Pocos calibres se diseñaron con un destino tan específico como el 9.3×62: debía llenar un hueco de la cartuchería alemana en el Continente Negro…
ÉPOCA: fines del S. XIX
LUGAR: colonias del África alemana de Deutsch-Westafrika (actuales Togo y Camerún), Deutsch-Ostafrika (actuales Tanzania,Ruanda y Burundi) y Deutsch-Südwestafrika (actual Namibia)
PROBLEMA: proveer a los colonos de esas colonias de un arma con un calibre de potencia suficiente para poder cazar depredadores y animales de gran kilaje como búfalos, para los cuales los calibres militares como 8×57 y 7×57 no daban resultados satisfactorios. Existían cartuchos de mayor diámetro de punta dentro de la cartuchería alemana como ser el 9×57 Mauser, 9x56Mann.Scho., 9.3×57 Mauser, 9.3x72R, 9.3x74R y el 9.5x57Mann.Scho. pero ninguno de ellos tenía la potencia necesaria o se adaptaba bien a un fusil de cerrojo. El arma debía ser económica y también evitar usar los calibres de origen inglés porque muchos de los cuales eran fabricados exclusivamente por sus diseñadores y porque el orgullo de la industria armera alemana así lo exigía.
SOLUCIÓN: en 1905 el armero berlinés Otto Bock diseña el 9.3×62 para ser recamarado en fusiles basados en las excelentes acciones Mauser 1898. La misma Mauser Werke lo adoptó en un modelo africano y decenas de pequeños talleres produjeron armas en este calibre usando tanto acciones comerciales como militares. La aceptación fue muy buena y se extendió más allá de las originales colonias alemanas hacia toda el África meridional. Motivos había: los fusiles con acción Mauser eran sólidos, seguros y resistían el maltrato, siendo mucho más económicos que las armas de origen inglés. El cartucho tenía las dimensiones para ser usado en una acción de largo común –obviando las costosas Magnum que necesita un 375 H&H- y realizaba su labor sin un excesivo retroceso. La receta era una punta que en pulgadas mide .366 –a mitad de camino entre el 358 y el 375- de buen peso (286 grains) y a una velocidad moderada (casi 2300 p/s) lo que le aseguraba una buena penetración. No pasó mucho tiempo para que el cartucho se empezara a usar en la fauna europea, donde siguió demostrando su eficacia sin el desperdicio de carne que trae generalmente aparejado el uso de munición de alta velocidad. Lo curioso es que cuando los Departamentos de Caza de distintas colonias tuvieron que establecer un calibre mínimo para la caza peligrosa, la mayoría puso la vara en el calibre 40 ¡pero el 9.3×62 fue exceptuado de la prohibición ¡
El cartucho en si.
Una primera mirada sugeriría que Bock se basó en la vaina del Springfield 30-03, cartucho oficial de EE.UU. durante 3 años y del cual deriva el actual 30-06 pero hay muy pequeñas diferencias entre ambas vainas: el diámetro de la base del 9.3 es de .473’’ y el del 30-06 es de .470’’ y el diámetro de la pestaña de extracción es a la inversa: .473’’ en el 30-06 y .470’’ en el 9.3.
Ello no obstante, se puede transformar vainas de 30-06 para obtener las de 9.3×62, siendo necesario agrandar el cuello en dos etapas por ej. a .338’’ y luego a .366’. Se obtienen vainas perfectamente usables.
Las dimensiones del cartucho indican que funcionan mejor las pólvoras medias como Reloader 15, IMR 4064, IMR 4320, H335 etc. Los fulminantes son Large Rifle comunes, no siendo necesarios los Magnum.
En USA era un cartucho prácticamente desconocido pero en los últimos 15 años ha empezado a tener un justo reconocimiento y cada vez más una mayor aceptación, lo que se evidencia en que las compañías americanas Nosler, Hornady, Federal, Swift y Remington ofrecen 9.3×62 con distintos pesos de puntas ademas de puntas sueltas para recarga. A ello se suma la oferta europea que siempre existió: RWS, Norma y Sellier & Bellot .
¿Qué encuentran en este anciano de 111 años de interesante, en un país donde se rinde culto a la velocidad? Eficacia, poder de volteo en presas grandes sin tener que llegar a un 375 H&H, la posibilidad de recamarar y recalibrar el caño de un 30-06 o un 35 Whelen y tener un arma apta para osos grizzly con 5 cartuchos en el cargador. La eficiencia que demostró durante un siglo en África, sale a la luz en America. No es evidentemente un cartucho popular como el 308, 270 o 30-06 pero la lectura de los foros americanos de caza hace patente el interés que despierta entre los iniciados.
Las puntas que actualmente se venden en USA y Europa dan para todos los gustos: en 232 grains las fabrica Norma, en 250 Barnes, Woodleigh, Hornady, Swift (A Frame) y Nosler; en 270 grains Speer; en 286 – el peso clásico- tenemos ofertas de Prvi Partizan, Hornady, Norma, Woodleigh, Nosler (Partition y sólidas) y Swift.; en 300 grains Hornady y Swift y por último en 320 grains Woodleigh. Como se ve hay de todo tipo y color: monometales, con camisa soldada (como las Accubond), convencionales de camisa y núcleo de plomo y sólidas para uso en paquidermos o búfalos del Cabo.
¿Acaso una resurrección del viejo 9.3×62 Mauser? No, nunca había muerto, como buen cazador esperaba su oportunidad.