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PACÚES QUE TE QUITAN EL SUEÑO

El río estaba en crecida, la pesca oscilaba entre días de muy buen pique y otros de pocas emociones… el guía nos sugirió ir en busca de las bogas y, quizás con suerte, podíamos pescar algún pacú…

Por Ariel Robledo

Durante los últimos meses de este año, como ya se había anticipado, la corriente de El Niño, se iba a hacer notar en esta parte del hemisferio, y las lluvias que durante mucho tiempo no se daban en la región, se volverían más frecuentes. Esta situación indudablemente iba a provocar que el Alto Paraná y toda la cuenca sufrieran de los vaivenes en sus niveles, lo que llevaría también a un cambio constante en las condiciones de la pesca. Por un lado, la necesidad de que el río crezca y se recupere de tantos años de bajante y, por otro lado, la complicación que podíamos encontrar en el pique.

Cuando hablé con Federico Teitelman, me dijo que, si bien el río estaba inestable, las condiciones del pique habían mejorado mucho, y que era un buen momento para hacer una nota.

Sin pensarlo demasiado armamos el viaje junto a Ricardo Diez y Cristian Camissi, con la intención de hacer todo tipo de pesca, ya que sabemos que cuando uno hace estos trayectos tan largos, es fundamental llevar varios equipos y aparejos, para aprovechar la especie que en ese momento está más activa. Por lo tanto, cargamos equipos para pescar haciendo trolling, también un equipo para pescar con carnada natural y otro un poco más liviano para la pesca de bogas o pacúes. No dejamos nada librado al azar…

Llegamos por la noche a Posadas Puerto Paraíso y nos encontramos con Fede en el comedor, para saborear las exquisiteces de la cocina a la cual ya estamos acostumbrados, pero también para conocer cómo se viene trabajando en el complejo para ofrecerles a los pescadores un servicio cada vez más destacado.

El pronóstico anunciaba probabilidades de lluvias y tormentas para la mañana siguiente, pero las malas condiciones del clima se adelantaron, y las lluvias llegaron por la noche. Al amanecer sí soplaba un fuerte viento del sur que nos iba a complicar un poco las pruebas, especialmente si deseábamos navegar hacia el sur de Itatí.

Con buen criterio, el guía nos aconsejó ir a un lugar con reparo del viento y probar con el pique de las bogas y, a medida que el clima lo permitiera, podíamos navegar hacia otros sectores.

Salimos desde la posada, y navegamos aguas arriba, recostados contra la costa, el viento no se sentía, y pudimos llegar al sitio de pesca sin inconvenientes.

Alistamos los equipos y, con maíz hervido como carnada, nos dispusimos a realizar las pruebas. En la conformación del aparejo, tuvimos muy en cuenta lo que nos dijo el guía: colocar sólo un líder largo de nailon, sin cablecito de acero al final, ya que los días anteriores, cuando estuvo pescando, si le colocaba un pequeño cablecito de acero, no tenía respuestas… El tema era que si con ese aparejo te picaba un pacú, las cosas si iban a poner difíciles… La suerte estaba echada y, sin mucho titubeo, lanzamos nuestras esperanzas al río, mientras disfrutamos de unos buenos mates. Teníamos que hacer picar el plomo en el fondo, para que el maíz que estaba encarnado se despegue del lecho, y simule a los granos del cebadero que se desprenden y que van siendo arrastrados por la corriente. Otra sugerencia: ni dos, ni tres granos de maíz… solo uno… así de delicados estaban los peces.

El Pique

Siempre que hago esta pesca, me gusta tener el tambor del reel liberado, ya que vamos levantando la punta de la caña y soltando línea cada vez que sentimos que el plomo se despega del fondo. Así con ese lento movimiento, logramos que el maíz vaya desplazándose lentamente, tentando a las bogas o a los pacúes.

Tras unos minutos de espera y de trabajo paciente con la caña, comenzamos a sentir el pique de las bogas. Un par de yerros en los cañazos hasta que tuvimos la primera captura y a la cual le siguieron varias más. No estaba fáciles para picar y menos aún para clavarlas.

La mañana se esfumó entre piques de bogas y la esperanza de algún pacú. Cuando llegó el mediodía, regresamos para almorzar y por la tarde seguir con la búsqueda de los ovalados. El viento no cesaba, por lo que el plan seguiría de la misma manera.

La tarde

Cuando regresamos al río, nos ubicamos en otro sitio, para indagar cómo estaba la situación. El sol lentamente fue apareciendo entre las espesas nubes, la temperatura empezó a mejorar. Aguardamos unos minutos y no tuvimos piques de bogas, por lo que el guía nos indicó movernos.

Nos anclamos nuevamente en el punto donde por la mañana logramos los piques. Las bogas empezaron nuevamente a tentarse con nuestros cebos.

En un momento, estoy dejando correr la línea, cuando siento la tomada brutal de un pez. Tenía el tambor del reel liberado, por lo que traté de frenarlo un poco con el dedo pulgar, pero era imposible. Dejé correr unos metros y trabé el reel para sentir en el extremo cómo la fuerza del pez exigía al máximo mi caña. “¡Es pacú!” gritó el guía, y rápidamente fue a la proa de la lancha para soltar la soga que estaba con el ancla. Nos dejamos derivar acompañados por la corriente y la pelea se hizo más cómoda. Lentamente fui acortando las distancias con la presa, hasta que entre las claras aguas veo aparecer la figura ovalada de un hermoso pacú!!!! Cuando lo vimos bien cerca de la lancha, descubrimos que apenas estaba prendido del anzuelo, por lo que con extremo cuidado traté de manejar la situación y cansarlo bien al pez. Una vez rendido, lo levantamos con el copo, para enloquecernos por el tamaño de este bello “lechón del río”.

Hacía bastante tiempo que lográbamos un lindo ejemplar como éste, por lo que plasmamos en fotos esta hermosa captura.

Lo regresamos al río, y volvimos al punto en donde estábamos anclados. Los guías suelen atar una boya en donde queda el ancla para no perder el lugar.

Regresamos al sitio, y minutos después de realizar los lances, nuevamente siento en mi caña el pique feroz de otro pacú. Era el momento, era el sitio, los pacúes estaban muy activos y tuve la fortuna de lograr estos dos piques en escasos minutos. Era de un tamaño menor que el anterior, pero igualmente la felicidad brotaba por los poros, ya que es una de las especies que más me gusta pescar, y de esta manera, con un solo maíz, sin líder de acero, la pelea se magnifica al extremo.

Fotos de este nuevo ejemplar y el agradecimiento a la Virgen de Itatí y a nuestro Paraná que siempre nos regala estas lindas emociones.

El viento había mermado bastante, y el río nos permitió navegar para fotografiar desde el agua, la imponente imagen de la Basílica de Itatí.

Al otro día habíamos programado ir en busca de los dorados… pero eso será para otro artículo.

Hoy quería contarles que Itatí comienza una linda temporada de pesca, con dorados, surubíes, bogas, y estos pacúes que siempre te quitan el sueño!!

Puerto Paraíso – Itatí

Habitaciones climatizadas, amplísimas, con baños muy cómodos y TV por cable. Posee también lanchas pescadoras, equipadas con todos los elementos que garantizan la seguridad y una excelente navegación, con motores 4 tiempos. El servicio todo incluido: contempla desayuno, almuerzo y cena, lanchas, guías, combustible, y alquiler de equipos de pesca. El servicio es completo, atención especial a grupos de pescadores.

Consultas al WhatsApp 54 9 3781 608638

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