Seguramente muchos lectores, aficionados a la Caza Mayor están viviendo la época más emblemática y esperada del año con la Brama del Ciervo Colorado… pero el resto está en cuenta regresiva automática, ansiando que inicie mayo y la caza de pluma.
Texto: Néstor Baldacci – Fotografías: Damián Gallo
Es verdad que desde hace ya unos años, algunas provincias argentinas suelen postergar un poco el inicio de sus temporadas de caza menor, quizá por el evidente cambio climático, quizá por intentar acortar las temporadas, quizá porque vaya a saber por qué, pero muchas otras, sin embargo, siguen respetando esta especie de tradición o buena costumbre por arrancar el primer día de mayo con la temporada. Es obvio que el clima ha cambiado. Recuerdo cuando era pibe que para los primeros días de mayo ya habían caído unas cuantas heladas y generalmente tocaba un día de mucho frío, mientras los últimos años se da un abril muy lluvioso y mayo con un clima templado (caluroso, húmedo e inestable) que complica organizar una salida al campo.
Pero la tradición sigue mandando nuestros corazones y días más, días menos, la verdad es que falta ya muy poquito para que empecemos a caminar potreros, costados de montes y visitando esteros y lagunas para ver donde entran los patos. Esta vez venimos de una abstinencia realmente histórica, con un 2020 que ojalá olvidemos pronto, que nos obligó a guardarnos en casa y ver pasar unos días fantásticos para realizar nuestras actividades. Como consuelo, podemos pensar que ya estamos bien cerca de poder descargar todas esas ganas contenidas y que es muy probable que la fauna esté bastante recuperada e incluso incrementada por la baja o nula presión de caza de toda esta interminable espera.
Tenemos 30 días que pueden ser interminables o bien muy divertidos, eso ya dependerá de nosotros, para prepararnos y esperar la temporada de caza. Días en que además de controlar el stock de cartuchos, las condiciones de la ropa que usamos, que las botas no estén pinchadas y que nuestros perros logren bajar ese sobrepeso indeseado, pueden servirnos también para PLANIFICAR y ORGANIZAR los meses venideros. ¿Qué quiero decir con esto? Bueno, teniendo en cuenta lo corto y rápido que pasan estos meses, lo mejor es tener medianamente previstos nuestros movimientos, y si a esto le sumamos que aún no hemos desterrado los riesgos de un recrudecimiento de la pandemia, la verdad es que yo sugiero que armemos un plan A y otro B como alternativa por si la circulación interprovincial se complica, pero al menos en nuestras provincias de residencia podemos seguir practicando la actividad.
En este sentido, está bueno sentarse con un mate, un café o lo que quieran, quizá con nuestro/s compañero/s de aventuras, agarrar un almanaque, un mapa y las reglamentaciones vigentes para la o las zonas que decidamos, al menos tentativamente, visitar este otoño/invierno 2022. Esa es la idea también que tenemos en Revista EL PATO al ir poniendo en la medida de nuestras posibilidades, las resoluciones de temporadas a su disposición, ya que si bien lo mejor es siempre CONSULTAR antes, al Organismo Oficial (nada de foros muchachos por el amor de Dios) como viene la temporada en cada lugar, al menos con estos adelantos uno puede ir haciéndose una idea mínima de lo que viene.
La verdad es que está muy caro todo, combustible, cartuchos, comidas y bebidas, peajes, alojamiento si es necesario, licencias, etc. y muy corta la temporada versus condiciones climáticas, para que uno vaya a la bartola viendo que le depara el destino, y ni hablar si lo agarra un control sin la documentación o con alguna irregularidad y se come una multa porque realmente no sabía cómo era la temporada en ese lugar. Insisto, consultar a un ente oficial y planificar ordenadamente los viajes al menos tentativos, es un buen ejercicio para hacer durante todo este mes y, de paso, aunque sea con nuestra imaginación, vamos a estar CAZANDO de antemano.
Continúa disfrutando de esta aventura, aquí: https://revistaelpato.com/2021/04/01/revista-el-pato-n-300-abril-de-2021/#page1