Salimos de Piracuá Lodge a las 9 AM con rumbo sur en busca de dorados y pacúes. Una mañana fría que arrancó con apenas 3°, pero con el correr de las horas la temperatura fue levantando haciendo más agradable la jornada.
Por Lele Rouvier
Comenzamos con modalidades de baitcast y flycast. Rápidamente, en los primeros intentos, Marcelo da con el primer dorado del día, ejemplar chico pero que auguraba una buena jornada. Minutos más tarde, en una zona de grandes troncos y correderas, nuevamente Marcelo hace un lance arriesgando su banana chica paleta N° 2 y clava un hermoso dorado, el cual nos obligó a salir con el motor eléctrico rápidamente de los palos para tener una pelea más tranquila. Luego de varios minutos de pelea y listo para levantarlo, el dorado pega su última embestida y logra zafar del señuelo, dejándonos con sabor a poco, pero con toda la adrenalina para seguir.
Retomamos los lances unos metros aguas abajo donde se dejaba ver un enorme árbol sumergido, al cual Lele pudo hacerle varios tiros con mosca, gracias a que Marcelo pasó a comandar el motor eléctrico.
No se hizo esperar el pique, al quinto tiro logro que subiera y tomara la mosca con una explosión en el agua que hizo sentir que estábamos volviendo a vivir lo que tanto amamos. Tras una larga lucha pudimos levantarlo a la embarcación y tomar algunas fotos para, rápidamente, devolverlo al agua con una felicidad enorme.
El sol empezaba a calentar
La temperatura ya había levantado, el mediodía se acercaba y decidimos dejar a los dorados tranquilos para ir en busca de los pacúes. La pesca de pacú en invierno no es fácil debido a la temperatura del agua, pero, sabiendo los lugares donde pueden estar refugiados valía la pena hacer unos intentos.
Arrancamos junto a Marcelo y Fernando con masa y quinotos al golpe, y yo con pelotitas en modalidad fly. Fueron muchos los intentos sin resultado. Sabíamos que estaban y sabíamos que sería muy difícil lograr que tomaran los engaños. Había que dejar bajar hasta el fondo nuestros lances y moverlos para luego volver a intentar.
Nuestra insistencia tuvo su resultado y yo con una pelotita color verde, clavé un hermoso pacú que salió como eyectado hacia el medio del río con una fuerza increíble, lo que pagó todo el esfuerzo.
Lo levantamos, rápidas fotos y al agua nuevamente. Las ansias estaban otra vez intactas.
Continuamos con los lances sin nuevos resultados, por lo que decidimos parar a comer algo arriba de la lancha, mientras hacíamos unos tiros con masas anclados para ver si tomaba algún otro pacú.
Luego de un buen rato y de perder varios piques ya que no tomaban de manera firme, Fernando logró clavar otro buen ejemplar. Linda pelea y pudimos levantarlo para unas fotos y de regreso al agua.
Continuamos buscando al pacú durante un par de horas sin nuevos resultados y decidimos regresar haciendo intentos al dorado.
Continuamos con las dos modalidades: Marcelo y Fernando con baitcasting y yo, con mosca. Fueron muchos intentos sin resultados hasta que, cuando ya nos disponíamos a regresar y de forma increíble, en un pozo luego de la corredera, Marcelo tiene un muy buen pique que sale disparado hacia el medio del río. Primero pensamos que era un buen dorado, pero no era la pelea característica del mismo. Minutos más tarde, aparece un buen pacú con medio señuelo del modelo “banana chica” dentro de su boca. Lo levantamos unas fotos y al agua.
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