DORADOS CON RÍO ALTO

Relevamos los pesqueros del río Uruguay con buenos resultados con carnada y también con señuelos.

Por Ariel Robledo

El río Uruguay es un curso que fluctúa permanentemente. Su cercanía con la represa de Salto en el tramo de Concordia, hace que de un día para el otro los niveles cambien radicalmente e, incluso, en escasas horas se pueden percibir esos movimiento de aguas que no son muy beneficiosos para el pique. Ante esta situación, los guías ya han comenzado a descifrarlo, logrando jornadas de buenos resultados aún con los niveles tan cambiantes.

Esto fue lo que nos sucedió el día de nuestro relevamiento, ya que el río durante la mañana creció más de un metro y, por la tarde, descendió casi unos 50 cm. Si esa condición se da en el río Paraná, sabemos que el pique puede cortarse, o al menos los peces cambian su conducta y dejan de comer o se trasladan a otros sectores.

En el río Uruguay estos cambios radicales son comunes, y los guías con el paso del tiempo han aprendido a encontrar los cardúmenes de peces, más allá de los vaivenes en la altura.

Cuando el Rafa Geier nos comentó el buen momento por el que atraviesa el río Uruguay, también nos aclaró que el río estaba en plena creciente, y que si bien íbamos a tener que buscar los lugares en donde podríamos encontrar el pique, y la técnica con la cual tentar a los dorados, algunos íbamos a sacar…

Hospedaje Don Alonso

Llegamos a Concordia la noche anterior a nuestro relevamiento, y nos alojamos en las cómodas cabañas de Don Alonso, ubicadas camino al camping La Tortuga, lugar en donde tiene El Rafa su centro de operaciones. En este alojamiento también tenemos el servicio de restaurante e, incluso, si necesitamos una vianda para la jornada de pesca don Alberto Alonso, la prepara y la lleva hasta la costa del mismo río. Disfrutamos de una rica cena y nos fuimos a descansar, no sin antes escuchar los relatos de Felipe, el hijo de Alberto, de tan solo 6 años y fanático de la pesca… un verdadero personaje que lleva en su piel esta pasión por la caña y el reel.

Los pronósticos anticipaban una jornada excelente, y con las primeras luces de la mañana, salimos al encuentro de El Rafa, quien nos esperaba con su lancha lista y los mates a punto.

Mientras navegábamos por el riacho Ayuí Chico, que desemboca en el río Uruguay, podíamos ver la impresionante la cantidad de sábalos que se había, y cuando salimos al gran río también la actividad de sábalos continuaba a lo largo y ancho del “Río de los pájaros”.

Esta situación nos hacía pensar que estando la carnada, seguramente iban a aparecer los predadores en algún momento.

Navegamos hasta la zona de Salto Chico, y empezamos a hacer derivas con carnadas, especialmente morenas de buen tamaño que nos proveyó Rocale Carnadas.

Utilizamos aparejos corredizos y los lastramos con unos plomitos de 10 gramos que se apretan al líder de acero. Realizamos varias derivas por el medio del río, pasando por “La Olla”, unos metros  antes de las correderas de Salto Chico y en donde unos días antes se pescaron dorados de muy buen tamaño. Varias pasadas sin resultados, obligaron a nuestro anfitrión a buscar los dorados contra la costa.

La crecida del río había tapado totalmente el cordón de piedras de este lugar, y solo los guías avezados saben por dónde pasar las embarcaciones para ubicar a los predadores.

De esta manera, pasamos cerca de la costa uruguaya, y en un sector de piedras en donde la corriente pegaba con violencia, empezamos a tener piques de lindos dorados, medianos, pero con una fuerza tremenda. El secreto era pasar y dejar que derive la carnada hasta el fondo, y cuando rozaba la piedra ahí conseguíamos los ataques. Muchas veces, la línea rozaba las piedras, y los peces terminaban cortando nuestro multifilamento, pero era el riesgo que teníamos que correr si queríamos tener piques.

Tuvimos lindas capturas, y pudimos disfrutar de la pesca en condiciones que no eran las mejores, especialmente porque mientras realizábamos las pruebas veíamos cómo el río crecía.

“Antes el río subía o bajaba, y nos costaba encontrar el pescado… ahora ya le agarramos la mano, y sabemos por dónde pueden estar pasando los cardúmenes según la altura… igualmente nada es seguro… a veces la naturaleza te juega en contra, y otras a favor…” nos decía El Rafa.

Ya con varios dorados sacados con carnada, decidimos intentar con señuelos, en la modalidad de baitcasting.

Los plásticos también en acción

Viendo que la mayor actividad de los dorados se concentraba contra la costa, empezamos a hacer unos intentos con los señuelos. Teníamos varios modelos, pero con Hugo nos decidimos a probar un nuevo modelo de F.K. que es una bananita con paleta Nº 2. La verdad que el movimiento de este señuelo, es muy interesante, ya que su vibración y la profundidad a la que navega, lo hacen muy efectivo, especialmente con los dorados.

En mi caso me decidí por un color verde y Hugo utilizó un color rosado con panza amarilla. Empezamos a lanzar contra una costa que tenía muchos palos y árboles semi sumergidos. En estos sitios donde se acelera la corriente se concentran los cardúmenes de peces forrajeros, y seguramente algunos cazadores estaban aguardando. 

Empezamos a ajustar los lances, y si bien los piques no eran muy seguidos, cada tanto teníamos una buena respuesta de algún dorado. Aquí tengo que aclarar que los piques, muchas veces se daban cuando ya pasábamos el punto de pesca, es decir, lanzando hacia atrás, y quizás por la profundidad que alcanzaba el señuelo, o por la manera en la que estaba comiendo el pez, los piques se daban así.

Fueron momentos a alta adrenalina los que disfrutamos, y más aún cuando Hugo se decidió a poner un popper de superficie y tuvo un brutal ataque de un hermoso dorado que no alcanzó a prenderse.

Llegó el mediodía, y fuimos hasta la costa, en donde nos esperaba Alberto Alonso con una docena de empanadas recién hechas para disfrutarlas en la lancha y seguir pescando, tratando de aprovechar el tiempo al máximo.

La tarde se escurrió entre piques con carnada y otros piques logrados con señuelos. Fueron muchos los dorados que conseguimos tentar, antes de despedirnos.

Cuando llegamos a la costa pudimos ver que el río había bajado varios centímetros…

Indudablemente que el río Uruguay tiene sus secretos, y los dorados de ese lugar sus mañas, lo bueno es saber que guías como El Rafa, le han encontrado la vuelta a esos cambios, y pueden disfrutar junto a  sus clientes de jornadas muy entretenidas con la caña y el reel.