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DÍAS DORADOS

La Paz, en un destino que muchas familias eligen para disfrutar de unos días de vacaciones, ya que posee muchas cualidades que permiten distendernos en un marco natural muy cautivante.

Por Ariel Robledo

En nuestro Litoral argentino, nos encontramos con muchos destinos en los cuales se pueden desarrollar distintas actividades, y en cuyos lugares la infraestructura hotelera y gastronómica, sumada a variados servicios turísticos hacen que la estadía sea muy placentera.

La Paz, reconocida por su proyección turística desde hace muchos años, es un punto en donde se conjugan variados escenarios en los que podemos pasar unos días en contacto con la naturaleza, y con ofrecimientos en alojamiento, paseos y gastronomía que se acomodan a todos los bolsillos.

En estas vacaciones de verano, escogimos visitar tierras paceñas junto a mi familia, y por supuesto, aprovechar para hacer diferentes actividades… y la pesca indudablemente estaba en la agenda.

Posta Surubí

El complejo Posta Surubí está ubicado en un lugar inmejorable, con su vista al río, brindándonos una postal que diariamente va cambiando, en donde uno puede pasar horas contemplando el maravilloso río Paraná, acompañado de unos mates.

Cuando arribamos al complejo, el río estaba crecido, y por la costanera de La Paz, que pasa pegada a la hostería, se podían ver los movimientos de doradillos, salmones, y demás especies cazadoras que atacaban los cardúmenes de mojarras. Cuando vimos ese espectáculo, inmediatamente mis hijos buscaron los equipos de pesca y se fueron hasta la costa para hacer algunos lances en la modalidad baitcasting con señuelos pequeños. Bautista, de 7 años, también quería empezar a practicar esa modalidad, por lo que me dediqué a enseñarle a lanzar su artificial. Las “clases” dieron resultado cuando en uno de los tiros, pudo prender un hermoso doradillo, que le propuso una interesante pelea antes de entregarse. Fotos, la devolución, y un lindo comienzo de las mini vacaciones. Valentín y Santiago se divirtieron de lo lindo con varias capturas.

Al día siguiente la lluvia no nos permitió salir a pescar pero aprovechamos para disfrutar de las termas, caminatas por el centro de la ciudad, y por sus lugares históricos.

La pesca

Con un pronóstico que no era el mejor, salimos bien temprano por la mañana hacia los pesqueros ubicados al norte de La Paz. En esta ocasión me acompañaron Valentín y Santiago, con Orlando Galván como guía. La idea era pescar por la mañana hasta el mediodía, regresar a la posada y por la tarde salir, y llevar a Bauti para que experimente la pesca de los dorados.

Navegamos hasta la zona denominada Las Correderas, un punto tradicional de pesca para el dorado que se caracteriza por tener aguas rápidas que pegan contra pequeñas islas, y en donde un poco más aguas arriba hay grandes bañados. Desde estos bañados salen cantidad de mojarras y alevinos, y que justamente al ser arrastrados hacia la zona de aguas veloces, son la dieta de los dorados que ahí se ubican para alimentarse.

Con mucho cuidado, Orlando, ancló la lancha unos metros antes de las correderas, para que pudiéramos lanzar los señuelos hacia los puntos más rendidores. Mientras hacía la operación de anclaje, podíamos apreciar la explosión en el agua de los dorados atacando a los cardúmenes.

En este sitio suelen haber siempre lanchas pescando, pero como las condiciones del clima no eran muy estables, nadie había llegado al sitio, por lo que teníamos todos los lugares para probar sin prisa.    

Los primeros lances fueron para calibrar los equipos y ajustar la precisión, y una vez que todos los detalles estuvieron resueltos, comenzó la locura de los piques y las capturas.

