Ubicada en la porción noroeste de la provincia de San Juan, la Reserva de Biosfera San Guillermo representa una de las últimas fortalezas naturales donde se protege y conserva el elenco completo de flora y fauna que supo habitar los ambientes áridos de América del Sur.
Las extensos llanos de altura, las profundas quebradas que surcan el macizo montañoso andino y las escasas, pero esenciales, vegas (humedales) proveen el hábitat necesario a un gran número de especies animales entre las que sobresalen grandes herbívoros como la vicuña y el guanaco, carnívoros como el puma y carroñeros como el cóndor andino.
El Parque Nacional San Guillermo protege la zona núcleo de la Reserva de Biosfera. Es en esta zona núcleo donde importantes poblaciones de vicuñas, guanacos, suris, pumas y cóndores interactúan libres de la influencia humana.
El parque, por lo tanto, se caracteriza por ser uno de los pocos sitios en América donde especies nativas de plantas y animales se relacionan entre si tal cual lo hacían antes que los europeos colonizaran el continente.
La Reserva Provincial San Guillermo envuelve al Parque Nacional San Guillermo por el norte, oeste y sur. A diferencia del parque nacional, la reserva provincial presenta una situación de conservación más delicada. Asaltada por mega emprendimientos mineros, la reserva sufre el impacto diario de esta actividad, incluyendo el reciente derrame de al menos 1 millón de litros de solución de cianuro que contaminaron su frágil sistema hidrológico.
El Proyecto San Guillermo, iniciado en el 2004, nació con la necesidad de entender los mecanismos naturales que afectan la abundancia y distribución de las especies que habitan el área protegida. Estos mecanismos pueden ser estudiados en el parque nacional, donde los impactos del ser humano son casi inexistentes. Un conocimiento profundo de estos mecanismos permitirá, entre otras cosas, evaluar y mitigar los efectos negativos que la mega minería tiene sobre la reserva provincial y más ampliamente, sobre los ecosistemas andinos.
Entre otros aspectos, las investigaciones que se realizan en el parque nacional apuntan a conocer el uso del espacio que pumas, vicuñas y cóndores realizan a una escala tanto diaria (ej., día vs. noche) como estacional (ej., verano vs. invierno) y como la presencia de una especie influye los movimientos y comportamientos de otra especie. El proyecto busca respuestas a preguntas como: ¿Cómo la presencia del puma en zonas con abundante inhibe el uso de estos sitios por parte de las vicuñas? ¿Cuál es la principal causa de mortalidad de las vicuñas? ¿Cuantas vicuñas depreda un puma por año? ¿Cuán importante es el puma como proveedor de carroña de vicuñas para los cóndores? Y ¿Qué ocurriría con el ecosistema alto andino si los pumas no estuvieran presentes?
Para responder estas y otras preguntas se utilizan una variedad de herramientas entre las que se destacan el equipamiento de vicuñas, pumas y cóndores con collares y mochilas que poseen geoposicionadores satelitales (GPS). Algunos de estos equipos poseen además conexión satelital, lo cual permite un seguimiento en casi tiempo real de los individuos marcados.
En los altos Andes de San Juan, la extensa Reserva de Biosfera San Guillermo se proyecta como una de las últimas áreas silvestres del continente americano. Es en esta reserva donde vicuñas, pumas, cóndores y otras especies cumplen sus roles ecológicos si interferencia del hombre. Blindar esta joya de la conservación de los descomunales impactos de la mega minería es uno de los objetivos del Proyecto San Guillermo.
Fig. 1 – La Reserva de Biosfera San Guillermo está constituida por el Parque Nacional San Guillermo de 166 mil hectáreas bajo jurisdicción de la nación, y la Reserva Provincial San Guillermo de 811 mil hectáreas bajo jurisdicción de la Provincia de San Juan. Mientras el parque nacional se encuentra en excelentes condiciones de conservación, la reserva provincial recibe la presión asfixiante de la industria minera, la cual a través de la apertura indiscriminada de caminos y la contaminación con soluciones de cianuro amenaza la dinámica natural del delicado ecosistema andino.
Fig. 2. La Reserva de Biosfera San Guillermo protege vastos pasajes áridos por encima de los 2.000 m de altura. Su principal objetivo es la conservación de la población más austral de vicuñas.
Fig. 3 – En la actualidad, la vicuña se encuentra naturalmente solo en cuatro países: Argentina, Bolivia, Chile y Perú. Debido a su fina y valiosa lana, esta especie fue intensamente cazada durante décadas y estuvo al borde la extinción en los años sesenta. Sin embrago, los esfuerzos internacionales para su conservación fueron exitosos y desde la década del setenta las poblaciones de vicuña se han incrementado. La Reserva de Biosfera San Guillermo, en especial su zona núcleo representada por el Parque Nacional San Guillermo, ha tenido un rol clave en la recuperación de la delicada vicuña.
Fig. 4 – El puma es el felino de mayor distribución mundial: sus dominios se extienden desde Alaska hasta la porción sur del continente Sudamericano. Esta especie posee una gran capacidad de adaptación la cual le permite habitar exitosamente desiertos, praderas, selvas, bosques y montes. En los altos Andes de Sudamérica el puma es el depredador de mayor tamaño siendo sus principales presas guanacos y vicuñas. Estudios recientes indican que la presencia del puma es fundamental para el funcionamiento de los ecosistemas andinos.
Fig. 5 – Los cóndores son abundantes en la Reserva de Biosfera San Guillermo, donde la letal interacción entre pumas y vicuñas provee a los cóndores de buena parte de su alimentación. De hecho, investigaciones en desarrollo indican que la principal fuente de alimento para los cóndores son los restos de aquellas vicuñas que han sido cazadas por puma. Veinte a treinta cóndores pueden consumir completamente 50 kg de vicuña en una hora.