Texto y fotos: Pablo Pedante
Arrancaba el sonido del despertador a las 5:30 de la mañana en la ciudad de Ushuaia. De un solo salto todos arriba para desayunar y esperar que se hagan las 6, hora en que nos pasarían a buscar Martín y Gabi, nuestros guías de pesca y que serían los encargados de llevarnos a probar suerte al Río Ewan Brazo Norte.
Subimos a las camionetas y entre mate y charla se nos fue pasando el tiempo. Cuando nos dimos cuenta, ya estábamos en la ciudad de Tolhuin; parada técnica y obligada para poder pasar por la Panadería La Unión, que hace poquito lamentablemente se quemó en su totalidad, pero sigue haciendo sus exquisiteces en un local en frente donde compramos los insumos para el día y salimos hacia nuestro destino.
Habían pasado unos 40 kilómetros por la Ruta Nacional número 3, cuando aminoramos la marcha y salimos por un camino perdido hacia la primera tranquera. De ahí hasta nuestro lugar de pesca sólo nos separaban unos 9 kilómetros.
Después de vadear varios arroyos, pasar puentes precarios y serpentear en el barro con la 4×4, justo detrás de una fantástica subida frente a nosotros se presentaba un paisaje casi de película; el panorama te transportaba a las tierras altas de Escocia o Nueva Zelanda, una maravilla de lugar.
Mientras algunos buscábamos leña, otros bajaban las cosas o aprontaban los aparejos para dar los primeros tiros al Río Ewan.
Pescamos toda la mañana si tener suerte, solo unos pequeños ataques de no sabemos quién habrá sido el autor. De repente estuvo listo el almuerzo, pero no hizo falta que el asador nos avise, solo el aroma a las carnes patagónicas humeantes nos llamó al deleite.
Ya con la barriga contenta caminamos hasta la desembocadura, donde el Ewan toca el Mar Argentino custodiado por una serie de acantilados y playas para fotografiar.
Una vez que la marea tomó su mayor retirada fue ahí cuando los piques comenzaron a incrementarse. Fue muy entretenido, toda la tarde tuvimos ataques varios de lindas truchas, que saltaron hasta casi llegar a la orilla; pero esta vez la suerte no estuvo del lado del pescador, solo un par de Róbalos para decir que no nos fuimos zapateros.
El sol cae rápido y temprano en esta época del año, así que juntamos nuestros equipos, calentamos el agua para el mate y emprendimos la vuelta. Tal vez la luna llena nos podría haber jugado en contra o tal vez el destino no era el de pescar, sino de pasar una hermosa jornada con amigos, amantes de la vida al aire libre, la pesca y nuevas aventuras.
Nota: Río Ewan: significa “mirador” u “observatorio” en lengua ona, debido a los acantilados que rodean la desembocadura del río