A la tranquilidad que caracteriza a las playas de Pehuen Có, se le suman distintos atractivos como la pesca deportiva. En este viaje, disfrutamos de una increíble pesca y devolución de lindos bacotas, utilizando equipos livianos.
Por Ariel Robledo
Desde hace ya unos años, hemos visto que la pesca de los tiburones comienza a ser cada vez más habitual en las aguas de Pehuen Có, destino ubicado en el sur de la provincia de Buenos Aires, a unos 60 km de Monte Hermoso y a unos 50 km de Bahía Blanca. Si bien la pesca de tiburones siempre se realizó, en estos últimos años se ha vuelto más común encontrarlos y a no tantos kilómetros de navegación.
Este destino fue uno de los primeros que visitamos hace ya unos cuantos años, y en donde pude hacer mi primera pesca de mar, con los servicios de Martín Dermit, con quien hoy nos une una linda amistad. Cada vez que conversamos con Martín, hablamos de los cambios en la pesca, las modalidades, las especies, los equipos, como todo va evolucionando, y como los pescadores se van adaptando a esos cambios. Hace algunos años, la pesca de mar se caracterizaba por la utilización de equipos pesados, cañas y reeles grandes, y con muy poca sensación de pesca.
“La pesca de mar era solo sacar y llevarse el pescado, sin disfrutar de la pelea del pez, sin alivianar los equipos…” Esto indudablemente ha ido cambiando, y a los pescadores, más allá de llevarse los peces, también les interesa sentir esa sensación del pique, la pelea, disfrutar un poco lo lindo que encierra al deporte de la paciencia.
Con ese objetivo de disfrute, es que organizamos nuestro reciente viaje a Pehuen Có, acompañados por amigos de Colonia Marina (Córdoba), quienes nunca habían pescado en el mar, y con quienes el desafío era interesante: pescar variada, pero también pescar y devolver tiburones bacotas con equipos livianos.
Pehuencó
Llegamos por la tarde a este verdadero paraíso de la costa Atlántica, que tiene extensas playas de arena y aguas un poco más cálidas que las de otros destinos de la costa. Esa calidez en el agua nos permite disfrutar del mar con la familia durante todo el verano, acompañados de la paz y las grandes arboledas que rodean a este destino.
Nos dirigimos al complejo de cabañas que posee Martín, y nos ubicamos cómodamente para organizar la salida de pesca del día posterior. Por la noche fuimos a cenar a un bar ubicado frente al mar, y la verdad que la pasamos muy bien con anécdotas y chistes que cerraron una noche maravillosa.
La pesca
Durante las primeras horas de la mañana estaba previsto que soplara bastante viento y, por lo tanto, la salida la íbamos a realizar más cerca del mediodía, aprovechando la marea y por supuesto el viento que iba a mermar su intensidad.
Como teníamos tiempo, aprovechamos a descansar y cuando nos levantamos preparamos el desayuno con facturas y la tranquilidad de saber que Martín estaba organizando absolutamente todo.
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