Pero hay algo que debo destacar. En ese frenesí en el que estaban los dorados y que uno se imagina que agarran cualquier cosa que se les tire, les puedo asegurar que no fue así. Había colores puntuales que tomaban, y otros que no tenían la misma cantidad de respuestas. Esto vale la pena que el pescador lo sepa, ya que muchas veces, determinados colores o diseños de señuelos marcan la diferencia. Colores naranja, rosados, plateados y amarillos, fueron los que daban respuestas inmediatas, en cambio, los tonos verdes o rojo y blanco tradicionales, no tenían casi piques. Afortunadamente, contábamos con una linda paleta de colores y pudimos ir comprobando la eficacia de algunos tonos.

La mañana se esfumó con tantos piques y, por momentos, casi no había quien registre las capturas, porque todos teníamos un dorado prendido en nuestras cañas. Fue una verdadera locura que nos dejó los brazos cansados y el corazón repleto de felicidad.

Regresamos a la hostería para descansar y saborear los exquisitos platos de La Canoa Restaurante, ubicado frente al complejo y en donde podemos degustar los majares del río, además de pastas caseras, comidas saludables y todo tipo de carnes.

Por la tarde más emociones

Tras una breve siesta y con las energías renovadas, la lancha nos estaba esperando para ir hasta los pesqueros que por la mañana nos habían dado buenos resultados. Esta vez se sumó Bautista como pescador, y con toda la ilusión a cuestas navegamos aguas arriba. Por fortuna, el clima seguía acompañando y el sol intentaba abrirse paso entre las nubes.

El plan era el siguiente: probar la pesca con carnada de algunos bagres, anclados; y después ya con la tarde avanzada, ir nuevamente a los sitios en donde tuvimos las capturas por la mañana.

Nuestro guía buscó la salida de una laguna en donde se veía mucho movimiento de carnada y allí detuvo a la lancha. Preparamos los equipos, y lanzamos esperando el pique de algún patí, surubí, manduvé o dorados.

Tras unos minutos de espera, la caña de Bautista se dobló al máximo, y el resultado fue un hermoso patí que le costó bastante trabajo poder acercarlo hasta la lancha. Mucha alegría en el pequeño con su primera captura. Lo devolvimos y, Santiago, al instante, clavó una pequeña raya en el mismo lugar. Después también picó un pequeño dorado, y con eso dejamos la pesca con carnada, para ir en busca de las emociones con los señuelos.

Navegamos hasta los bañados que se ubican arriba de la zona de las correderas. Ese lugar no lo habíamos testeado a la mañana. En la costa se podían ver los movimientos de la carnada, y hacia esos sectores lanzamos los señuelos. Bautista también, ya que había aprendido la técnica en tierra firme y, por lo tanto, ya sabía cómo lanzar sin hacer “galletas” en su reel.

El guía posicionó la lancha a unos metros de la costa para que los lanzamientos sean cómodos y precisos. Apenas los señuelos tocaron el agua, estallaron los ataques de los dorados, con algunos portes importantes. Fue una verdadera locura de piques y saltos de dorados que jamás olvidaremos. En mi caso, me dediqué exclusivamente a ayudar a Bauti, quien con el pasar de los minutos sentía sus brazos agotados, pero a la vez no quería dejar de lanzar y prender dorados.

Los señuelos que rindieron muy bien fueron los Raptor en modelos Banana Rex Cromo, Banana Rex paleta Nº 1, también el que se llevó los aplausos fue el Epic Shad de Gozio en color plateado y azul, y la Banana paleta Nº1 de F.K.

Con los brazos al límite del cansancio y el sol acariciando el horizonte, emprendimos el retorno después de haber disfrutado de una pesca que recordaremos por mucho tiempo. Y más allá de los resultados con los piques, indudablemente que la pesca con mis hijos siempre tiene un sabor especial, ver la felicidad de ellos, me llena de satisfacción.

Consultas:

Servicios: Posta Surubí, alojamiento con desayuno, pileta, vista al río Paraná, lanchas equipadas con motores eléctricos, guías para pesca con carnada y artificiales. www.posta-surubi.com.ar

Reservas: WhatsApp: 543437557144

Restaurante La Canoa: platos regionales, pastas, pescados, carnes. Abierto todos los días. España 224, Puerto de La Paz (E.R.) Reservas: WhatsApp: 543437514275

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