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ALTO PARANÁ SAGRADO

Las aguas que bañan las costas de Itatí, en la provincia de Corrientes, desde hace ya varios años nos prometen momentos de buena pesca, con algunas capturas excepcionales. En este viaje logramos bogas y surubíes de buen tamaño.

Cuando llegamos a Posada Puerto Paraíso de Itatí, nos sorprendimos al ver que el arroyo que baña las costas del complejo se encontraba totalmente seco… nada de agua. Increíble postal, que nos impactó e, incluso, también nos sorprendió la maniobra que deben hacer para bajar las embarcaciones, ya que se tienen que trasladar varios metros hasta llegar a un punto en donde largarlas y después navegar con suma precaución hasta el mismo río Paraná.

Esta situación demuestra el crítico estado en el que se encuentra el río, debido a la marcada bajante que, según los expertos, aún va a durar un par de meses más.

Mientras contemplábamos el paisaje, llegó Federico Teitelman, nuestro anfitrión, para darnos la bienvenida, y mostrarnos las comodidades con las que cuenta actualmente la posada. La idea era descansar y, al otro día, iniciar las pruebas en busca de bogas y surubíes.

En mi caso había viajado con la familia, aprovechando el receso invernal, y también nos íbamos a encontrar con Jorge Espasandín, quien había viajado con su hijo y un sobrino para disfrutar de la pesca y el descanso en este verdadero paraíso.

Las bogas

El objetivo de este viaje estaba centrado en poder pescar las lindas bogas que se estaban dando aguas abajo de Itatí, y también intentar con los surubíes. Con ese plan diagramado, salimos en busca de nuestros objetivos: yo y mis hijos aguas abajo para pescar bogas y, Jorge y sus acompañantes, salieron hacia Puerto Corazón, con el objetivo puesto en los surubíes.

Navegamos junto a Dani, quien sería nuestro guía en esta ocasión. Llegamos hasta la punta de una isla en donde la corriente pegaba con algo de intensidad, ni muy fuerte, ni muy suave. Allí nos anclamos, y preparamos los aparejos. Armamos un líder con fluocarbono de 0,40 mm, de uno metro de extensión y anzuelitos para boga pata corta, ya que la pesca se realiza con maíz hervido. El plomo que usamos era corredizo, de forma esférica y un peso aproximado de 60 gramos. La idea era que el aparejo tocara el fondo y, levantando la punta de la caña, lo teníamos que despegar del lecho, soltar un poco de línea y, cuando tocaba nuevamente, dejábamos unos segundos, para repetir la acción. El encarne se hace con uno o dos granitos de maíz, y hay que colocarlos de manera tal que no giren o remolineen con la corriente, de lo contrario sería muy difícil lograr piques.

Hicimos los lances y aguardamos unos segundos hasta que empezamos a realizar los lentos movimientos con la caña. En una de las acciones, Valentín, consiguió un toque fugaz, pero, esperando la corrida, se demoró en el cañazo.

Dani, el baquiano, nos aclaró que al sentir el mínimo toque, inmediatamente paremos la caña para clavar, evitando que se pierdan los piques. La reacción debe ser instantánea y para ello debemos estar muy concentrados.

Volvimos a realizar los lances y, en un momento, levanto la punta de la caña para soltar nuevamente línea, y fue en ese instante cuando siento el toque y la bajada brusca de la vara. En el extremo de la línea la potencia y la pelea de un ejemplar que se hacía valer. Lentamente y con el freno debidamente ajustado para no perder la presa, la fui acercando a la lancha hasta verla y disfrutar de la tremenda figura de una boga que hacía mucho tiempo no veía en ese tamaño. Fotos y al agua.

Ya con el pulso un poco afinado, y sabiendo que los piques podrían legar a darse de esa manera, es decir, levantando lentamente la punta de la caña, todos empezamos a realizar el mismo movimiento, y fue así que los piques empezaron a sucederse. No eran tan seguidos, pero con paciencia fuimos dando en la tecla y logrando un número de capturas interesante, y disfrutando de una pesca que apasiona a muchos aficionados.

Continua disfrutando de eetsa nota, aquí: https://revistaelpato.com/2021/08/01/revista-el-pato-n-304-agosto-de-2021/#page1

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