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Equipados para los dorados

Desde hace ya varios meses, teníamos pendiente una pesca junto a los representantes de la marca Flounder en el litoral, quienes además de ser buenos pescadores, también deseaban testear algunos de sus productos.

Por Ariel Robledo

 Una vez definida la fecha, pactamos el relevamiento de pesca en la zona de Cayastá, localidad ubicada a unos 80 kilómetros hacia el norte de la ciudad de Santa fe, por la ruta provincial Nº1.

Junto a Carlos Kosmina y Juan Rossi, salimos bien temprano con la idea de probar suerte con los dorados que se estaban dando en los arroyos interiores de Cayastá.

Al llegar, bajamos la lancha, y con todos los equipos listos, zarpamos en busca de los piques. Para testear llevamos una gama amplia de señuelos Flounder, y además reeles Cronos 40 y dos nuevos modelos de cañas: Ñacaniná y Reconquista, ambas de 1,95 m.

El agua presentaba una notable claridad, y mientras navegábamos podíamos ver ran actividad de aves zancudas contra las costas, alimentándose de las mojarras y pequeños alevinos. Esta era un muy buena señal para nuestros intentos, ya que estábamos focalizados en la pesca de dorados.

Tras unos 10 minutos de marcha, llegamos al encuentro de dos arroyos que desembocaban en una laguna. En medio de ese choque de aguas podíamos divisar un amplio remanso que delataba una mayor profundidad. La idea era realizar trolling con señuelos de media agua, ya que si poníamos paletas más grandes seguramente en las zonas playas íbamos a trancar.

Juan acomodó la lancha sabiendo el camino que debía recorrer para lograr los ataques. La idea era largar unos 30 metros de multifilamento, y realizar las pasadas, primero aguas abajo, a favor de la corriente, y luego retomar el recorrido en contra de la corriente.

Antes de empezar las pasadas, pudimos ver la explosión en la superficie de los dorados cazando, justo encima del remanso, lugar hacia donde nos íbamos a dirigir.

Lentamente iniciamos el recorrido, y tras unos minutos de marcha, la caña de Juan y la mía, acusaron dos violentos piques. Tras la bajada de la caña, vemos los destellos dorados   

Estábamos usando señuelos del modelo 9046, de 12 cm y 14 cm, en colores rojo y blanco (Juan) y yo en un plateado con pintas negras. Tras varios saltos y toda la algarabía arriba de la lancha, sacamos las fotos y los regresamos al río, para remontar el sitio y hacer las pasadas en contra de la corriente.

Fue extraño que no logramos ningún pique, por lo cual al final del recorrido, dimos la vuelta, y comenzamos nuevamente a pasar a favor de la correntada. Otras vez en el mismo lugar en donde tuvimos los primeros piques, la caña de Carlos y de Juan, recibieron los ataques. ¡Doblete!, y la efectividad de los artificiales quedaba demostrada en tan solo dos pasadas. El tema era que cuando pasábamos aguas abajo teníamos piques, pero cuando lo hacíamos en contra de la corriente, no lográbamos tentar a los dorados. Quizás, los peces estaban comiendo a una determinada profundidad que solo la alcanzábamos corriente a favor.

Tras varios piques seguimos hacia otro de los arroyos apuntados por Juan, y en este caso, a los piques de dorados, se le sumaron los chafalotes de muy buen tamaño.

Algo para destacar también fue que probamos varios modelos y paletas de señuelos, pero por algún motivo en especial, solo tomaban el 9046 cuya forma es como un minnows, con una paleta mediana. Quizás los peces estaban alimentándose de una carnada similar en forma a los artificiales, y las respuestas solo las teníamos en este señuelo.

Demás está decir el buen trabajo de las cañas Ñacaniná de grafito que usaba Juan, y la Reconquista de carbono maciza que usaba Carlos, que se comportaron de diez. También usamos multifilamento Flounder de 0,30 mm con gran performance.

El cierre de la jornada estuvo a cargo de Juan, quien se llevó todos los aplausos con un bellísimo ejemplar del tigre del río, que impuso toda su potencia durante la batalla.

La verdad, fue una jornada en la cual acompañaron los piques de lindos dorados, muchos chafalotes, buenos resultados con los señuelos y los equipos testeados, y por sobre todo la gran amistad que se fortalece cada días más con Juan y Carlos, quienes además de representar a Flounder, se encargan de testear y sugerir modelos de productos aptos para la pesca en nuestro litoral. Pronto regresaremos en busca de los surubíes, y a testear seguramente otros reeles y cañas que demuestran una excelente relación precio calidad.

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