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Dorados de Itatí

Con el río Paraná crecido, y gran cantidad de carnada en la costa, aprovechamos para relevar los pesqueros de este sagrado rincón correntino que siempre nos gratifica con sus grandes peces.

Por Cristian Martí

Cabañas Puerto Paraíso cuenta con tres diferentes destinos: Itá Ibaté, Yahape e Itatí, todos en el nordeste de nuestro país. Este último se encuentra a  982 kilómetros de Buenos Aires y 65 de la capital de Corrientes.

Las cabañas están a orillas del río Paraná, respetando y preservando la vegetación del lugar, donde puede apreciarse el esplendor de la naturaleza. El visitante, lo único que tiene que hacer es disfrutar, ya que del resto se encarga el personal del lugar. Cuentan con servicio  de lancha con guía, carnadas y combustible y, en el complejo, desayuno, almuerzo y cena.

Inicio de los ensayos

En la embarcación fuimos recibido por Daniel y Diego, dos de los guías, quienes conocen la zona como la palma de sus manos, ya que, al ser oriundos de la localidad, conocen a fondo los rincones más inhóspitos de Itatí.

Navegamos aproximadamente unos quince minutos hasta llegar a la primera cancha de pesca, donde íbamos a realizar este relevamiento. Al lugar se lo conoce como la isla Limonas, a unos veinte minutos de la ciudad de Itatí, aguas abajo.

En este lugar, los guías decidieron probar con carnada viva, morenas grandes, más conocidas como “mamachas”, con plomito de 30 gramos y anzuelo número 12, en la modalidad “al garete”, es decir, con el motor apagado dejando que las correderas del río hagan su trabajo.

En este tipo de pesca hay que lograr que la carnada vaya rozando el fondo, ya sean las piedras o el veril, y que esté todo el tiempo en movimiento, ya que de esta manera llama más la atención. Se debe tener el reel destrabado, porque cuando uno siente el pique hay que lograr que la presa lleve aproximadamente unos dos metros de línea.

Enseguida estábamos listos para dar el primer “cañazo”. Y así fue. Luego de una linda pelea obtuve la primera captura de un hermoso dorado de aproximadamente siete kilos, que dio su batalla, ya que los muchos palos hicieron que la pelea fuera por partida doble: nos teníamos que cuidar de que no se nos escapase el “tigre”, y no se nos enganchara con las ramas y palos. Después de quince minutos de lucha constante logramos subirlo a la embarcación, donde se le tomaron las fotografías y, luego de oxigenarlo, fue rápidamente devuelto a su hábitat.

El segundo pique del día se dio en la misma modalidad (carnada viva, morena), pero esta vez se trataba de una hermosa “dorada” de 9,500 kilos ¿Por qué digo “dorada”? porque a simple vista se podía apreciar que estaba desovando. Por lo tanto, luego de las fotos fue nuevamente al agua.

El segundo día de pesca fuimos, con el guía Daniel y Federico Teitelman, a la zona denominada “El Tambor”, a unos diez minutos aguas abajo del complejo. En este lugar hay muchas piedras, así que decidimos probar con señuelos. El primero que elegimos fue un Pira Mas, de paleta larga, color verde y amarillo que, al ser de profundidad, va todo el tiempo golpeando en las piedras que se encuentran en lo profundo del río. A los diez minutos de haberlo puesto en el agua nos regaló otro lindo dorado, que pesó ocho kilos.

Más tarde nos fuimos a otro de los pesqueros conocidos de esta zona, la isla Pacurí, aguas arriba de la Basílica Nuestra Señora de Itatí, a diez minutos de donde estábamos. Nuevamente, pero esta vez con un señuelo amarillo y rojo con líneas negras, logré un doradillo que, en este caso, pesaba unos cinco kilos y dio su pelea en aguas picadas, ya que se había levantado viento norte y esta área queda desprotegida de la vegetación. El guía Daniel le sacó rápidamente la pateja y lo devolvimos.

Seguimos con la modalidad trolling y, a los pocos minutos, una de las cañas mostró un pique impresionante: el reel no paraba de sonar. Esta vez picó con señuelo blanco y rojo, de esos que nunca deben dejar de llevar, ya que son colores que no fallan. Sí, ¡otro lingote de oro!, otra hermosa dorada,  esta de diez kilos, a la que también se le notaban las huevas. Una vez puesta en el agua rápidamente se sumergió y la perdimos de vista.

El tercer día se le dio a Daniel, nuestro guía, quien eligió pescar al golpe con morena. Esta modalidad es muy particular, divertida y exigente, ya que el pescador debe lanzar la carnada en los lugares donde pueda haber actividad de peces y, si no obtiene resultado, recuperar la línea y lanzar nuevamente. En esta modalidad capturó un lindo doradillo de cuatro kilos que, después de las imágenes, regreso al río.

A los pocos minutos se largó una copiosa lluvia. Debido a que en dos días y medio de pesca habíamos obtenido seis hermosos dorados, decidimos regresar a la cabaña, donde nos fuimos a dar una ducha bien caliente y almorzar para luego despedirnos del lugar hasta el próximo relevamiento.

Cabañas Puerto Paraíso (Itatí) siempre nos da estas hermosas alegrías. Habíamos vivido dos días y medio de una espléndida pesca, en un lugar maravilloso y con gente hermosa. Gracias a Daniel, Federico, Francisco y Juan Teitelman por la atención de siempre: es un placer volver. Agradecemos también a los guías Daniel y Diego: por ellos uno puede pescar estas hermosas bestias del Paraná.

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