En 2021 habíamos buscado los jabalíes del norte Cordobés y una tormenta eléctrica de proporciones históricas había frustrado nuestros planes, dejándonos con muchas ganas de buscar revancha.
Textos: Néstor Baldacci – nestor.baldacci@hotmail.com – Fotografías: Damián Gallo
En nuestra primera visita a “El Refugio del Jabalí” de Julio Juri, en la pequeña pero preciosa localidad de Villa Tulumba, en el norte de la provincia de Córdoba, nos había enamorado el increíblemente bello entorno serrano, donde el Jabalí aprovecha la abundancia de montes bajos y súper cerrados, cercanos a siembras de maíz, para encontrar un verdadero refugio repleto de opciones para esconderse y escaparse en el caso de ser acosados.
Para el que no conoce la zona, son sierras bajas que, a diferencia de lo que vemos en el Valle de Calamuchita, conserva la flora prístina de las sierras, montes bajos de talas, espinillos, palmas, sauces, aguaribay e imponentes algarrobos que se destacan por su altura y majestuosidad. Un paisaje rústico, que habitualmente presenta varias pequeñas vertientes y arroyitos de escaso caudal, haciendo un paisaje único.
Ni hablar de su fauna, autóctona de perdices de monte, silbonas, zorros, cardenales, siete colores, reina moras, chingolos y un enorme etcétera al que desde hace unas decenas de años, se les ha sumado el jabalí, que encontró un sitio ideal para asentarse y crecer.
Es una zona excelente para cazarlos, sin dudas, pero también muy difícil hacerlo, si la técnica es apostado, ya que, por algún fenómeno que escapa a mis conocimientos, es un lugar de vientos muy variables, rotando con mucha frecuencia, lo que implica que el lugar elegido para acechar, puede ser descubierto por nuestra presa, al menor cambio de dirección del viento. De todas formas, la misma geografía del lugar, con sierras bien pronunciadas y montes cerradísimos, hacen que sea aún más difícil intentar cazarlos al rececho, salvo en algunos pocos sectores donde el monte se abre o bien en las costas de los arroyos.
Y antes de “cazar” me falta hablar de Villa Tulumba, pueblito pequeño, de gente amable, que ha logrado mantenerse casi intacto desde la época colonial, con sus calles empedradas, sus casas con farolas y farolitos, y una arquitectura que se remonta al nacimiento de nuestra nación, cuando las huestes del ejército libertador, atravesaban el “camino real” para ir a luchar en la frontera norte contra el imperio español. La verdad, un lugar precioso para descansar y recorrer a pie.
El Refugio del Jabalí (así figura en Facebook) cuyo dueño es Julio Juri, y lo regentea junto a Víctor Sánchez, está ubicado a escasos 6 km. de Villa Tulumba, accediendo por una tranquera que parece el mismo portal a Narnia, ya que, luego de venir por un asfalto impecable hasta Villa Tulumba y hacer los últimos kilómetros en ripio, parece como que de pronto estamos en el medio de las Sierras Cordobesas y a un millón de kilómetros de la civilización, inmersos entre la flora, la fauna y las piedras ancestrales.
Y tras un par de curvas y contracurvas en las que uno se va ambientando al lugar, finalmente después de una cuesta, llegamos al campamento base, que no es otra cosa que una vieja casa de campo, sencilla pero con todo lo que un cazador puede necesitar para su estadía.
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