por otro lado, no tienen capacidad para recibir a todos los argentinos que desean cazar a Entre Ríos).

Hay que decirlo: el gobierno provincial anterior fue muy dócil frente a las presiones de los animalistas (por animalismo ver recuadro) y los medios (mal informados y con falsas argumentaciones). La pasada administración pensó más en los votos “verdes” que en los cazadores locales y las personas que viven del turismo cinegético, tanto de los clientes nacionales (cabañeros, hoteleros, gastronómicos, artesanos, productores de artículos regionales, etc.) como del mercado extranjero (guías, operadores cinegéticos, personal de los cotos).

Pero, en abril, pudimos ver la firme postura del actual gobierno, participando de las evaluaciones poblacionales de patos y perdices realizadas por equipos científicos en ciudad de La Paz, estudios que indican claramente que cada año se caza muy por debajo que la tasa reproductiva de esas aves. Esto engrosó los estudios propios realizados por los técnicos de la provincia y la conclusión es clara: los patos y perdices son un RECURSO RENOVABLE que se está aprovechando en forma sostenible y sustentable con la caza racional.

En nombre del colectivo de la caza, nuestras felicitaciones para el Ministro de Desarrollo Económico, Guillermo Bernaudo, al Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Raúl Boc, y al Director de Recursos Naturales y Fiscalización, Marcelo Sapetti. Todos funcionarios de la actual administración de Rogelio Frigerio.

Quienes defienden la caza y la pesca merecen nuestro agradecimiento. Quienes ven el arte venatorio como un sano esparcimiento merecen nuestro reconocimiento. Quienes valoran al turismo cinegético y de pesca como una fuente generadora de riqueza en áreas rurales marginales merecen apoyo. Quienes comprenden que la caza y la pesca ponen en valor zonas naturales que, de otra manera, serían desforestadas y arrasadas por actividades económicas expoliadoras, merecen nuestro aliento.

Por fin encontramos funcionarios que valoran la caza como actividad turística y ponderan su impacto económico. Era hora que los administradores de lo público prestaran más atención a los datos científicos que demuestran que la caza bien gestionada no es peligrosa para el ambiente. Y, sobre todo, que hagan caso omiso a la presión mediática animalista que se basa más en prejuicios que en datos técnicos concretos. Por fin gente con firmeza mirando el bien común más que las encuestas.

No obstante, la presión de las ONG´s animalistas fue enorme: no abandonaron las acciones legales (aunque sin éxito) y estuvieron muy activas calumniando en las redes sociales. La práctica del peor ciber-terrorismo, recurrió a falsos datos y falacias bochornosas, obviamente, cancelando a todo quién esgrimiera algún argumento en contra. Incluso también indujeron a periodistas y a medios a publicar noticias engañosas.

Sobre el último punto, también hay que ser claros: los periodistas y los medios de comunicación no están exentos de hacer autocrítica, y comenzar con la saludable costumbre de chequear la información contrastándola con datos serios de la comunidad científica. También de escuchar a todas las voces, sin excluir a los miembros del colectivo de la caza.

También hay que resaltar el trabajo en defensa de la caza de dos instituciones: ACETRA y la Federación Entrerriana en formación.

La Asociación Civil para la Conservación y Uso Sustentable del Ecosistema Entrerriano formada por Habitantes y Trabajadores (ACETRA) es una entidad que reúne tanto a empresarios como a empleados de emprendimientos de turismo cinegético. Esta entidad está realizando importantes aportes económicos para solventar estudios de patos y perdices, así como acciones de conservación y educación para la sostenibilidad de la caza. También tienen proyectos de impacto socio ambiental de alcance local.

La Federación entrerriana de actividades cinegéticas está en formación, tramitando la personería jurídica y debatiendo tanto su denominación como su logo. Hoy es una mesa que nuclea a asociaciones de cazadores entrerrianos, clubes locales de tiro con subcomisión de caza, instituciones de LU, entidades empresariales del turismo de caza (ACETRA*, CATCyC**) e, inclusive, federaciones de otras provincias. Esta entidad ya está participando en la defensa de los derechos de los cazadores, especialmente contra las iniciativas de los animalistas como el proyecto de ley presentado en el Congreso de la Nación para prohibir la caza de patos y perdices.

CERRANDO

Lo más importante es que la temporada de caza menor 2024 no estuvo exenta del peligro de prohibición, cosa que deberían tomar conciencia los cazadores del resto del país porque, tarde o temprano, también será un problema en otras provincias. El caso entrerriano demuestra que el colectivo de la caza debe formar instituciones fuertes, reunirse en federaciones provinciales y actuar coordinadamente.

No menos importante es la validez de la estrategia desplegada en esta provincia para la defensa de la caza: invertir en estudios que demuestran lo que vemos en el campo. Se caza muy por debajo de la tasa reproductiva, por lo que la actividad cinegética bien gestionada no produce problemas ambientales y genera divisas con el turismo nacional (muchos cazadores que gastan poco) y extranjero (pocos cazadores que gastan mucho). Lo mismo que sucede con la pesca, la única diferencia es que los peces no despiertan la misma ternura que las perdices… pero sólo por ahora.

El clima fue espectacularmente adecuado, sin días perdidos por lluvia, ni jornadas cálidas molestas. Finalmente, muchas perdices y liebres.

A limpiar las escopetas, engordar los perros y soportar de la mejor manera posible la veda hasta mayo del año que viene.

*ACETRA: Asociación Civil para la Conservación y Uso Sustentable del Ecosistema Entrerriano Formada por Habitantes y Trabajadores,

**CATCyC: Cámara Argentina de Turismo Cinegético y Conservación

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