Visitamos esta hermosa ciudad ubicada sobre el río Uruguay, en busca de los grandes surubíes y dorados.
Por Eduardo Gambini
Con gran expectativa viajamos hasta esta ciudad entrerriana para comprobar sus bondades en lo que respecta a la pesca de los grandes surubíes y dorados y, por supuesto, también las bogas que son un atractivo especial para el pescador deportivo.
Al llegar nos sorprendió el gran nivel que tenía el río, se encontraba en 9.40 mts. cuando lo normal es 4.50 mts. ésto, según nos comentaba el guía, complicaba un poco la pesca, ya que las condiciones no eran las ideales, mucha cantidad de agua, una correntada importante y ante tal situación, debemos recurrir a la pericia del guía para encontrar los mejores lugares de pesca.
Nuestro guía y anfitrión, Martín Comas, nos recibió con total amabilidad, poniéndonos al tanto de cómo estaban realizando las salidas por estos días. Martín cuenta con dos hermosas embarcaciones, preparadas para el pescador deportivo, poseen plataforma para realizar baitcasting o fly, motores de 4 tiempos y motor eléctrico para poder acercarse a zonas costeras sin hacer ruido y poder lanzar nuestro señuelo hacia la zona donde acechan los dorados.
En nuestra salida realizaríamos pasadas a trolling río abajo en busca de los surubíes, para lo que se utilizan señuelos de paleta larga N° 2 o 3, para lograr que bajen bien, en modelos bananas y mojarras.
Con el motor a 1000 rpm va recorriendo distintos sectores del río, algunas pasadas cercanas a la costa y otras un poco más adentro.
El gran pique
En una de las pasadas la caña de Agustín tuvo una llevada terrible y el grito del guía no se hizo esperar: “¡suru, suru!”, y rápidamente puso el motor en reversa para frenar el avance y las otras dos cañas de Marcelo y mía las recogimos a gran velocidad para evitar algún enredo o corte. Muy larga fue la pelea, que agotó por completo al pescador y al surubí. Por momentos, la chicharra del reel no dejaba de sonar, y con gran maestría el guía Martín iba acomodando la embarcación para evitar cortes o que el surubí se metiera en zonas costeras con palos. Nos llevó casi una hora de lucha poder reducir a tamaño ejemplar, terminamos sacándolo unos 5 km río abajo y al levantarlo vimos que el señuelo venía enganchado de la cola, cosa que explica la gran pelea que nos regaló.
Segundo suru
En la cuarta bajada fue la caña de Marcelo “Chelo” Zanotti la que tuvo otro pique formidable, y si bien al primer momento no parecía que fuera de gran tamaño terminó siendo otra bestia. Lo peleó un rato y luego, gentilmente, me cedió la caña a mí para que continuara la pelea que se prolongó por unos 20 minutos más, dando como resultado otro enorme surubí pintado de casi 40 kilos. ¡Una hermosura y belleza total que nos regalo este hermoso río Uruguay!.
Por supuesto, los dos surubíes fueron devueltos al agua, una porque están en veda y la otra porque realmente da pena sacrificar a tan hermoso animal, tomemos conciencia y devolvamos siempre a estos terribles gladiadores de nuestros ríos.
Tercer suru
Hubo un tercer surubí, éste mucho más chico que las bestias anteriores, pero no dejó de ser reconfortante poder prender estos hermosos pintados.
En cuanto a los dorados no tuvimos suerte, solo pudimos clavar un par con señuelos haciendo baitcasting y spinning, pero luego de unos hermosos saltos lograron zafar del engaño. Otro dato que nos comentaba Martín, es que se están apareando y es una época muy difícil para que piquen o cacen con la voracidad de siempre. Pronto volveremos en busca de los lingotes dorados que siempre tienen presencia en Concordia.
DATOS DE UTILIDAD
Guía Martín Comas – Cel: 345 4016903
Face: Martín Comas
Instagran: @martín.comas
